Capitulo 4 dejo de ser una niña antes mis ojos 1/2

David Müller

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Entre la familia Müller y los Vannecelli, se estableció una conexión a través de mi tía y también por mi hermana Ángela, quien se casó con el actual líder de la organización italiana. Mantuvimos la tradición de asistir a los cumpleaños del Sr. Brytiago y la Sra. Isabela, ya que, cuando éramos pequeños, nos trataron como a sus nietos, por lo que les tenemos un gran aprecio. He notado las miradas de Alicia, la hija de Thyler Vannecelli, responsable del armamento de la organización, y de su madre Harper Castro, quien posee una gran fortuna y también dirige las empresas Castro.

Alicia ha intentado acercarse a mí en un par de ocasiones, pero siempre se ha arrepentido. No le di mayor importancia, hasta el cumpleaños del Sr. Brytiago, donde tomó de mi bebida. En unas horas, conocería a la modelo italiana que había insistido en verme. Cuando me percaté de que se acercaba alicia, ocurrió lo mismo que antes; se detuvo y trató de retroceder, pero esta vez le hablé y la saludé. Al girarse y responder a mi saludo, la analicé: era una joven muy bonita, con el cabello rizado como el de su madre, piel trigueña y ojos verde claros. Su belleza era cautivadora.Comencé a interactuar con ella, pero su padre apareció, ya que se había demorado. Él es muy protector y no le gusta que nadie se acerque a su hija, algo que comprendo; si tuviera una hija así, también la protegería. Mientras conversaba con el Sr. Thyler sobre algunos negocios, me di cuenta de las miradas que me dirigía Alicia y, por supuesto, yo también la miraba. Su belleza llama la atención; probablemente tiene muchos admiradores en la escuela. Al finalizar la fiesta, la vi salir de la mansión, así que me acerqué a ella y le entregué mi tarjeta por si alguna vez visitaba Alemania o necesitaba algo, pudiendo contar con un amigo. Ella aceptó la tarjeta y se despidió.

Luego subí al auto en dirección al departamento de la modelo. Al llegar y tocar su puerta, ella me abrió tras unos segundos, vistiendo solo ropa interior, luciendo muy atractiva. Me saludó de manera coqueta y, sin responder, la atraje hacia mis labios. Caminó hacia el interior del apartamento y cerró la puerta. En medio de un intercambio de besos, escuché vibrar mi teléfono. Cuando lo revisé, era un mensaje de Alicia. Contesté rápidamente y dejé el teléfono en la mesa; ahora debía concentrarme en la hermosa modelo que tenía frente a mí.

Pasaron los meses, y entre el trabajo, mi puesto como sublíder y la gestión de las empresas de mi padre, no fue fácil. Mi hermana mayor asumió la responsabilidad de las empresas de mi madre, lo que aliviaba un poco la carga. Con tanto estrés, necesitaba la compañía de una linda chica, y aquella modelo sabía cómo relajarme. Estaba sentado en el sofá, disfrutando de un whisky, mientras ella estaba sobre mí besando mi cuello y desabrochando los botones de mi camisa. De repente, mi teléfono sonó. Al abrir el mensaje de Alicia, mis ojos se abrieron de sorpresa; era ella en uniforme escolar, y en la foto se podían ver sus hermosas piernas, con su camisa deslizándose por sus hombros, mostrando su pecho y su sujetador rosa. Tragando en seco, no pude evitar morderme el labio. Era evidente que ya no era una niña.

La modelo, al percatarse de mi distracción, tomó mi rostro, me obligó a mirarla y me besó con desesperación. Mientras la besaba, le envié un mensaje a Alicia preguntándole qué significaba aquello. Al instante, me respondió que no era para mí, que lo sentía y que debía borrar la foto. Al recibir ello, arqueé una ceja, aparté a la modelo de encima mío y le pregunté a Alicia cómo le daba por enviarle ese tipo de foto a otro hombre. Luego entré a mi habitación mientras escuchaba que la modelo me llamaba, pero eso no me interesaba; lo único que deseaba era saber si Alicia tenía novio y por qué había enviado esa foto. Tras hablar con ella, me tranquilicé al saber que no tenía pareja y que yo era el único que había recibido esa imagen. Le hice prometer que no volvería a enviar fotos de ese tipo y que no tuviera novio. La hice Comprender que aún no estaba lista para una relación. Desde entonces, no he podido sacarme de la cabeza esa foto; la analizo a menudo. Ya no es una niña, se ha convertido en toda una mujer y me interesa, aunque me reprendo porque ella aún es menor de edad y yo tengo diez años más que ella. Sin embargo, al final, la edad es solo un número... Aunque mi razón me dice que no está bien, decidí que solo seríamos amigos.

Al salir de la habitación, vi a la modelo sentada, con los brazos cruzados. Le pedí que se fuera y que la vería más tarde, mientras dirigía mi vista hacia el teléfono y continuaba conversando con Alicia. Ella, visiblemente molesta, se retiró, y yo me acomodé en el sofá, siguiendo con mi conversación.

Los días transcurrieron como una promesa. Estaba a unas cuadras de su escuela, como me lo había pedido. El chofer me informó que ella ya se acercaba.

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