CALEB.
Al ver su cara, caigo en cuenta de que no estoy soñando. Está igual que la última vez. Trato de decirle algo, de reclamarle dónde estuvo todo este tiempo, pero nada sale de mi boca.
—¿Qué pasó? —me pregunta, con voz de preocupación.
No comprendo el porqué de su pregunta, hasta que la veo correr hacia mí y me doy cuenta a qué se refiere. Entonces, vuelvo a caer en cuenta del cuerpo inerte de mi hermano en el suelo. Cuando ella llega, ni siquiera me importa pelear, solo me importa mi hermano... mi hermano muerto.
—¡ABRE LOS OJOS! —le grito, con la voz quebrada.
—Caleb, basta, está muerto... Ya
no hay nada que hacer —me responde, con un tono de dolor.
—Tú... —volteo a verla con odio y veo el desconcierto en su cara—
Tú estabas aquí y dejaste que lo mataran. Tú permitiste que él muriera en manos de mi padre.
—No, Caleb, yo no. No es lo que crees... Recién escapé de las manos de tu padre.
—¿Y yo cómo estoy segu...? —no termino de hablar, ya que un chico de complexión ancha aparece, y me anticipo a tomar nuevamente el arma, preparándome para dispararle si es necesario.
—Morgan, tenemos que irnos, nena... Él ya se debió de dar cuenta de que escapamos. Tienes que esconderte —le dice, con un tono de urgencia.
—¿Nena? ¿Todo este tiempo estuviste con él?... ¿Y ni siquiera pudiste decirnos que estabas viva? Todos lloramos y sufrimos tu muerte —le reclamo, con el corazón en la mano.
—Morgan, no tenemos mucho tiempo, tenemos que irnos, ¡YA! —dice el chico, con más desesperación.
—¿Llorando y sufriendo mi muerte? Dios, eres un maldito mentiroso... ¿Lloraste mientras te metías entre las piernas de la "aparecida" esa llamada Sofía? —me reprocha.
¿Cómo demonios supo eso? Trato de encontrar en sus ojos algo que me dé una señal de cómo se enteró, pero su mirada no me dice nada. Y cuando estoy listo para recriminarle todo, el chico extraño la toma de la mano y la jala hacia la salida abandonado lugar... y entonces desaparece de mi vista, dejándome perplejo y totalmente confundido. Mi mirada se queda completamente perdida. No sé qué hacer... qué decir o a dónde ir.
De pronto, escucho el frenazo de un auto, pero siendo sincero, ya no me importa si es mi padre, la policía o incluso los chicos... Solo quiero terminar con todo esto ya.
—Cal... mierda —dice una voz.
—Connor... —susurro—. Está muerto... y ella lo permitió.
—¿Ella? ¿Quién es ella? —pregunta una voz.
—Morgan —respondo.
—¿Morgan? ¿Te sientes bien? Recuerda que Morgan murió —dice, con un tono preocupado.
—Estoy... estoy bien y sé perfectamente lo que miré. Era ella y estaba con un chico.
—Caleb, hermano, ustedes la vieron disparar directamente en su boca y después caer al suelo. Hermano, ella murió para salvarlos. ¿Tú crees que ella hubiese permitido que mataran a Connor? Ella no es así. La conocías tanto como yo. Ella prefería ser pisoteada antes de ella pisotear a otros, nunca le gustó aprovecharse de nadie, ni mucho menos dejaría morir a alguien, aun sin importar si conoce a la persona.
—¡Y entonces como cojones explicas que minutos después de que yo llegue, ella apareció, se planto frente a mi y como si nunca se hubiera ido menciono mi nombre! —grito, con lágrimas en los ojos.
—Hermano, creo que lo mejor será que te llevemos a tu casa para que descanses y trates de procesar todo lo que pasó. Tal vez la muerte de Connor en este lugar te recordó a la de Morgan y por eso imaginaste verla aquí
—dice Hunter, con voz suave.
—Caleb, ¿qué pasa, por qué no suben al...? —pregunta Sofía, y la pregunta queda en el aire al momento en que se da cuenta de lo que pasa. Sus ojos se abren de golpe al verme, con los brazos llenos de sangre y a Connor entre ellos, que yace inerte.
—Sofía, deberías de volver al auto —le dice Hunter.
—Hunter, ¿qué pasó? ¿Él está herido? —pregunta Sofía, con voz temblorosa.
—No, claro que no, solo que la muerte de Connor le afectó demasiado —le responde.
Dijo, al mismo tiempo que me volteo a ver y mi mirada perdida mientras murmuro algo inentendible.
—¿De qué manera le afectó que te hace ver tan pálido? —pregunta Sofía, con insistencia.
—Creo... creo que pensó que Morgan estaba aquí y la culpa por no haber salvado a Connor, incluso dice que la vio con un chico y está convencido que ella le llamó por su nombre.
—Cuando dices Morgan, ¿te refieres a su exnovia, la que se supone que el papá de Caleb mató? —pregunta Sofía.
—Así es, pero sé que es totalmente ilógico y descabellado porque ella misma disparó de la pistola frente a Caleb y Megan, incluso frente a su propio padre y lo hizo por no tener que elegir a quien de ellos mataría.
—Por lo tanto no crees posible que ella esté viva, porque no dejaría que mataran a Connor, ¿es eso lo que tratas de decir? —pregunta Sofía, con un tono serio.
—Por eso creo que Caleb está muy afectado con las muertes de ambos en este mismo sitio, y le afectó a tal grado que asegura haber visto a Morgan en carne y hueso —le dice Hunter.
—Dios, tenemos que ayudarlo. Tal vez no pueda salir de esto —dice Sofía, con preocupación.
—Sí, pienso lo mismo —le digo.
HUNTER.
Un día después...
El velorio de Connor sería hoy. Yo tuve que hacer todos los preparativos ya que Caleb se encontraba muy indispuesto, puesto que desde el día que encontró a su hermano muerto no deja de decir el nombre de Morgan. Es como si estuviera en una especie de shock. Me miro al espejo y solamente veo a un chico que ya ha perdido no a uno, sino a dos amigos por culpa de la misma persona podrida.
A través del espejo, veo a Dylan aparecer y su mirada está pasmada. Espero a que diga algo como que Caleb entró en una crisis de locura, pero de su boca solo sale:
—Hunter, tienes que ver esto.
En ese momento, me tranquilizo al saber que no pasa nada demasiado grave, o eso espero, porque la manera en la que lo dijo sonaba aterrado.
—¿Ver qué cosa, Dylan? —le pregunto.
Sin perder tanto tiempo, le sigo por toda la casa mientras entra a la habitación de Sofía y después a la de Madisson y les dice lo mismo que me dijo a mí. Totalmente confundidos, lo seguimos por toda la primera planta de la casa, esperando ver algo tan estúpido como es usual en él, pero en lugar de eso, camina rápidamente al exterior de la casa, en dirección al patio para ser más preciso.
Cuando llegamos a donde se supone que vamos a hacer la ceremonia del funeral de Connor, todos nos detenemos abruptamente y creo que, al igual que yo, estamos todos asombrados, confundidos, felices y también pasmados... pero lo que más siento yo es enojo.
—Tanto tiempo sin vernos... amigos —dice una voz, con un tono dulce.
Lo único que todos soltamos al unísono fue:
—MORGAN
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