La puerta se cerró de un portazo tras la omega, que había decidido marcharse tras el escándalo.
Seong-Min ni siquiera la despidió.
Seguía de pie en la sala, con los brazos cruzados, los ojos clavados en los dos invasores que ahora ocupaban su sofá como si fuera su parque personal.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Voy a preguntarlo una sola vez más–
*dice, con voz ronca, cansada*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué demonios hacen aquí?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
*sentado con las piernas cruzadas, levanta la vista del control remoto*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Ya lo dijimos: vinimos a conocerte. Eres nuestro otro papá–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡NO soy su papá!–
*gruñe, alzando la voz*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué parte de eso no entiendes?–
Park Kyung-Min [D.R.D]
*se encoge ligeramente*
Park Jong-Suk [D.R.D]
*sin inmutarse*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–La parte en la que tienes la misma nariz que yo–
*responde*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–También el mismo ceño fruncido...–
*susurra*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Papá dice que hago esa cara cuando me enojo. ¡Igual que tú!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Eso no prueba nada!–
*gruñe, llevándose las manos al cabello*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Podrías parecerte a mí por casualidad–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Además, ¿qué clase de padre deja que sus cachorros vaguen solos por la ciudad?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No nos dejó! ¡Nos escapamos!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Eso lo empeora!–
Park Kyung-Min [D.R.D]
*tira suavemente del suéter de su hermano*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Jong-Suk… tal vez deberíamos irnos–
*susurra*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No!–
*se levanta de un salto*
Kim Seong-Min [D.R.D]
*arquea una ceja*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No me voy hasta que me escuches!–
*dice, señalándolo*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡No tienes idea de cuánto deseaba conocerte!–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡Tú estabas ahí! ¡Él te recuerda aunque diga que no!–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡Y tú… tú también tienes que recordarlo!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Yo no recuerdo nada–
*murmura, con más cansancio que furia*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No recuerdo haber estado con un alfa… ni haber tenido hijos–
Park Jong-Suk [D.R.D]
*aprieta sus puños*
Luego, sin decir nada, se giró y entró corriendo al pasillo.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Oye!–
*o sigue, furioso*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿A dónde crees que vas?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡A explorar! ¡Este también es mi apartamento!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No lo es!–
El cachorro lo ignoró olímpicamente.
Abrió la primera puerta que encontró.
Gimnasio privado.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¡Guau!–
*sus ojos brillan*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–¿Tú entrenas aquí?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Sí, y no toques nada. Es caro. ¡Es mío!–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–También es mío si soy tu hijo, ¿no?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡NO LO ERES!–
*gruñe frustrado*
Mientras discutían, Kyung-Min entró tímidamente al baño principal.
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Tiene ducha de lluvia…–
*susurra*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Y jabón con olor a café…–
Seong-Min se giró a verlo, parpadeando.
¿Por qué estaban oliendo su jabón?
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Fuera los dos! ¡Fuera!–
*empujando a ambos hacia la sala*
Park Jong-Suk [D.R.D]
*se deja llevar*
Park Jong-Suk [D.R.D]
–No sé cómo alguien tan gruñón pudo ganarse a papá…–
*murmura*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Yo tampoco sé cómo terminé en esto!–
Cuando llegaron a la sala, los niños se subieron al sofá otra vez. El Delta se dejó caer en el sillón opuesto, frotándose las sienes.
Silencio.
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Tienes hambre?–
*pregunta de repente*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Yo? ¿Qué…?–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Podemos cocinar. Papá nos enseñó. Hacemos los mejores panqueques–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Yo no como panqueques–
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Y café?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Eso sí–
*gruñe*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–Perfecto–
*sonríe*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Dónde están los ingredientes?–
Entonces el delta entró en razón y se levantó bruscamente.
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡Basta! ¡Esto no es una casa de campo!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No voy a cocinar contigo, ni a abrazarte, ni a contarte cuentos!–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¡No soy su papá y no quiero tener nada que ver con esto!–
Jong-Suk lo miró en silencio. Luego bajó la vista. Por un segundo, pareció afectado. Pero luego habló con suavidad.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Eso dijiste en la televisión también. Que no querías a nadie. Que solo luchas para ti.–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Quizás por eso papá siempre apaga la TV cuando sales tú–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–No quiere que pensemos que no vales la pena–
La frase cayó como un puñal.
Y sin esperar respuesta, Jong-Suk se giró hacia su hermano.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Vamos. Ya sabemos que no nos quiere–
Pero no se movieron.
Seong-Min se quedó allí, helado. Algo en su pecho rugía… algo que no estaba listo para aceptar.
.
.
.
.
.
.
La noche había caído sobre Seúl, silenciando el bullicio del día.
En el interior del apartamento, Seong-Min permanecía sentado en el sillón, con una cerveza medio vacía en la mano y la mirada perdida en el televisor apagado.
Los gemelos dormían en el sofá, enredados bajo una manta que él mismo había arrojado con torpeza.
No sabía en qué momento lo había hecho. Ni por qué.
Solo… lo hizo.
Un gruñido profundo, casi inaudible, vibraba en su pecho. Su Delta estaba intranquilo.
Desde que los niños se quedaron dormidos, ese impulso animal había estado husmeando bajo su piel, golpeando su interior con ansiedad.
Pero Seong-Min lo empujaba hacia abajo con fiereza.
No tenía sentido.
Nada de esto lo tenía.
Y entonces, alguien tocó la puerta.
El golpe seco, apresurado, le hizo pararse de golpe. Su instinto, todavía alerta tras años en el ring, reconoció la ferocidad en ese llamado.
Abrió la puerta sin preguntar.
Y allí estaba. Park Ji-Sung.
El alfa puro no lucía como el apacible dueño de un café que uno imaginaría.
Su rostro mostraba desesperación, las mejillas encendidas, la respiración agitada. Vestía simple, pero con las manos temblorosas aún por el pánico del día.
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Dónde están?–
*pregunta, sin saludo, sin cortesías*
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Dónde están mis hijos?–
Shin Tae-Bok [D.D]
–Señor, intente detenerlo, pero...–
Park Ji-Sung [A.D]
–Mis hijos. Ahora–
*serio*
Seong-Min no tuvo tiempo de responder.
Ji-Sung ya había entrado, recorriendo con la mirada el apartamento hasta verlos.
Corrió hacia el sofá y se arrodilló frente a ellos.
Park Kyung-Min [D.R.D]
*parpadea al sentir el aroma familiar*
Park Kyung-Min [D.R.D]
–¿Papá…?–
Park Ji-Sung [A.D]
–Estoy aquí, cariño–
*susurra, abrazandolo con fuerza*
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Qué demonios estabas pensando?–
*voltea a ver a Jong-Suk*
El niño evitó su mirada, pero no se defendió.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Lo siento–
Park Ji-Sung [A.D]
*los abraza a ambos, apretandolos contra su pecho*
Kim Seong-Min [D.R.D]
*con la mirada fija en estos, apoyado en el umbral*
Park Ji-Sung [A.D]
–No voy a perderlos–
*susurra entre dientes*
Park Ji-Sung [A.D]
–No otra vez–
Pasaron unos segundos antes de que se pusiera de pie, con los gemelos a cada lado.
La mirada que le lanzó a Seong-Min era afilada, protectora, helada.
Park Ji-Sung [A.D]
–No quiero explicaciones. No me interesan tus excusas–
Park Ji-Sung [A.D]
–Solo vine por ellos. Y me los llevo–
Kim Seong-Min [D.R.D]
*cruza los brazos*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–No los obligué a venir–
Park Ji-Sung [A.D]
–¿Y eso qué importa?–
Park Ji-Sung [A.D]
–Son niños, no tienen por qué entender los riesgos–
Park Ji-Sung [A.D]
–Pero tú sí–
Kim Seong-Min [D.R.D]
–Lo único que hice fue abrir la puerta–
Park Ji-Sung [A.D]
–Pues más te valía no haberla abierto nunca–
La tensión entre ambos era densa, electrizante.
Pero antes de que Seong-Min pudiera contestar, Jong-Suk se soltó de su padre, dándole la espalda.
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Lo dijo en serio, ¿verdad?–
Kim Seong-Min [D.R.D]
*frunce el ceño*
Kim Seong-Min [D.R.D]
–¿Qué cosa?–
Park Jong-Suk [D.R.D]
–Que no nos quería. Que no le importábamos. Que no era nuestro padre–
La voz del cachorro sonaba vacía.
Park Kyung-Min [D.R.D]
*con los ojos vidriosos, baja la cabeza*
Y entonces pasó: Seong-Min sintió cómo su Delta se agitaba con violencia dentro de su pecho.
Un rugido reprimido, como si su propio cuerpo protestara por dejar ir aquello que aún no comprendía del todo.
Un impulso lo empujó a dar un paso. A hablar. A detenerlos.
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