Con una rápida mirada a su alrededor para asegurarse de que no lo estaban observando, Jimin se arrastró hacia la puerta de la oficina. Presionó su oído contra la madera fría, esforzándose por escuchar las voces apagadas en el interior. El profundo barítono de Jungkook era inconfundible, pero Jimin no podía entender las palabras. De repente, la manija de la puerta giró. Jimin saltó hacia atrás, su corazón se aceleró mientras buscaba frenéticamente un escondite.
Jimin volvió a sus sitos y el miedo lo invadió. El aliento de Jimin se detuvo en su garganta mientras regresaba rápidamente a la sala de estar, su corazón latía salvajemente en su pecho. Se sentó en el sofá, tratando de parecer indiferente mientras tomaba el controlador y reanudaba el juego. Sus manos temblaron ligeramente, traicionando su nerviosismo.
En ese momento, Jungkook entró en la habitación, sus agudos ojos escaneando el rostro de Jimin. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras caminaba hacia el sofá y se apoyaba en él, elevándose sobre Jimin.
Jungkook
No te escuché irte
dijo con calma, pero había una amenaza subyacente en su voz
Jungkook
Se suponía que debías quedarte quieto
Jimin tragó saliva, sintiendo una gota de sudor gotear por su cuello. Evitó la mirada de Jungkook, enfocándose intensamente en la pantalla del juego.
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