—Disculpa... ¿Tú eres Han Nelly?
Luego de haber sido recibida por el doctor Park, seguridad me guió fuera del edificio principal hacia el residencial del personal médico, dónde viviría.
La enorme estructura de dos plantas con forma de H situada del lado izquierdo del vergel delantero, no rompía con aquel aura antigua del resto del psiquiátrico.
Aunque por fuera se viera de aquella manera, por dentro la residencia era acogedora. Contaba con salas comunes perfectas y cálidamente ambientadas con varios sillones grandes, TV 's, bibliotecas con toda clase de libros, lavanderías las 24 horas, cocinas completamente equipadas y habitaciones individuales.
Me habían designado la habitación 008 y contaba con una cama, escritorio, clóset, baño privado y un amplio ventanal con vistas al jardín. Un cuarto bastante completo considerando su pequeño tamaño.
Me permitieron un tiempo para acomodar mis pertenencias cómo ordenar la ropa dentro del clóset, productos de higiene en el baño y algunas otras cosas cómo mi laptop y demás. Posteriormente me invitaron a recorrer las instalaciones.
El personal de seguridad se encargó de mostrarme las dos primeras áreas del hospital sobre el ala Este; visitamos el ÁREA VERDE, un sinfín de pasillos y puertas con seguridad distendida dónde yacían aquellos pacientes recuperados y a punto de alta, todos se veían amables y tranquilos. Las enfermeras me dieron la bienvenida con mucha calidez.
Seguimos por el ÁREA AMARILLA, casi tan inmensa cómo la anterior, con una seguridad más moderada; allí mantenían bajo intensos tratamientos a aquellos pacientes con enfermedades mentales menores qué habían sido internados recientemente y estaban en proceso de adaptación y control. Las labores del personal médico se veían un poco más atareadas.
Finalmente me llevaron a las salas de terapias, la cafetería y las salas comunes para visitas de familiares. Sin embargo, no pasamos al ala Oeste dónde se encontraba el área de la que ahora estaba a cargo.
Mi día terminó con ése último recorrido y volví a la residencia para darme un baño y a dormir.
Ahora estaba en el área administrativa, vistiendo mi ambo blanco, preguntando por el auxiliar de apoyo que se me había asignado, de acuerdo a las descripciones que me habían dado. Una joven de cabellera rubia que estaba platicando muy entretenidamente con la secretaria, se giró para enfrentar a quién había preguntado por ella, cuándo notó mi presencia, me echó una indiferente observación de arriba a abajo y me miró a los ojos mascando su chicle cómo si fuera una vaca pastando.
—Si, lo soy —dijo — ¿te puedo ayudar en algo?
—Soy Kang Aerin, la nueva encargada del Área Roja.
—Aah... Con que tú eres la nueva —dijo con una sonrisa en el rostro.
—Eso parece... —dije incomoda — el doctor Park me indicó que serías mi auxiliar de apoyo.
Nelly y la secretaria se miraron de reojo cómo si me estuvieran juzgando burlonamente de una manera que únicamente ellas comprendían. Siempre fui una persona "amor y paz" pero situaciones cómo esas en las que era tomada de broma no me caían nada bien.
—Ése viejo, ya me va a escuchar... —la rubia chasqueó la lengua ofuscada — se piensa que soy niñera.
—Pues fíjate que no necesito de una "niñera" —hice comillas — simplemente dame las historias médicas de mis pacientes y te dejaré tranquila, sé apañármelas sola sin tu "apoyo".
—Vaya, no eres tan tonta cómo pareces... Qué va, si el viejo me había notificado una semana atrás que vendrías —dijo saliendo de detrás del escritorio — aunque no lo creas pagan un extra por ser auxiliar, por éso lo hago y no porque tenga ganas de educar a chiquillas de ciudad cómo tú.
—Han ya para tu actuación —la regañó la secretaria — te guste o no, ella está en una postura de mayor rango a la tuya.
—Y es injusto, llevo aquí dos años y ése viejo idiota ni siquiera me tuvo en cuenta cuándo fui a presentarme para asumir el cargo y ser la jefa del área roja —se quejó.
—Mira Nelly, sinceramente no me interesan los problemas que tengas con el director, al fin y al cabo yo vine a trabajar y no para que hables de mí cómo si me conocieras —dije con seriedad —, pero te voy a pedir encarecidamente que seas la "profesional" que me pintó el señor Park y hagas la simple labor de mostrarme mi área de trabajo y me entregues las fichas.
La rubia ni siquiera se movió, se quedó allí con los colores subiendo por su rostro.
—Han, será mejor que hagas lo que te pidió o tendré que notificarle ésta falta de respeto al doctor Park —amenazó la secretaria.
—Que te jodan, Laurel —murmuró Han —. Bien cómo sea, toma tu jodido pase de área y ven conmigo.
Han me entregó de mala gana una tarjeta magnética y una identificación con mis datos, ambas encapsuladas en estuches de plástico sin bordes filosos. Guardé la tarjeta magnética en el bolsillo izquierdo del ambo, me colgué del cuello la identificación y seguí a la rubia quejosa a través de los pasillos.
A medida que avanzaba hacia el ala Oeste, noté cómo la seguridad incrementaba. Desde guardias y cámaras en todos los pasillos, timbres antipánico y blindaje tanto en puertas cómo en ventanas.
Detuvimos nuestros pasos cuándo divisamos el cartel sobre el marco del umbral, indicando que habíamos llegado al "NIVEL 3, ÁREA ROJA". Nelly apoyó con sutileza su propia tarjeta magnética sobre el control de accesos anclado a la pared y las dos hojas blindadas se retiraron en sentidos opuestos, dejándonos el camino libre.
Al cruzar las puertas un guardia de seguridad se acercó a nosotras, pidiendo corroborar que no lleváramos ningún elemento de riesgo encima.
—Nada de objetos afilados o punzantes, ni de vidrio o cerámica, ni cortantes qué puedan ser modificados —dijo palpando respetuosa y superficialmente mi cuerpo —, no se permiten sustancias tóxicas o inflamables. Electrónicos o cables. Materiales, productos sensibles, ni objetos de uso personal potencialmente peligrosos. Tampoco ropa y accesorios con riesgo de estrangulación, ni comida o utensilios de cocina riesgosos y del exterior.
—Tranquilo Hyun, ella es la nueva jefa de área —dijo Nelly esperando que el mencionado termine de revisarla — seguro se sabe las normas punto por punto.
El tono burlón de Han era cómo un click en mi cabeza que me ponía de mal humor. Trabajar con ella sería una desdicha.
—Éso es todo —dijo el seguridad —, bienvenida Aerin, mi nombre es Yu Hyun, soy el guardia del turno matutino.
—Es un gusto Hyun —dije regalándole una sonrisa cordial.
—Bien, escucha princesita, aquí no estás trabajando en un hospital pediátrico, ni con niños con cáncer, ni afectados por el divorcio de sus padres —dijo retadora Han — éstos tipos son unos jodidos enfermos mentales y no por nada están en éste área, es una puta casa de locos. Así que si vas a largarte a llorar o vas a tenerles un gramo de empatía, puedes ir despidiéndote del cargo.
—Sé muy bien en dónde estoy, gracias por tu innecesaria asesoría —respondí hastiada.
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