Soy Perla Brito Solis, y estoy sumida en una gran tristeza el día de hoy, bueno, ya tengo así una semana, desde que al idiota de mi novio, o ex novio ahora, se le ocurrió la brillante idea de pasarme a su amante por delante. El fin de semana pasado yo había acompañado a mis dos mejores amigas, Ximena y Tania a comer, ya que según Martín, o sea el infiel, tenía trabajo pendiente y no podría verme ese día. Al llegar al restaurante nos sentamos y no lo vimos, sino hasta que Tania fue al baño, lo vio muy cariñoso con la tipa esa, claro está que mi amiga corrió a informarme no sin antes tomar una foto como evidencia, yo no sabia que hacer, pero Ximena se levantó de la mesa y se dirigió hacia donde estaba Martín, en automático Tania y yo fuimos tras ella y lo encontramos infraganti, Ximena lo confronto diciéndole que como era posible que me hiciera esto, a lo que él cínicamente respondió que bueno, como ya me había enterado pues diera por terminado nuestro noviazgo.
Mis amigas me llevaron de regreso a nuestra mesa y despotricando en contra de la pareja, pagaron la cuenta y me trajeron a casa.
Ya tenía dos años de relación con el innombrable, me veía casada con él, estaba muy enamorada, nunca creí que me fuera infiel, pero mejor haberme enterado antes de seguir perdiendo el tiempo con él o incluso antes de casarnos.
Antes de seguir, comentó algo de mi historia, soy la primogenita de la familia, tengo 24 años, mi padre, Alonso que en paz descanse era ingeniero y mi madre Marina, ama de casa, eran una pareja dispareja, no se muy bien que encontraron uno en el otro, pero por ahí dicen que los polos opuestos se atraen y creo que eso les pasó a ellos. Tengo solo un hermano, Moisés de 22. Soy blanca y de facciones finas como mi madre, cabello castaño, ondulado qué me llega a los hombros y ojos verdes, delgada pero de buena figura, lo único que no me gusta de mi cuerpo es mi estatura, soy muy bajita, apenas mido 1.54
Soy licenciada en mercadotecnia y trabajo para una empresa de distribución de alimentos.
Mi amiga Tania siempre ha estado conmigo, literal, ya que su papá era muy amigo del mio, como ella es más grande por seis meses que yo, me conoció cuando yo nací. Desde entonces nunca nos hemos separado, es como si fuéramos primas o algo así. Es muy hermosa, no es muy alta, pero si más que yo, blanca, cabello negro y lacio qué le llega casi a la cintura, tiene muy buen cuerpo y mejor carácter, siempre está de buen humor. Es una chica muy responsable, estudió veterinaria y conoció a su novio en la universidad ya que estudiaron la misma carrera, aunque el estaba un año adelante de ella, Mateo es un buen chico y cuenta con 26 años, moreno, alto y no muy guapo, pero muy varonil, y lo que más importa es que está perdidamente enamorado de Tania.
A Ximena la conocí en el trabajo, cuando yo comencé en la empresa fue la primera que me recibió y desde ese momento congeniamos tanto que nos volvimos inseparables, así cuando presente a mis dos amigas, se formó un trío. Ellas también se llevaron bien. Ximena es una bomba, morena, alta, curvilinea, cabello negro y rizado qué sabe llevar todos los estilos posibles, mi amiga es un camaleón, de carácter alegre, pero también explosivo, muy fiestera, esta soltera porque le han rotó el corazón un par de veces y dice que se está tomando unas vacaciones de las relaciones formales, qué más adelante sentará cabeza, pero yo no lo creo. Tiene una familia muy tradicional donde no encaja mucho, sus papás son muy serios y chapado a la antigua, menos mal que su hermano Daniel siempre intercede por ella y la saca de problemas. El es un sol, es economista y mayor que ella, pero la adora.
Volviendo al relato, hoy no tengo ganas de nada, tengo que limpiar el departamento y por la tarde mis queridas amigas reservaron en un restaurante italiano qué me gusta mucho para una tarde de pizza y cervezas, quieren subirme el ánimo, de hecho querían ir a bailar pero no estoy de humor para eso.
Me apuro con los quehaceres y me arreglo sin mucho cuidado, jeans zapatillas, una blusa bonita y mi chamarra de piel. Me dirijo al centro comercial donde está el restaurante, es extraño pues me siento vigilada, la hostes me recibe y me lleva a la mesa donde mis queridas amigas me esperan y me reciben gustosas. Hacemos nuestro pedido y ya no tengo esa sensación, seguro son mis nervios. Bueno, a comer, beber y distraerse un rato.
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