...EUDORA:...
El sir era un pesado en los entrenamientos, no tenía consideraciones, yo tocaba el suelo más veces de lo que estaba de pie, me dolían los músculos y las extremidades. El palo que estaba usando de espada no me ayudaba en nada, mientras el sir esquivaba una y otra vez, atacaba sin piedad, yo apenas podía esquivar.
Todos los días entrenaba, pero cada vez tenía más moretones.
Mi progreso era lento.
— No sea tan rudo con la chica — Opinó el capitán Alber mientras yo volvía a caer — Es solo una señorita.
El sir le lanzó una mirada fulminante.
¿Quién lo diría? Él no lucía tan fuerte, tenía pocos músculos.
Sus brazos hombros y piernas que eran poderoso, era ágil y bastante rápido. Estaba tonificado, pero no tenía un cuerpo enorme como el de Roquer.
Ya me había quedado claro que la fuerza no siempre dependía del tamaño del músculo.
Ni siquiera sudaba.
— Por hombres como usted, la mayoría de las mujeres no pueden defenderse cuando un hombre las agrede — Gruñó, apuntando su espada hacia él.
El capitán se tensó.
Nunca me cortaba con ella, siempre usaba la parte sin filo, pero si me hacía caer y me daba golpes, también entrenaba con los puños y en ningún momento se dejó tocar por mí, mantenía la distancia y solo conectaba sus ataques velozmente.
Yo no podía ni hacerle un rasguño.
— Tiene razón, pero también es una señorita y es delicada.
— No, está bien — Dije, levantándome costosamente — Tengo que ser fuerte — Solté un gruñido.
— Por supuesto que debe serlo — El sir elevó una comisura, parecía orgulloso.
— Usted ya es fuerte — Elogió el capitán y lo observé.
— Gracias.
Era muy amable y tierno.
Me sonrió.
El sir me lanzó un ataque desprevenido, bloqueé a duras penas, apretando mis dientes, centrando la fuerza en mis piernas.
— La ventaja de entrenar en un barco es que el equilibrio se fortalece — Dijo el sir, retrocediendo — Capitán, no pierda el rumbo.
— No lo pierdo — Cortó con disgusto, alejándose para ir a tomar el timón, uno de los marineros estaba dirigiendo el barco.
— Las distracciones no son buenas cuando peleas — Gruñó el sir, su piel blanca empezaba a enrojecer por el ajetreo, atacó nuevamente.
— No estaba distraída, me tomó por sorpresa — Salté, tratando de esquivar.
Se giró, lanzando su pierna hacia mis pies, salté a tiempo y me sorprendí a mi misma por mi respuesta, ese era un avance.
— Su gusto por el capitán la tiene demasiado distraída — Dijo, sin dar tregua, dió varios ataques mortales con la espada, me agaché, me moví al lateral y salté varias veces, luché para no caer nuevamente.
— ¿Qué importa si me gusta? — Reclamé.
Se detuvo en seco y apretó su mandíbula.
— Está en entrenamiento — El verde de sus ojos se volvió como el jade — No tiene permitido distracciones — Enseñó sus dientes.
— ¿Cuándo inventó esa regla? — Espeté, jadeando por el esfuerzo físico.
Su mano se apretó en el pomo de su espada.
— Si quiere ser eficiente, entonces le recomiendo centrarse en lo importante.
— Es lo que hago — Jadeé.
— No lo hace bien.
— He hecho todo lo que usted dice, estoy progresando — Dije, con mi pecho agitado.
Atacó, bloqueé, el palo chocaba con su espada.
— No me parece — Lanzó otro ataque, gemí cuando me dió en el trasero. El ardor casi me afloja las lágrimas. Lo fulminé con la mirada — Tiene que cuidar su retaguardia también.
Me sentí furiosa.
Ataqué, bloqueó ágilmente, intenté darle en la cabeza y en el abdomen, danzó sin esfuerzo.
Maldito, lo odiaba.
Tenía que hacer algo astuto.
Di la misma serie de ataques al propósito para que se confiara, cabeza, abdomen pies, empecé nuevamente.
Reparé algún espacio para atacar.
Justo cuando alzaba el brazo para detener mi ataque en la cabeza, me agaché para fingir atacar su abdomen.
Lancé una patada a sus piernas.
El sir cayó de rodillas.
Sonreí y no me detuve, lancé la bara hacia su cabeza.
Elevó el brazo, la espada cortó la bara.
Usó el lado filozo.
Salté hacia atrás, el filo cortó unos mechones de mi cabello.
Aventé la mitad del palo que me quedó en la mano.
Pudo haberme matado.
Él elevó su rostro, el mechón largo de su cabello se le fue a la cara, me observó.
Me marché después de lanzarle una mirada furiosa.
...****************...
Comí como salvaje, masticaba apresuradamente.
— Tienes buen apetito — Dijo el cocinero — Comes más que la flota entera, cuidado los dejarás sin comer — Era un chico joven y flaco.
— Las señoritas melindrosas no son nada atractivas, chicas con tu apetito son las que valen — Comentó el capitán, comiendo en la misma mesa que yo.
— El entrenamiento me tiene hambrienta.
— El sir te explota demasiado — Protestó el capitán, me gustaba más comer en la cocina.
Comer acompañada era mejor.
Los hombres de la embarcación me trataban bien, por ser la única mujer, no me quejaba, nunca obtuve un trato tan preferencial.
Siempre comía con los demás sirvientes, así que prefería conversar mientras masticaba, en cambio, el sir se encerraba en su camarote.
Los nobles nunca se mezclaban.
— No tiene compasión — Dijo el cocinero, echando los trates sucios dentro de un barril.
— Tengo que aprender — Tensé mis hombros, dejando un muslo de pollo en el puro hueso — Soy una aspirante a Escucha.
— Casi te mata con ese último ataque, si no fueras tan hábil, te hubiese dejado con la garganta rota — Gruñó el capitán, con molestia — Ahí si hubiese saltado toda la flota en su contra.
— No sean exagerados — Dije, no quería admitir en alto que él tenía razón, el ataque del sir no fue nada prudente.
Esperaba que no fuera a propósito.
— El sir es un hombre extraño — Comentó el cocinero — Tiene unos pocos años sirviendo al rey, nadie sabe casi nada de él, aunque es bueno como ayudante y a puesto un poco de orden, la gente comenta que oculta cosas.
— Deja de hablar así — Le reprendió el capitán— Siempre habrá ese tipo de comentarios, más con alguien que no es de Floris.
— ¿Cómo es qué saben tanto del sir? — Pregunté, después de tragar otro bocado.
— No somos simples marineros — Dijo el cocinero — Somos parte del ejército del rey, hombres en cubierto.
Me tensé, eran expertos, yo misma había creído que eran simples marineros, el sir lo dijo y no me percaté, dijo que debía actuar como uno de ellos.
— ¿Y usted, capitán? — Pregunté a Alber.
— Solo soy un navegante, es mi primera aventura guiando una flota del rey — Dijo, bebiendo de su copa — En realidad soy un lord — Me guiñó un ojo, no lo creí, soltó una risa — Ya sé que no le parezco y menos con esta pinta, soy Lord Alber Mercier.
Nada era lo que parecía, eso me quedaba claro.
— Con razón se parece tanto a Lord Leandro Mercier.
— ¿Lo conoces? — Se sorprendió.
— Por supuesto, serví a la Duquesa Pepper Jones, su padre quería casarla con él.
— Oh, es una casualidad, también conocí a la duquesa, muy hermosa ella, casi la conquisté — Bromeó y me reí — Es en serio, de no ser porque el amargado de piel oscura se me adelantó, yo estaría casado con ella.
— Lo ama demasiado.
— ¿Cómo es qué llegaste a ser aspirante de espía?
— Es una historia larga — Suspiré — ¿Y usted cómo terminó siendo capitán de barco?
— También es una historia larga, por suerte tenemos diez meses en el mar, tiempo suficiente.
— Si es que vivimos para contarlo todo — Comentó el cocinero.
— No seas aguafiestas.
— Es verdad, ésta misión es demasiado arriesgada, no tenemos ni idea de lo que nos espera. Somos el grupo más experimentado, pero en Polemia no sabemos si nos esperan con armas o con brazos abiertos.
— ¿No hay un trato entre los reinos? — Me intrigué.
— Al parecer, la reina no debía ser la princesa Freya, se rumorea que fue un complot del sir y el reino de Hilaria, contra el rey Adrian, por eso lo mandó a esta misión, para probar su lealtad — Susurró el cocinero.
El rey perdió confianza en el sir.
— No es nuestro asunto lo que suceda a puerta cerrada en la corte, debemos cumplir con nuestras funciones — Dijo el capitán — Para eso nos pagan.
— Lo que preocupa es que estemos yendo directo a la boca del lobo.
...****************...
Las aguas estaban tranquilas cuando salí a la cubierta, me aferré a mi abrigo, caminé por el puente y subí a la proa, apoyé mis brazos de la baranda.
El cielo estaba despejado, se visualizaban las estrellas, el infinito océano.
— Señorita Eudora Donahue.
Me estremecí.
No sabía que el sir estaba afuera, se aproximó, deteniéndose a mi lado.
— ¿Cómo sabe mi apellido?
— ¿No recuerda? — Elevó una ceja — Usted me lo dijo el día que llevó esa maldita libreta del diablo a la guarnición, recuerde, hablamos en privado.
— Cierto. De los nervios que tuve ese día, lo olvidé.
— Lucía tan tímida y nerviosa — Pareció saborear las palabras con la boca y me torné nerviosa, seguí con la mirada en el mar.
— Era la primera vez que hacía algo peligroso.
— ¿Nunca usó sus habilidades antes? — Preguntó con curiosidad, su gruesa capa le hacía ver más imponente.
— No, mi padre me enseñó para que tuviera algo con lo que defenderme, pero cuando lo usé lo hice para defender a la duquesa Pepper.
No sentía orgullo por lo que hizo mi padre.
Se quedó callado.
— Señorita Eudora... Si la entreno tan duro es porque ser Escucha no es algo sencillo, muchas veces no funciona, siempre atrapan a espías y...
— Entiendo, la próxima vez avise cuando usará el filo de su espada — Dije, cortando la conversación, lo menos que quería era su condescendencia.
— No fue mi intención, fue un impulso, jamás usaría el filo de mi espada contra una aprendiz.
Lo evalué y tenía su mirada plantada en mí.
— Descuide.
— Quiero que identifique que marineros no lo son en realidad.
— Todos son hombres del rey.
— ¿Cómo rayos lo supo? — Siseó.
— Me lo dijo el que cocina.
— Vaya, ahora tengo que buscar otra forma de enseñarle — Dijo, resoplando, apoyándose de la baranda, de espaldas al mar.
— Me estoy integrando.
— ¿Y su cercanía con el capitán también forma parte de eso? — Preguntó y fruncí el ceño.
— ¿De qué habla?
— Olvídelo, debería ir a acostarse — Sacudió su cabeza, los aretes también se movieron.
— No me de órdenes — No comprendía su actitud.
— Mañana debemos seguir entrenando.
— Siempre me acuesto después de las diez — Protesté — Como doncella me acostaba muy tarde y me levantaba temprano, trabajaba como burra y eso no me hacía ser más lenta o estar más cansada.
— No dudo de que haya servido con eficacia.
El sir se giró, tomando la misma postura que yo.
¿Si era cierto que era un traidor? ¿Estaba conspirando en contra del rey?
Siempre sentí admiración por el sir, no lo creía un traidor del reino.
Observé su perfil, el viento agitaba sus mechones jugando en su nariz recta, los labios con un arco marcado y de un rico color rosa.
Tenía uno que otro lunar esparcido en el cuello y en su rostro.
Me observó de reojo al notar mi mirada.
— ¿Nació siendo de la nobleza? — Pregunté.
— ¿Por qué lo pregunta?
— Por curiosidad.
— No, mi sangre no es azul, escalé, primero fui caballero en Hilaria.
Caballero, eso significaba que era casto.
— Por eso tiene el título de sir, ahora es mano derecha del rey Adrian.
— No me siento tan orgulloso de eso en estos momentos.
— ¿Por qué? — Me llené de curiosidad.
— Asuntos de la corona. Lo siento, son cosas confidenciales.
Ni tanto, su flota comentaba cosas.
— Si seré parte del viaje debo saber la razón por la que vamos a Polemia.
— Como representante del rey Adrian, se espera que yo sea quien dialogue con sus aliados y no tan aliados — Dijo, sin dar muchas explicaciones — Hay que prevenir siempre, señorita Eudora, por eso nuestros marineros no son solo marineros, no podemos alarmar, llegando con un ejército, es mejor fingir que venimos en paz, si nos atacan, estaremos preparados.
— Entiendo.
— Haga lo que haga, no se exponga, quédese siempre ante mi vista — Me ordenó.
Asentí con la cabeza.
— Iré a dormir.
Hice ademán de marcharme pero se atravesó.
— Señorita Eudora ¿Le gustan los juegos?
Elevé mi rostro y lo observé.
— ¿A qué se refiere?
Su expresión se oscureció.
— Cadenas, grilletes y fustas.
No comprendí.
— ¿De qué habla?
— Olvídelo — Me dió la espalda y fue el primero en marcharse.
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Comments
Mary Ney
Sir. usted mismo se está poniendo el lazo en el cuello y cuando se de cuenta va estar hasta el último dedo del piel por Euro, pobre de ti por Euro se las cobrará todas, su tigrito así doma, el capitán habrá algo bueno la princesa /Smile/
2025-08-02
4
Yise
Jajajajajaja castas mis nalgas /Joyful//Joyful//Joyful//Joyful//Joyful//Joyful//Joyful//Joyful//Joyful//Joyful/casto ni los oídos por ahy le entro en cuento, casto ni las manos con ellas da y no concejos /Joyful//Joyful//Joyful//Joyful/
2025-08-02
1
Nella Reyes
lo que me gusta es que Levi la trata como igual osea sin contemplaciones... ayyyyy cuando vaya cayendo en el amor lento y descuidado ya será muy tarde
2025-08-02
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