Las maletas golpeaban contra las paredes como latidos de un corazón en pánico. Camila, con sus ojos gamma brillando en la penumbra, arrojaba platos y fotos familiares dentro de cajas sin cuidado.
Damián Moreno(D)
Basta *masculló Damián, su voz delta cargada de un tono que Luc nunca había escuchado*. Nos vamos hoy. Antes del anochecer.
Luciano Moreno(O)
(Ellos no entienden. Nadie se va de aquí. No realmente)
La mesa del comedor, cubierta con un mantel manchado de vino tinto (¿o era sangre?), sostenía un festín grotesco
La leche agria servida en la taza favorita del abuelo Mateo
Manzanas podridas dispuestas como centro, con gusanos formando símbolos en su pulpa
El plato de Luc contenía solo un hueso de pollo limpio... demasiado pequeño para ser de animal
Tino, ahora con uñas azules y pupilas rasgadas como las de Sombra (el gato que ya no maullaba, solo reía), empujó su silla.
Valentino Moreno(B)
No podemos irnos *dijo con voz que no era del todo suya—* Él no nos dejará
...
..
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Don Rafael apareció en la puerta, su barba gris ahora teñida de rojo en las puntas.
Don Rafael(A)
Idiotas *escupió, mostrando colmillos que ningún alfa debería tener*. Firmaron el Pacto al entrar. Si se van, él se quedará con lo que más amen
Luciano Moreno(O)
(¿Yo? ¿Tino? ¿O algo peor?)
Camila lanzó el cuchillo de cocina contra el viejo. Se incrustó en la pared... después de atravesar su silueta como si fuera humo
Camila Moreno(G)
Ningún espíritu puede seguirnos *rugió*. Lo sé porque yo hice el juramento cuando era niña.
Luc no era el primer omega de la familia en la casa
...
..
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El aire se espesó como melaza. Las paredes sangraron yeso derretido. Y entonces...
Él apareció
Ya no una sombra, no un susurro. Daniel
Se inclinó ante Luc, ofreciéndole una rosa negra con espinas de hueso
—*Te di mi nombre, ahora dame tu miedo* —susurró con voz que era 50% hombre, 50% estática de radio vieja
...
..
..
Los padres de Luc cruzaron el umbral de la puerta principal, arrastrando a Tino (que gritaba como un animal herido
Camila Moreno(G)
Ven, Luciano! *lloró Camila, extendiendo una mano que ya empezaba a desvanecerse como si la casa la estuviera borrando de la memoria*
Luciano Moreno(O)
(Si salgo... ¿él se volverá polvo? ¿O me seguirá como una maldición?)
Daniel le tomó la cara con manos que ahora eran casi sólidas
—Quedémonos los dos eternamente... como mi abuelo y el tuyo—confesó, mostrando por primera vez dolor humano
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