Al día siguiente desperté, estaba en terapia intensiva, un tubo conectado a un aparato me daba aire para respirar, pero me molestaba, me lo quería sacar, moví mis manos para sacarlo y una enfermera grito, que no y rápidamente varias personas se abalanzaron a mí tomando mis manos y otra me inyectó algo en el suero y me dormí a los minutos.
Escuchaba todo lo que decían, muchas veces sentí como me revisaban y me cambiaban la ropa de cama. No podía moverme, ni abrir los ojos, así pase dos semanas, la mujer me visitaba todos los días, y me tomaba de la mano, muchas veces sentía sus lágrimas caer cuando me daba un beso de despedida, me decís hasta mañana mi gran bebé y se iba hasta el día siguiente.
Hoy pude abrir los ojos, un médico al verme me dijo no se mueva, está conectado a un respirador por este tubo y le da oxígeno, desde ahora vamos a intentar desconectarlo por momentos hasta que se adapte de nuevo, no puede sacárselo porque si no tolera lo tenemos que conectar de nuevo, y este otro tubo tampoco puede sacarlo, y señaló uno que tenía clavado en mí tórax izquierdo, bajo la axila, lo mire y el doctor dijo, es para frenar el aire y la sangre que quedan después que una bala perforó pulmón, pleura y pericardio, usted señor es un milagro, otro hubiera muerto al instante desangrado.
- Pensé para mis adentros, si supiera que yo no soy el dueño de este cuerpo. El verdadero murió ese día.
A la tarde la mujer entro a visitar y me lleno de besos, yo había tolerado bien el tubo en T y me habían retirado el tubo endotraqueal, respiraba con dificultad por el dolor, pero con una máscara de oxígeno lo toleraba, me costaba hablar, por el dolor de garganta. Pero el doctor dijo que en unos días ya volvería a hablar bien. La señora lloraba de felicidad, agradecía a la diosa Luna por cuidarme. Me besaba y abrazaba, yo en un momento hice un quejido de dolor, cuando ella sin querer tocó el tubo pleural. Pidió perdón y comenzó a llorar preocupada por el dolor que me causó, yo acaricie su mejilla y le di una sonrisa, eso la tranquilizó un poco. Cuando se fue me dormí tranquilo, sabía que alguien me quería en esta vida, al menos al dueño de este cuerpo.
A los dos días me dieron el alta e indicaciones de seguir con Kinesiología respiratoria, la mujer me llevo a la casa.
Al llegar vi que era una mansión gigantesca donde vivía jardines delanteros, un parque y muchos árboles, miraba que desde la entrada del portón hasta la puerta de la mansión tardamos más de quince minutos en vehículo. Al llegar era impresionante la decoración, los muebles, había varias sirvientas que nos saludaron e hicieron una reverencia al entrar, muchos guardias de negro y otros tantos de trajes con auriculares interconectados. Un mayordomo, saludé a todos y ellos me miraron con sorpresa, pero vi como entre ellos se cruzaban miradas cómplices, algo pasaba. Seguí hasta el salón donde la mujer llamo a Luisa y la señora entro y me saludó con un Hola pequeño, yo la mire y dije hola, ella preocupada me tocó la frente por si tenía fiebre y dijo, en estos veinte años es la primera vez que me dices hola, creo la bala hizo un milagro, las dos mujeres se rieron del chiste, yo no entendí. Luego dijo joven lo llevo a su habitación seguiré las indicaciones del doctor, despídase de su madre, ordenó. Yo miré a quien me había traído a casa, le sonreí y abracé, gracias por todo le dije, y ella me dio un abrazo más fuerte y dijo si es un milagro. Y beso mi frente.
Luisa me guio hasta la habitación y me ayudó a cambiar mi ropa, aunque no quería me obligo y dijo, soy su nana desde el mes de vida, hace veinte estamos juntos, como ahora tendrá vergüenza de mí. Acepté y luego me ayudó. Acostarme, lo necesitaba, estaba cansado. Me puso una bigotera para darme oxígeno del tubo junto a mi cama y me dejó solo, me dormí casi al instante, el aroma de allí era muy delicioso.
...- no vengas, quédate allí.... Nooooo...... Y desperté no sabía si esos gritos eran sueño o recuerdo, tenía un gran dolor de cabeza. Y de pronto el dolor se agudizó y grite de dolor, me agarre con las dos manos, parecía que se me partiría en mil pedazos, un hombre alto y fornido apareció y me cubrió de sus Feromonas, tabaco dije, lo vi y me dormí. A la mañana siguiente la nana Luisa estaba junto a mí, cuando me vió despierto me hizo cariño y me saludó. No entendía que pasó, la nana salió y fue por mis padres, al momento ellos entraron.
mi madre es Josefina Rodríguez Omega dominante y mi padre Napoleón Carpio delta dominante. Él fue el hombre que vi a la noche y me cubrió con sus Feromonas. Allí me di cuenta al verlo que podía sentir las dichosas feromonas que en mi vida anterior leí, pero nunca supe cómo eran, y los efectos que causaban, cuando mi madre me abrazo, volví a sentir el aroma delicioso de cuando me acosté. Le susurré, puedes darme un poco de tus Feromonas y ella se puso a llorar de felicidad y me abrazo y libero Feromonas cálidas, y yo me refugié en su pecho, jamás me imaginé que se sintiera tan bien, mi padre al ver eso se nos acercó y abrazó y libero sus feromonas cubriéndola a los dos, la mezcla de frutillas con las de tabaco era asombroso, me puse a llorar de felicidad, no podía creer que se sentía tan bien ser amado y cuidado. Me volví a dormir, ellos se quedaron un rato más abrazándome y luego me dejaron con la nana.
luego de una semana de seguir el tratamiento y el reposo en cama, el doctor me dejó levantarme y caminar un poco. Ya podía salir de mí habitación, yo quería conocer la mansión, y saber un poco más de mí y mí familia. Y porque el disparo de muerte.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Comments