Liv narrando:
Mi corazón se aceleró cuando sentí una respiración cálida en mi cuello. Sabía una cosa: como estábamos en la temporada de celo, ellos no tenían control sobre sí mismos. Sentí a alguien presionar su cuerpo contra el mío y algo duro en mis muslos. Entonces, alguien comenzó a besar mi cuello.
Comencé a sentirme afectada y, por un momento, me perdí, entregándome al placer de dos hombres tocándome. Un pequeño gemido escapó de mis labios, incluso sabiendo que no debería estar disfrutando aquello. Mi loba también se estaba animando. Sin duda, ella quería más.
—Liv —suspiró Ryder, y sentí un impacto de sus labios besando los míos. En aquel instante, supe que tenía que hacer algo, pues ambos estaban pensando con sus penes, y no con la cabeza.
Max, que tenía sus manos clavadas en mi cintura, las colocó por dentro de mi ropa íntima. Mientras Max se encargaba de eso, sentí a Ryder tomar mi seno, apretando con fuerza. Él gimió mientras envolvía las manos alrededor de mi cuello, jalándome para más cerca.
—¡No! —grité así que mis sentidos retornaron. Fue cuando empujé sus cuerpos lejos de mí.
—¿Hay algún problema, Liv? ¿No te gusta esto? —sentí la misma mano envolver mi cintura, jalándome más cerca, esta vez con más firmeza.
Sabía que necesitaba pensar rápido. Sus cuerpos enormes estaban en mi frente y yo sabía que la única salida era escabullirme por debajo de ellos para huir rápidamente. Apoyada en la pared, me deslicé hasta caer de rodillas y, entonces, me arrastré para fuera.
No esperé un segundo; me levanté lo más rápido que pude y corrí lo más rápido que mis piernas conseguían.
—¡Ey! —gruñó Max. En poco tiempo, comencé a oír pasos atrás de mí: ¡me estaban persiguiendo!
La energía aún no había vuelto, dificultando mi visión, pero corrí como si mi vida dependiese de eso. Tal vez, al día siguiente, cuando el período del celo terminase, podría decirles que cualquier idea que tuvieran en la cabeza, yo no tenía interés.
¡No podía creer que, después de toda mi espera por años, mi pareja eran ellos! Estaba furiosa, pero no tenía tiempo para estar con rabia. Todo lo que necesitaba hacer era escapar.
Con los ojos entrecerrados en la oscuridad, la luz de la luna que brillaba a través de una brecha me ayudó. Conseguí avistar una puerta. Sin pensar, corrí para dentro, cerrándola inmediatamente.
No demoró mucho para que la energía retornase y yo suspiré, aliviada. Miré alrededor del cuarto donde estaba. Mi corazón volvió a latir fuerte al percibir dónde había llegado. Yo ya había estado en aquel cuarto antes, pero eso no era el único problema. ¡Era el cuarto de Callum!
Recordé el incidente del día anterior y de cuán furioso él había quedado. Yo sabía que necesitaba actuar rápido y salir de allí lo más rápido posible.
La ducha que estaba encendida de repente se apagó. Corrí hasta la puerta, pero paré cuando una fragancia alcanzó mi nariz. No era la fragancia normal de él. Sentí lo mismo que sentí al inhalar los aromas nuevos de Max y Ryder: la sensación de estar flotando en el paraíso y un fuego que parecía entre mis piernas.
Salí inmediatamente del trance. ¡No había cómo los tres fuesen mi pareja! ¿Será que aquello era una sentencia de muerte o algo así?
Quedé parada, queriendo confirmar si mis suposiciones eran verdad. Él salió del baño sin camisa, con un pantalón de buzo bajo en la cintura, dejando todo su abdomen a la vista. Sus músculos bien definidos prendieron mi mirada, y tuve que pestañar rápidamente para sacar mi mente del lugar.
—¡Pareja! —exclamó mi loba, vibrando de emoción, confirmando mis sospechas. ¡Ella estaba disfrutando de esto, pero, carajo, yo no!
Él acababa de secarse, pero, así que me vio, quedó paralizado.
—Jesús Cristo —murmuró bajito, con espanto estampado en el rostro.
¡Él sabía!
Tragué en seco. Era la temporada del celo y yo había acabado entrando directo en el cuarto de Callum como si estuviese entregándome a su voluntad.
—E... Yo... Yo... —mi tono salió trémulo mientras él me observaba. Ninguna palabra salió de mi lengua torcida. Solo tenía una cosa en mi cabeza: ¡correr!
Me giré rápidamente, abriendo la cerradura, esperando que la puerta se abriese para yo salir, pero nada aconteció.
¡Por favor, mátame luego!
Lo miré a él. Esta vez, la mirada de descreimiento que tenía en los ojos se había transformado en divertimiento mientras me veía intentar salir de su cuarto.
Mis manos temblaban mientras intentaba abrir la puerta varias veces.
—Solo vas a estropear todo —suspiró, y entonces oí su aproximación.
Me giré rápidamente. La sonrisa maliciosa en su rostro hizo que yo tragase en seco. Yo sabía lo que él estaba pensando, y era exactamente eso que Max y Ryder estaban pensando cuando me vieron.
Apunto para la puerta.
—¡Necesito salir ahora!
—Pero acabas de llegar —él frunció el ceño—. ¿No sería grosero de mi parte mandarte a ir? Y, además de eso, no quieres que yo te mande a ir, por qué no quieres salir.
Mi respiración se aceleró cada vez más mientras él se aproximaba.
Tuve que salir del cuarto y alejarme aún más para dentro de él, apoyada con la espalda en la pared, manteniendo la mirada fija en él, en caso de que intentase actuar rápido.
—Yo quiero mucho irme.
—Qué pena —sonrió maliciosamente—. Aún no quiero que te vayas, Liv.
Sus ojos oscurecieron, y él fue aproximándose con determinación.
—¿Qué vas a hacer conmigo?
—Dar una palmada en la espalda —respondió de forma sarcástica, seguido de una risa burlona—. ¿Qué diablos crees que yo haría contigo?
Él gruñó.
—Estamos en la temporada del celo, y podemos divertirnos un poco.
—Yo... Yo no quiero divertirme.
Él hizo una señal con el dedo indicador para mí y dijo: "Mi casa, mis reglas".
Percibí que había llegado a un callejón sin salida cuando mis piernas colisionaron con la estructura de la cama de él, y la gravedad me jaló hasta la cama king-size. Quería salir lo más rápido posible, pero él me prendió en la cama, con las manos bloqueando mis lados antes de que pudiese siquiera pestañar.
Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa, y él miró para mis labios. Mi corazón se aceleró.
—Ahora eres mía —gruñó, y comenzó a aproximar el rostro.
Grité, cerrando los ojos con fuerza y cerrando la mano. Esperaba que sus labios se chocasen con los míos, pero, en vez de eso, sentí a él caer a mi lado.
Me levanté en la hora, asistiéndolo a él acomodarse en la cama. Pensé que él fuese a besarme. ¿Él estaba apenas bromeando conmigo?
—Buenas noches, Liv —murmuró mientras se acomodaba aún más en la cama, dejándome boquiabierta.
—Al menos abre la puerta para yo salir —golpeé suavemente en él.
Él rió.
—¿Con Max y Ryder en el celo? Prenderte aquí es un favor que hago, ¿o quieres que tus dos agujeros se expandan antes del fin del celo?
Tragué en seco.
—Entonces, ¿puedo dormir aquí?
Él no dijo nada, y yo tuve que concordar silenciosamente.
Él se giró abruptamente para mí.
—Y asegúrate de no quedar muy cerca de mí —instruyó con firmeza.
Confusa, pregunté: "¿Por qué?".
—Porque no vas a querer provocar a un hombre como yo, especialmente en la temporada del celo —respondió secamente, girándose para el otro lado.
Suspiré, observándolo por un tiempo.
—Buenas noches, Callum —s susurré, mismo sabiendo que no conseguiría dormir aquella noche.
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