...PRIMER ENCUENTRO ...
El sonido de la alarma no era necesario, Kael ya estaba despierto, de hecho, llevaba exactamente una hora observando el techo de su habitación, con la mirada fija, como si hubiera algo interesante en esa imagen cuyo color era completamente blanco.
Se levantó con precisión militar: sin quejarse, sin apurarse, sin una pizca de entusiasmo, el mismo ritual de todos los días.
Ducha fría, café negro, cien flexiones y un silencio sepulcral.
A sus 40 años, Kael Walton no tenía tiempo para dramas, ni paciencia para tonterías, ni energía para otra cosa que no fuera sobrevivir.
Cada movimiento en su día tenía un propósito, nada de adornos, nada de emociones, incluso sin personal que atendiera el hermoso Penthouse donde vivía.
En la cocina, encendió la cafetera, todo era casi un ritual, mientras llenaba su taza, Kael hojeó el periódico del día anterior —porque no había nada nuevo bajo el sol, según él — alzó una ceja típico tic que lo delataba al ver como su celular sonaba con gran insistencia.
—Ethan… — murmuró con una sonrisa torcida.
— Dime! — respondió Kael como siempre directo y tajante.
— Kael, algún día te enamorarás, tendrás hijos y yo estaré ahí riéndome para verlo, ya mataste al mal nacido del español, ya deja el pasado atrás y vive el presente, te quiero en mi boda y no quiero excusas.
Sin decir más nada la llamada había terminado sin opción a respuestas.
Ethan y Adrián eran parte de su vida igual que Emma esposa de Adrián y April quien se casaba con Ethan.
Aunque este último llego a compartir con él una pequeña temporada de armas, códigos y guerras en medio de misiones comandadas por el ejército.
Por otro lado, él recordaba a Isaac un amigo y también como un hermano quien de igual manera compartió campos de batalla, pero no de los que se peleaban en campos abiertos, sino en callejones sin nombre.
Kael no era exactamente sentimental, pero la noticia removió algo en su pecho. Un leve cosquilleo, incómodo, como una punzada en una cicatriz vieja.
—Bien por ellos —dijo, como si necesitara justificar el leve amago de ternura que le asomó en la mirada.
A las ocho en punto, Kael salió a correr, diez kilómetros, mismo recorrido, por esas calles donde los millonarios repelen y ni siquiera intentan conocer, Mismo ritmo, saludaba con un leve gesto de cabeza al señor del puesto de jugos, a la señora del perro salchicha que siempre lo perseguía por cien metros, y al niño que vendía empanadas en la esquina.
No era que le gustara la rutina, es que la rutina no lo lastimaba.
Una hora después, duchado y con ropa limpia — pantalón cargo, camiseta negra, y sus preciadas botas —, Kael se sentó frente a su laptop, no trabajaba en una oficina.
Después de dejar el ejército, hacía trabajos privados de seguridad, algunos legales, otros... grises. Era bueno con la tecnología y mejor aun leyendo intenciones.
Esa mañana, entre informes y detalles de una posible amenaza a un empresario paranoico, recibió un correo, de April.
Imposible no perder la paciencia con la novia de Ethan incluso él hasta podía medio reír por sus cosas tan locas.
“Sé que no te gustan las multitudes, ni las flores, ni las canciones cursis, pero me caso. Ethan y yo queremos que vengas, no es negociable.
Te necesitamos ahí, eres parte de esta familia Kael, no estás solo. La boda es en tres días, sé que estás vivo, Kael, así que no me ignores. Te debemos más de lo que puedes imaginar.”
Kael leyó el mensaje tres veces, sus dedos flotaban sobre el teclado como si dudaran de si responder o no, luego escribió:
“Iré.”
...****************...
Tres días después, Kael estaba en la recepción de la boda de Ethan, rodeado de decoración blanca, flores silvestres y gente abrazándose como si el mundo fuera un lugar amable.
Él se mantenía al margen, con su traje negro — uno que apenas usaba, pero que aún le quedaba perfecto —, apoyado contra una columna, con los brazos cruzados.
Su presencia destacaba no solo por su altura y postura de soldado en descanso, sino por la seriedad que no encajaba con la felicidad flotando en el aire.
Adrián lo encontró primero, hermano gracias por venir, sabes lo importante que es para nosotros estar unidos.
— Lo sé Adrián, y aquí estoy y siempre estaré así sea entre las sombras.
Luego fue Emma quien lo miro, corrió hacia él como si no lo hubiera visto en años — y lo abrazó sin pedir permiso.
—¡Mierda, sigues igual! — dijo Emma, entre risas.
—Tú no, Te ves más hermosa — comento Kael, medio sonriendo.
—Y feliz, no lo olvides, es posible ser ambas cosas.
—No sé, suena peligroso.
Adrián le palmeó el hombro con fuerza y lo arrastró hacia la zona principal, todos estaban felices, Ethan brillaba con una sonrisa más grande que su corbata mientras abrazaba a su esposa, y la música suave acompañaba las risas y los brindis.
Kael se sentía como un oso en una tienda de porcelana emocional.
Entonces, ocurrió.
Un auto negro de lujo se detuvo frente al jardín y de él bajó una mujer joven, de cabello negro oscuro recogido en una trenza desordenada, gafas de sol enormes, vestido rojo ajustado y una sonrisa tan amplia que parecía iluminar el lugar.
—¡¿Dónde está mi hermano idiota que se casa y ni me avisa?! — gritó con voz clara y risa contagiosa.
Todos giraron al instante, Ethan palideció.
—¿Nadia?
Kael no lo sabía aún, pero ese sería el nombre que partiría su vida en dos.
Ella corrió hacia Ethan como una tormenta alegre, y lo abrazó con fuerza.
—¿Creíste que no iba a venir? ¿Tú, casándote, y yo sin estar presente para juzgar tu traje?
—¡Pero estás en Noruega! — exclamó Ethan, aún en shock.
—Y tú estás en la luna si creías que me lo iba a perder. — Lo miró con ternura y luego le dio un codazo —. Además… me muero por conocer a la mujer que te hizo dejar la vida de lobo solitario que llevabas.
Todos reían y disfrutaban, Nadia no paraba de sacar fotos, mientras los invitados bailaban al compás de la música.
Kael se mantenía de pie, observando todo desde un rincón, con una copa en mano y una sonrisa difícil de ocultar.
Era feliz viendo a su familia… su verdadera familia… al fin completos.
Ella lo vio primero, o más bien, lo sintió, ese tipo de presencia que se nota sin necesidad de mirar giró la cabeza y lo encontró allí, como una sombra elegante entre tanta luz.
—¿Cuñada y ese bombón quién es? —le preguntó a April.
—Bueno él es un gran amigo de la familia, se llama Kael — respondió April sorprendida por ver como una jovencita de veintiún años le llamaba la atención un hombre como Kael.
— Yo con ese hombre me voy al desierto y que se convierta en la última gota de agua para bebérmelo todito.
— Nadiaaaa!! — gritaron April y Emma asombradas por las palabras de la chica.
— Las dejo, voy a la conquista.
¡— Suerte!! Dijeron ambas dándole un guiño.
Antes de llegar a Kael, Ethan se cruzó en el camino de Nadia.
— A donde crees que vas.
— voy a conocer a un hombre que se nota de lejos que es espectacular.
— Con kael no Nadia.
—Dime algo hermano, ¿está soltero?
Ethan la miró como si acabara de prenderle fuego a la catedral.
—Nadia, no.
—¿Qué?
—No es un tipo fácil. Es... distinto.
Ella sonrió como quien acaba de ver el más complicado rompecabezas de su vida y decide que lo quiere resolver.
—Perfecto —susurró, y fue directo hacia él.
Kael observaba la pista de baile como si estuviera planeando una misión de rescate, sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz melodiosa, traviesa, y demasiado segura de sí misma.
—Hola, no bailas, ¿cierto?
Él la miró, hermosa, joven con una chispa en los ojos.
—Correcto.
—Genial, yo tampoco. ¿Quieres fingir que bailamos y solo movernos torpemente en círculo?
—Paso.
Ella sonrió, nada ofendida, se acomodó a su lado y sacó un macarrón del bolsillo.
—¿Sabías que estos pasteles cuestan más que un tanque de gasolina? ¿Quién diablos come aire con azúcar y le llama postre?
Kael no respondió, pero el gesto de su ceja izquierda delató que estaba… ¿Entretenido?
—Soy Nadia —dijo ella, tendiéndole la mano—. Futura mejor amiga, posible molestia crónica.
Kael la miró, luego su mano, luego a ella otra vez.
—Kael.
—Kael… — repitió como si probara su sabor—. Suena a hombre misterioso con pasado doloroso.
—¿Eso es una pregunta o una suposición?
—Ambas, me encantan los retos.
Kael no respondió, pero algo, muy en el fondo, se movió.
Como un muro que siente por primera vez el sol después de años de sombra.
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Updated 41 Episodes
Comments
mariela
Kael llegó un tsunami llamado Nadia que derribará el muro, la muralla te hará enloquecer con sus ocurrencias pero la amarás.
2025-06-08
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Lourdes Masa Quintal
Terminando de leer BAJO LA PROTECCIÓN DEL MAGNATE, y aquí estoy iniciando la historia de Kael y Nadia.
2025-06-09
0
yrismar arias
bueno Nadia a conquistar ese bombo 🥰
2025-05-22
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