Irina Kiev
Mi primer día fue un éxito, cuando Alexey fue a buscarme al camerino, me notificó que había arrasado con las propinas, mi sueldo en la policía no es malo, pero unos cuantos rublos más, no caerían mal, estuvimos largo rato hablando, incluso las chicas se fueron varias horas antes que yo, estaba realmente agotada.
- Te espero mañana, hoy lo hiciste excelente -- finalizó mi nuevo jefe.
Él salió del camerino, yo agarré mi bolso, guardé el dinero que me dio, y me dirigí a la salida por donde me indicaron, a lo lejos del pasillo logré ver a un hombre salir, no identifiqué de quien se trataba, ya que llevaba una chaqueta bastante acolchada, y un gorro de lana que cubría su cabello.
Le grité para que me esperara y no cerrara la puerta, por fortuna me escuchó y la sostuvo mientras salí, ahí me di cuenta que se trataba del hombre con quién tuve una batalla de miradas mientras estaba en el escenario, y también es el mismo al que escuché tocar el saxofón, sentí un cosquilleo por mi cuerpo, y quizás me vi muy inmadura, cuando me preguntó si vivía lejos de este lugar, mi reacción fue decir que solo vivía a unas calles de allí, siendo esto una completa mentira, aun así comencé a caminar para alejarme de él, me despedí con premura y prácticamente hui.
Salí a buscar mi auto, tan pronto lo vi, me subí en él con rapidez, no quería que me vieran, y dentro estaría segura, los vidrios son polarizados y nadie podría verme desde afuera, apunté toda la información que logré recopilar, a pesar de ser un ambiente tan pesado, y de haber reconocido a varios de ellos por sus antecedentes, no logré ver nada extraño, luego de recopilar la información, guardé mi agenda debajo de la silla del auto, lo encendí y me fui a casa.
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Al llegar, me encontré con los ladridos frenéticos de Nubecita, mi hermosa French Poodle, le puse así, por qué realmente parece una nube, su pelaje blanco y esponjoso, le hace honor a su nombre, no dejaba de correr por toda la casa, era entendible, no la vi por más de 12 horas, debo ajustar mi horario, y más ahora que me asignaron está misión.
- Perdóname por llegar a esta hora, prometo que te lo compensaré-- le hablaba a mi perrita, ella ladeó su cabeza, pareció comprender mis palabras porque se tranquilizó enseguida -- eres una chica inteligente -- saqué unas croquetas del estante y se las di.
Revisé el plato donde le sirvo su comida, y aún tenía comida, le puse un poco más, junto a un tazón de leche, su favorita, se acercó y comenzó a comer, no tuve más remedio, que a pesar de mi cansancio, sentarme a su lado a esperar que terminara. Ella se parece mucho a mí, odia comer sola.
Cuando terminó, fui al cuarto y me cambié, no tenía nada de hambre, así que solo tomé un baño y me fui a la cama, Nubecita se acostó en su cama, quedé profundamente dormida, no sentí el tiempo pasar, cuando me di cuenta, ya era de día, la alarma de mi celular me despertó, mis ojos estaban pesados, no había dormido más de 4 horas, aun así, puse todo mi empeño en poner mis pies fuera de la cama.
Fui al baño y me bañé, cepille mis dientes, y por primera vez, tuve que poner mucho corrector en mis ojeras, me puse mi uniforme, luego salí a recibir mi desayuno; una de mis vecinas perdió su empleo porque se ausentaba por mucho tiempo del trabajo, eso fue debido a un accidente que sufrió uno de sus hijos, por eso se vio obligada a pensar en otros métodos para hacer dinero sin tener que ir muy lejos de casa, así fue como terminé por ser su clienta número uno, ella me vende los desayunos y cenas, pero también compro para mis subalternos, es una buena madre y excelente vecina, y en algunas ocasiones, me cuida a Nubecita.
- Señorita Irina, se ve muy cansada hoy-- me dijo la mujer cuando me entregaba los desayunos.
- Anoche tuve mucho trabajo, quisiera ser millonaria y no tener que trabajar -- le dije en broma.
- Yo también quisiera vivir ese sueño -- ambas nos reímos.
- ¿y como amaneció Misha, si ha estado de buen humor para sus terapias?-- le pregunté por su hijo.
- hay días buenos y días malos, pero no pierdo la fe, mi niño es un guerrero, aunque hay días que simplemente no quiere nada-- comentó con la tristeza marcada en su voz.
Tomé mi cartera y le entregué el dinero de los desayunos, además, la mitad de la propina que me hice anoche en ese club, quisiera poder darle más, pero también debo hacerme cargo de los gastos de mi madre.
- Señorita, me está dando de más, no es todo eso-- dijo ella asustada viendo el montón de billetes.
- No se preocupe señora Raisa, solo recíbalo -- le dije.
- De verdad muchas gracias, ya verá que Dios la va a bendecir mucho -- había lágrimas en sus ojos.
- Igualmente a usted, así que no llore, le quiero ver una sonrisa en ese rostro-- le advertí, ella sonrió, finalmente nos despedimos y ella continúo entregando más pedidos en el edificio.
Le serví la comida a Nubecita, luego me senté a desayunar, al terminar bote los recipientes, agarré los otros desayunos, me despedí de mi mascota y salí rumbo a la oficina, el lugar donde pasaría prácticamente encerrada, el tiempo que dure la misión, ya que no puedo dejarme ver vestida de esta manera, incluso se tomaron medidas en el edificio donde vivo, se le hizo firmar un contrato de confidencialidad a la administración del edificio, y demás empleados que laboran allí, no pueden divulgar, vender información o siquiera insinuar nada sobre mí, mí seguridad estaba en juego.
En cuanto llegué, dejé el auto en el parqueadero que designaron al iniciar la misión, agarré los desayunos, mi bolso y me bajé del auto... Al subir a las oficinas, mis subalternos me saludaron con respeto.
- ¡Superior, buenos días!-- dijeron en coro.
- Buenos días, descansen -- puse los desayunos sobre la mesa de reuniones -- por favor desayunen, dejan todo limpio al terminar-- caminé hacia mi oficina, ellos me miraron con gratitud.
Aunque llevo más de 6 meses haciéndolo, siempre me miran así, sé que es un poco extraño para ellos, aquí nadie brinda un buen trato, cuando yo fui subalterna, mis superiores nos trataban como una mierda, y siempre teníamos que estar antes de que ellos llegaran, por eso sé, que posiblemente varios de ellos vengan sin desayunar.
Me senté frente a la computadora un poco abrumada, aunque siempre llegue a este mismo lugar, normalmente encontraba algo que hacer afuera y salía, pero ya no puedo hacer eso.
- Superior, se ve cansada, hoy no hay tanto papeleo pendiente, lo poco que hay, nosotros lo haremos por usted, y al final del día se lo traemos para que lo revise y firme, descanse, nosotros la cubrimos-- dijo Sokolov, uno de mis subalternos más antiguo, yo sonreí y le agradecí.
Tomé su palabra, recosté mi cabeza en el espaldar de mi silla, y me quedé dormida, ahora entiendo de las bendiciones que envía Dios, de las que hablaba la señora Raisa, creo que está es una de ellas.
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Comments
🅝︎🅐︎🅝︎🅒︎🅨︎🅕︎🅞︎🅡︎🅛︎🅘︎
Gracias por los capítulos Lida, por aquí estoy nuevamente 👍✌️👏👏👏
2025-05-20
5
Linilda Tibisay Aguilera Romero
menos mal ella es consiente
2025-06-05
1
👑🌹Gabriela R.F.👑
espero que no sea una trampa
2025-05-20
4