Capítulo 3: Una mujer de muchas caras

La mañana siguiente amaneció gris y lluviosa, como si el cielo mismo estuviera de luto por Helena Valverde. El inspector Montero llegó temprano a la comisaría, encontrándose con Ortiz quien ya había preparado toda la información disponible.

—Fernando Quintero está fuera del país —informó Ortiz—. Supuestamente, un viaje de negocios programado hace semanas. Coincidentemente, partió el día después del asesinato.

—Demasiadas coincidencias en este caso —murmuró Montero, revisando los expedientes—. ¿Y Mendoza?

—Aún no aparece. Hemos emitido una alerta, pero no hay rastro de él. Sin embargo, conseguimos la orden de registro para su apartamento y la galería.

Montero asintió. Las piezas se movían, pero el rompecabezas seguía incompleto. Algo le faltaba, una perspectiva más profunda sobre quién era realmente Helena Valverde.

—Necesitamos entender mejor a nuestra víctima —dijo finalmente—. Helena Valverde, exitosa empresaria, esposa distante, amante apasionada... pero ¿quién era realmente? Alguien la conocía lo suficientemente bien como para saber dónde estaba esa noche, cómo acercarse a ella y ganar su confianza para ofrecerle una copa envenenada.

El registro del apartamento de Ricardo Mendoza resultó revelador. Tras el elegante mobiliario y la apariencia ordenada, encontraron una habitación cerrada con llave que funcionaba como una especie de santuario dedicado a Helena. Fotos de ella por todas partes, algunas claramente tomadas sin su conocimiento, recortes de prensa sobre sus logros empresariales, incluso prendas de ropa y perfume.

—Parece una obsesión enfermiza —comentó Ortiz, examinando las fotografías—. Mucho más que una simple relación de amantes.

—O una fachada muy elaborada —respondió Montero, deteniéndose ante una colección de llaves etiquetadas cuidadosamente—. Mira esto: "H.V. Principal", "H.V. Oficina", "H.V. Casa Playa"... Tenía acceso a todas sus propiedades.

Entre los documentos encontrados, destacaba un informe sobre Helena: rutinas diarias, contactos frecuentes, hábitos, incluso preferencias alimenticias.

—Esto va más allá de una relación amorosa —observó Montero, hojeando el informe r—. Parece... vigilancia profesional.

De regreso a la comisaría, una sorpresa los esperaba. Sofía Torres, una mujer elegante de unos cuarenta años, insistía en hablar con el inspector encargado del caso Valverde.

—Soy la mejor amiga de Helena —explicó una vez en la sala de interrogatorios—. O al menos, eso creía yo hasta hace poco.

—¿A qué se refiere, señora Torres?

Sofía sacó un sobre de su bolso y lo colocó sobre la mesa.

—Recibí esto ayer por correo. Fue enviado por Helena el día antes de su muerte —abrió el sobre y extrajo varias fotografías y documentos—. Parece que no confiaba en que sobreviviría a lo que estaba investigando.

Las fotografías mostraban a Carlos Herrera y Fernando Quintero junto a un hombre que Montero reconoció inmediatamente: Ernesto Valverde, el esposo de Helena.

—¿Su esposo estaba involucrado con ellos? —preguntó, sorprendido.

—Según la carta que Helena me envió, descubrió que su propia empresa estaba siendo utilizada para lavar dinero proveniente de negocios ilícitos de Quintero. Carlos y Ernesto eran sus cómplices.

—Pero Ernesto estaba en Londres...

—¿Lo estaba realmente? —cuestionó Sofía—. Helena menciona en su carta que descubrió que Ernesto había falsificado su viaje. Estaba en la ciudad la noche de su muerte.

Montero procesó esta nueva información. Si era cierta, cambiaba todo el panorama de la investigación.

—¿Por qué esperar hasta ahora para traer esto, señora Torres?

El rostro de Sofía se contrajo en una mueca de dolor.

—Estuve fuera de la ciudad hasta ayer. Cuando regresé y supe lo de Helena... —hizo una pausa—. Además, en su carta me pedía esperar tres días antes de hacer algo con esta información. Creo que planeaba confrontarlos y resolver la situación ella misma.

Tras despedir a Sofía, Montero ordenó verificar inmediatamente la coartada de Ernesto Valverde. Si había falsificado su viaje a Londres, debían encontrar pruebas.

La verificación no tardó en dar resultados. Ernesto Valverde había tomado efectivamente un vuelo a Londres, pero según los registros migratorios, había regresado en un vuelo privado el día antes del asesinato, un detalle que convenientemente había omitido mencionar.

—Tráiganlo —ordenó Montero, cada vez más convencido de que se acercaban a la verdad.

Mientras esperaban, recibieron otra pieza del rompecabezas. El análisis del Mercedes abandonado había revelado restos de ADN pertenecientes a Ricardo Mendoza en el asiento del conductor, además de fibras textiles coincidentes con la ropa que Helena vestía la noche de su muerte.

—Mendoza condujo ese coche, y Helena estuvo dentro —concluyó Montero—. Pero el vehículo pertenece a Carlos Herrera. ¿Qué conexión hay entre ellos?

La respuesta llegó de forma inesperada. Daniel Ortiz entró precipitadamente a la oficina, sosteniendo un expediente.

—Inspector, revisando los antecedentes de Ricardo Mendoza, encontramos algo. Su verdadero nombre es Ricardo Herrera Mendoza. Es el primo de Carlos Herrera, aunque utilizó solo el apellido materno para su identidad como galerista.

—¿Primos? —Montero se incorporó, sintiendo que las piezas finalmente encajaban—. Todo quedaba en familia. Carlos y Ricardo trabajan juntos. Uno desde dentro de la empresa, otro ganándose la confianza personal de Helena. Ambos en coordinación con Ernesto y posiblemente Quintero

.

El interrogatorio a Ernesto Valverde fue tenso desde el primer momento. Confrontado con la evidencia de su regreso secreto a la ciudad, su semblante cambió del dolor a la fría calculación.

—No maté a mi esposa, inspector —declaró con una calma perturbadora—. Es cierto que regresé antes de lo previsto, pero fue para reunirme con socios de negocios. Nada ilegal.

—¿Esos socios incluyen a Fernando Quintero? ¿O a Carlos Herrera? ¿O quizás a su primo, Ricardo?

La sorpresa en el rostro de Ernesto fue momentánea pero reveladora.

—No sé de qué habla —respondió, recuperando la compostura—. Conozco a Carlos como socio de Helena, nada más. A Quintero lo he visto en eventos sociales, como mucho.

—Tenemos pruebas de transferencias millonarias desde empresas de Quintero a cuentas controladas por usted y Carlos Herrera —mintió Montero, observando atentamente su reacción—. Y sabemos que Ricardo Mendoza, o debería decir Ricardo Herrera, es primo de Carlos y trabajaba para ustedes vigilando a Helena.

El silencio de Ernesto fue más elocuente que cualquier confesión.

—Quiero a mi abogado —dijo finalmente.

Mientras Ernesto hacía su llamada, Montero recibió un aviso urgente. Habían localizado a Ricardo Mendoza, o al menos su vehículo, abandonado cerca del aeropuerto. En su interior, manchas de sangre en el asiento del conductor.

—Análisis preliminar indica que la sangre podría ser de Ricardo —informó Ortiz—. Parece que alguien está eliminando cabos sueltos.

La investigación de Helena Valverde revelaba a una mujer muy distinta de la imagen pública que proyectaba. No era solo la empresaria exitosa, la esposa trofeo o la amante apasionada. Era una mujer astuta que había descubierto una operación criminal utilizando su propia empresa, y estaba dispuesta a enfrentarse a los responsables, incluso si uno de ellos era su propio esposo.

Revisando nuevamente las evidencias en su oficina, Montero encontró algo que habían pasado por alto: entre los documentos recuperados de la caja fuerte de Helena, había registros de una propiedad en las afueras de la ciudad, a nombre de una empresa fantasma.

—Esta dirección no figura en ninguna de nuestras listas de propiedades conocidas de Helena —observó, mostrándosela a Ortiz—. Podría ser un lugar seguro, donde guardaba más pruebas o donde planeaba esconderse.

La decisión fue inmediata. Debían investigar esa propiedad antes de que alguien más lo hiciera.

La casa, situada en una zona boscosa y aislada, parecía abandonada a primera vista. Sin embargo, el polvo sobre el camino de acceso mostraba huellas recientes de neumáticos.

—Alguien ha estado aquí —murmuró Montero mientras se acercaban con cautela.

El interior de la casa era austero pero funcional. Un lugar diseñado no para vivir cómodamente, sino para ocultarse o trabajar en secreto. En la mesa del comedor encontraron una laptop y varios archivos esparcidos, como si alguien hubiera salido precipitadamente.

—Parece que encontramos el verdadero centro de operaciones de Helena —dijo Ortiz, examinando los documentos—. Hay registros detallados de movimientos financieros, fotografías de reuniones secretas, incluso grabaciones...

Montero se acercó a la laptop y la encendió. La pantalla se iluminó mostrando archivos cuidadosamente etiquetados: "Quintero", "Lavado de dinero", "Ernesto", "Carlos", "Ricardo"... y uno especialmente intrigante: "Mi verdadera identidad".

Abrió este último archivo y se encontró con una revelación que cambiaba completamente su comprensión del caso. Helena Valverde no era quien todos creían. Su verdadero nombre era Elena Quintero, hermana menor de Fernando Quintero, presumida muerta en un accidente años atrás.

—Helena no solo estaba investigando una red criminal —murmuró Montero, asombrado—. Estaba exponiendo a su propia familia, buscando venganza por algo que le hicieron en el pasado.

El sonido de un vehículo aproximándose los alertó. A través de la ventana, Montero vio un auto negro deteniéndose frente a la casa.

—Parece que no somos los únicos interesados en los secretos de Helena Valverde —dijo, desenfundando su arma—. O debería decir, Elena Quintero.

La verdadera identidad de la víctima revelaba una dimensión completamente nueva del caso. Helena no era solo una víctima; había sido una mujer jugando un peligroso juego de venganza y justicia, creando una nueva identidad para infiltrarse en los negocios de quienes le habían hecho daño.

Y ahora, mientras observaban por la ventana al hombre que se aproximaba a la puerta, Montero sabía que estaban a punto de enfrentarse a otra pieza del rompecabezas en este caso cada vez más complejo.

Capítulos
1 Capítulo 1: El crimen que sacudió la ciudad
2 Capítulo 2: La última noche de Helena
3 Capítulo 3: Una mujer de muchas caras
4 Capítulo 4: Máscaras caídas
5 Capítulo 5: Verdades a medias
6 Capítulo 6: La Hidra
7 Capítulo 7: Álbum Familiar
8 Capitulo 8:El mirador
9 Capítulo 9: La Confrontación
10 Capítulo 10: Las Consecuencias
11 Capítulo 11: Secretos del Pasado
12 Capítulo 12: Entre las Sombras
13 Capítulo 13: Revelaciones
14 Capítulo 14: Entre las sombras
15 Capítulo 15: Conexiones peligrosas
16 Capítulo 16: El amanecer de la verdad
17 Capítulo 17: Ecos del pasado
18 Capítulo 18: Secretos en la Ciudad Eterna
19 Capítulo 19: Ecos de Florencia
20 Capítulo 20: La Capilla del Amanecer
21 Capítulo 21: Los Secretos de Hypatia
22 Capítulo 22: La Carta Sellada
23 Capítulo 23: La Otra Hija
24 Capítulo 24: Tres Caminos de Sangre
25 Capítulo 25: Secretos del Amanecer
26 Capítulo 26: Sombras del Pasado
27 Capítulo 27: Ecos de la Sangre
28 Capítulo 28: El Secreto de los Siglos
29 Capítulo 29: La Resonancia de los Trillizos
30 Capítulo 30: El Legado de Helena
31 Capítulo 31: Los Cristales del Despertar
32 Capítulo 32: Secretos Antiguos
33 Capitulo 33: El Despertar
34 Capítulo 34: Encuentros en El Cairo
35 Capítulo 35: Secretos en el Desierto
36 Capítulo 36: Las Estrellas como Guía
37 Capítulo 37: El Legado Compartido
38 Capítulo 38: Constelaciones del Destino
39 Capítulo 39: Secretos Revelados
40 Capítulo 40: Laberintos Subterráneos
41 Capítulo 41: Senderos Divergentes
42 Capítulo 42: Ecos del Pasado
43 Capítulo 43: Secretos Revelados
44 Capítulo 44: Hilos Invisibles
45 Capítulo 45: Semillas del Destino
46 Capítulo 46: Ecos del Pasado
Capítulos

Updated 46 Episodes

1
Capítulo 1: El crimen que sacudió la ciudad
2
Capítulo 2: La última noche de Helena
3
Capítulo 3: Una mujer de muchas caras
4
Capítulo 4: Máscaras caídas
5
Capítulo 5: Verdades a medias
6
Capítulo 6: La Hidra
7
Capítulo 7: Álbum Familiar
8
Capitulo 8:El mirador
9
Capítulo 9: La Confrontación
10
Capítulo 10: Las Consecuencias
11
Capítulo 11: Secretos del Pasado
12
Capítulo 12: Entre las Sombras
13
Capítulo 13: Revelaciones
14
Capítulo 14: Entre las sombras
15
Capítulo 15: Conexiones peligrosas
16
Capítulo 16: El amanecer de la verdad
17
Capítulo 17: Ecos del pasado
18
Capítulo 18: Secretos en la Ciudad Eterna
19
Capítulo 19: Ecos de Florencia
20
Capítulo 20: La Capilla del Amanecer
21
Capítulo 21: Los Secretos de Hypatia
22
Capítulo 22: La Carta Sellada
23
Capítulo 23: La Otra Hija
24
Capítulo 24: Tres Caminos de Sangre
25
Capítulo 25: Secretos del Amanecer
26
Capítulo 26: Sombras del Pasado
27
Capítulo 27: Ecos de la Sangre
28
Capítulo 28: El Secreto de los Siglos
29
Capítulo 29: La Resonancia de los Trillizos
30
Capítulo 30: El Legado de Helena
31
Capítulo 31: Los Cristales del Despertar
32
Capítulo 32: Secretos Antiguos
33
Capitulo 33: El Despertar
34
Capítulo 34: Encuentros en El Cairo
35
Capítulo 35: Secretos en el Desierto
36
Capítulo 36: Las Estrellas como Guía
37
Capítulo 37: El Legado Compartido
38
Capítulo 38: Constelaciones del Destino
39
Capítulo 39: Secretos Revelados
40
Capítulo 40: Laberintos Subterráneos
41
Capítulo 41: Senderos Divergentes
42
Capítulo 42: Ecos del Pasado
43
Capítulo 43: Secretos Revelados
44
Capítulo 44: Hilos Invisibles
45
Capítulo 45: Semillas del Destino
46
Capítulo 46: Ecos del Pasado

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