La gran boda

Después de dos semanas de haber salido de la mansión Him recibí la llamada de la nana Suly, ella quería venirse conmigo, no soportaba los insultos y maltratos de la nueva señora Him junto con ella Tomás el chófer también quiso venirse conmigo, ya todo estaba listo esa noche salía rumbo a Nueva York, me esperaba una nueva vida.

Esa mañana antes de mi partida, las revistas y diarios locales reseñan la gran boda del año, yo no existía en la vida de ese hombre que vivió a mi lado por dos años, yo simplemente fui un fantasma, pero eso ya no me importaba, ya había salido de ese infierno, de ahora en adelante mi vida era mía y la viviría como yo quisiera, con mi hijo en camino, Fred y su padre me despidieron en el aeropuerto, hoy Stanford quedaba atrás ya no me interesaba nada de esa ciudad mi horizonte era otro y en mis planes esa ciudad no estaba en el mapa.

Llegamos a Nueva York, de madrugada, ya tenía un penhause en la quinta avenida de Nueva York, ya tenía trabajo en un prestigioso hospital El Mayo Cline, era de un tío de Fred y me estaba esperando, todo fue muy rápido y seguro, no estaba sola Suly y Tomás estaban conmigo, tenía familia a mi lado, Suly se comportaba como la madre que nunca tuve y eso era lo que realmente me importaba que cuando mi hijo viniera al mundo no estaría sola.

Ya tengo tres meses aquí en Nueva York, y tengo cinco meses de embarazo, hoy llegó Fred a visitarme y me trajo novedades de Inglaterra, supe por el que mis padres me estaban buscando, ya estaban enterados que había recibido mi herencia, Albert me había depositado el dinero ofrecido, fue generoso me depósito dos millones de dólares, supe que nunca estuve casada realmente, eso fue una gran mentira de Albert y mis padres, mi hermanita está haciendo de las suyas y la llaman la escandalosa de los Him, dónde quiera arma un espectáculo, yo estoy tranquila, trabajo y estoy haciendo otra especialidad, no me puedo quejar me va muy bien, he tenido muy callado que mi embarazo es de gemelos, Suly me pidió que se lo dijera a Albert, pero yo le comenté que podía mandar a matarme y matar a mis hijos, ella lo comprendió por unas informaciones que recibiera de una amiga cercana a la mansión Him, dónde mi hermanita se negaba a salir embarazada por no dañar su cuerpo, mis padres según y que buscaron tratar de dar con mi paradero, pero nunca se imaginaron que antes de salir yo había cambiado mis apellidos y había tomado el de mi abuela Soquer, ese era el motivo por el que no me encontraban y fue lo mejor que pude hacer, mi trabajo va muy bien y mi embarazo también.

Sin querer mi buen trabajo ha tenido reconocimientos, ya no soy la mujer catira de antes , ahora uso el pelo corto y negro, no me parezco en nada a la mujer que salió de Inglaterra. Pronto tendré a mis hijos en brazos.

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