Vamos a encontrar a ese imbécil

¿Qué carajos se hace en estos casos? Ni idea, por qué nunca ha estado en esta situación y mucho menos me han regalado algo o... Flores.

Bueno, tengo dos opciones: Averiguar quién me mandó este ramo de flores que valen más que mi vida y en serio vale más que mi vida. O simplemente tirarlo a la basura y no complicarme más.

Me levanto y camino directo fuera del aula. Cuando estoy frente de un basurero tiró el ramo sin pensarlo, ni siquiera me gustan los girasoles.

--- ¡Espera! --- Alguien grita atrapando el ramo antes de que caiga directo al basurero.

--- ¿¡Estás loco Emil?! ¡Este ramo vale dos riñones! --- Yo ruedo los ojos. Sin duda no hay nadie más molesto que Alex. Él conforma el triángulo de amistad que tengo con Paul.

Alex es un alfa con un gran tamaño, tiene su cabello teñido de morado y sus ojos son verdes claros. Y creo que ya saben como es el cuerpo de un alfa. No necesito especificar como es.

Y su personalidad... Se diría que es simpático y la persona más irritable de todas pero como un padre en momentos sensibles.

--- Si, pero no lo necesito. --- Respondí y puse mis manos en mis caderas. --- ¿Y como te enteraste tú de esto? ---

--- Los rumores vuelan tan rápido como los amores --- Suspira Alex. Yo le doy codazo en la costilla y él chilla de dolor. Sé muy bien que se refería a mi exnovio.

--- Eres un gran idiota. --- Gruñí.

--- Y así me amas

--- Claro, como decía que te amaba Ana --- Hablé burlón, Ana era su exnovia que literalmente le ponía los cachos y el muy baboso se creía todas las mentiras de la zorra.

--- Con eso no se juega Emil --- Alex frunció el ceño.

--- ¡Tú comenzaste! --- Le apunte con el dedo y después le arrebate el ramo.

--- ¡Oye! Dámelo, de igual manera tú no lo quieres --- Alex bufo

--- Lo sé, pero si Paul ve esto me va a llenar de preguntas y no estoy preparado para una escusa. Igual no sé quién me los dio. --- Me encogí de hombros.

--- ¿De qué no me tengo que enterar?

Carajo. Fue lo único que paso por mi mente, Alex y yo nos dimos la vuelta con lentitud como si fuera una película de terror y atrás estuviera un monstruo o la cosa que nos va a matar.

Y para ser sincero, a veces Paul pareciera que fue sacado de una película de terror. Pues ahora mismo estaba de brazos cruzados y con una mirada que te congela hasta la última gota de sudor.

...*****************...

--- ¿Lo entregaste en sus manos?

--- Si señor, en sus manos y me asegure que lo recibiera en persona.

--- Perfecto. Pronto lo tendré frente a mí. Y no podrá escapar de mi lado. --- Una sonrisa se extendió por los labios de ese hombre.

...*****************...

--- Hablé ya. --- Ordeno Paul sin dejar protesta alguna.

--- ¡Yo no tengo nada que ver! ¡El que recibió el ramo fue Paul! --- Alex alzó las manos en defensa y miro a Paul quien se hundió más ante las palabras de Alex.

--- Bien, entonces tú vete Alex --- Paul dejo de mirar lo y me miró a mí. Sentía como arrancaba mi piel solo con su mirada.

--- Maldito traidor... --- Susurré entre dientes. Ese maldito cobarde me dejó solo con una feria andante.

--- Ahora quiero una explicación Emil --- Paul me miró severo.

--- No me has explicado sobre la mordida que tienes en el cuello, siempre que pregunto evades mi pregunta. --- Volvió hablar Paul, había preocupación en su voz.

--- No es nada... Estoy bien Paul. --- Lo miré, pero no había sinceridad en mi mirada y sé que él lo sabe.

--- No. Esa mordida tiene al menos una maldita semana y no desaparece Emil... Te han marcado permanentemente...

Paul se acercó a mí y tomo mis manos.

--- Soy tu mejor amigo, nos conocemos de años... Emil quiero saber lo que sucede, quiero involucrarme en dónde tus estés. Por favor, necesito que confíes en mi..

Sentí como mis ojos picaban, y sin darme cuenta lágrima rodaban por mis mejillas. Paul me atrajo hacia él en un abrazo y comencé a llorar en su pecho.

--- Entonces... Ese día que te emborrachaste te acostaste con un alfa... Y dejo su marca en ti. --- Paul se pasó una mano por el cabello y suspiro.

Nos fuimos a la parte trasera del colegio para hablar con normalidad. Le conté todo a Paul, claro que omitiendo detalles en ya saben que.

--- Sí... --- Respondió sin ánimos y pequeños sollozos.

--- Solo diré que eres un gran tonto

--- Gracias por subirme el ánimo Paul --- Hable con sarcasmo y rodé los ojos.

--- Nunca más dejaré que tomes, ni una sola gota de licor. Al menos sabes quién te marco. --- Paul me miró esperando una respuesta --- ¿Verdad...?

Yo negué lentamente. Paul tomó un respiro profundo, sé que se está aguantando las ganas de ahorcarme.

--- Bien. Desde este momento nos dedicaremos a buscar al imbécil miserable que te marco. Y cuando lo encuentre. --- Gruño enojado. Yo solo tragué en seco, ni siquiera quiero imaginarme en las formas que Paul reaccionara al ver al tarado que me marco.

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