—No lo sé. Era grande, con ojos rojos y dientes afilados.
Kael apareció detrás de ellas, caminando en silencio como una sombra. Su presencia era un recordatorio de lo peligroso que era este lugar.
Kael
—Estás perdiendo el tiempo —(dijo con frialdad.)
Lila le lanzó una mirada furiosa.
Lila
—Esta niña necesita ayuda. No puedo simplemente dejarla.
Kael cruzó los brazos, observándola con una mezcla de desaprobación y curiosidad.
Kael
—Eres exactamente igual que antes.
Kael
–Siempre dejando que tus emociones nublen tu juicio.
Antes de que Lila pudiera responder, un rugido profundo resonó entre los árboles. La niña gritó y se aferró con más fuerza a Lila.
Lila
—Está aquí —(susurró.)
De la oscuridad emergió una criatura que parecía sacada de una pesadilla.
Tenía el cuerpo de una bestia, cubierto de espinas negras, y sus ojos ardían con un brillo carmesí. Su boca, llena de dientes afilados, goteaba una sustancia viscosa que humeaba al tocar el suelo.
Kael desenvainó su espada celestial, su rostro inexpresivo mientras daba un paso al frente.
Kael
—Quédate atrás, Lila.
Pero algo en la criatura detuvo a Lila antes de obedecer. En sus ojos rojos vio más que furia; vio dolor.
Lila
–Espera.
Dijo esto extendiendo una mano hacia Kael.
Kael se detuvo, pero no bajó su arma.
Kael
—¡¿Qué estás haciendo?!
Lila avanzó lentamente hacia la criatura, ignorando los gritos de advertencia de Kael.
Lila
—¿Quién eres? —(preguntó con una voz suave.)
La criatura gruñó, pero no atacó. En lugar de eso, retrocedió, como si temiera su presencia.
Lila
—Es un alma atrapada.
—Dijo Lila, de repente segura de su intuición.–
Lila
No es un monstruo.
Kael frunció el ceño.
Kael
—Es una amenaza. Acábalo.
Lila ignoró sus palabras y se acercó más. La criatura dejó escapar un rugido, pero no se movió para atacarla. Lila alzó una mano hacia su rostro.
Lila
—No tienes que hacer esto —(susurró.)
Al tocarlo, una oleada de imágenes inundó su mente. Vio a un hombre que había sido consumido por la desesperación, maldecido por sus propios errores hasta convertirse en este ser. Era un alma perdida, atrapada en un ciclo interminable de sufrimiento
Lila
—Puedo ayudarte.
—Dijo Lila, con lágrimas en los ojos.–
Kael, desde atrás, bajó su espada lentamente.
Kael
—Aradia... —(murmuró, usando el nombre que siempre había insistido que era suyo.)
Con un destello de luz dorada, Lila extendió su misericordia hacia la criatura.
La oscuridad que envolvía su cuerpo comenzó a desvanecerse, revelando al hombre que había estado oculto en su interior. Cayó al suelo, jadeando, mientras lágrimas rodaban por su rostro.
.
–Gracias
—susurró antes de desvanecerse en polvo, liberado finalmente de su tormento.–
Kael la observó, sus ojos llenos de emociones conflictivas.
Kael
—Siempre eliges el camino más difícil, ¿no?
Lila se giró hacia él, su mirada firme.
Lila
—La justicia sin compasión no es justicia en absoluto.
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