No entendía como llegó corriendo. Creo que al ver mi confusión creyó que era digna de una explicación.
--Cómo no aceptaste mi invitación en dos ocasiones, dejé a mi preciosa y me vine caminando, decidí esperarte allá apoyado en ese árbol.
Me señaló el viejo roble.
--Me dije: Hombre, a ti ninguna mujer te desprecia y a pesar del polvo del camino decidí que no ibas a ser tú la primera.
--Que gran ego tienes. Del porte de un buque.
--Se sincera y agradéceme que te salvé la vida o mejor dicho tu virtud.
--Gracias, señor.
--No hay de que, pero no te acostumbres. Si me sigues tratando así, es posible que me aburra.
Para mis adentros me reí. Este hombre está loco.
Tiré las piedras y miré mi calcetín, no servía, con tanta vuelta se había agrandado. Lo doble y lo metí en mi mochila.
Comencé a avanzar hacia el camino, lo dejé atrás, aún seguía choqueada por todo lo que había sufrido.
-- Adonde vas?
--A mi casa, debo alimentar a mis aves
--Eso es todo Muchacha?
--Que más quieres?
--Ya te agradecí y ahora me voy. La vida continúa.
--Ni siquiera me dirás tu nombre?
--¿O preguntarás por el mío? Me estoy preocupando realmente. Tu desinterés me está empezando a lastimar.
--Quieres que sea sincera?
--Realmente agradezco tu gesto, no sé que habría pasado si tú no hubieras llegado. Ese favor nunca te lo terminaré de pagar. Pero eso es todo.
--Soy una joven del montón, soy aburrida y sin gracia.
--No pierdas tu tiempo en una chica como yo. No soy lo que buscas.
--Tu mismo dices que las mujeres te persiguen como hormigas tras azúcar. Ve a sentarte y esperar que lleguen a tí.
--Si fueras del montón jamás te hubiera ofrecido llevarte una segunda vez.
--Si eres así, a lo mejor es porque no has encontrado al indicado él que te muestre un mundo diferente.
--Y porque crees que no eres a quien busco?
Yo seguía caminando tratando de alejarme lo antes posible de este hombre, pero él seguía a mi lado. Me agaché y crucé el cerco alambres que él abrió para mí. A su vez yo hice lo mismo.
Pero su tamaño hizo que quedará enganchado. Lo destrabé y me di cuenta de que cuando pasó por primera vez se había roto su camisa por varios lados y tenía rastros de sangre que la manchaban.
Me sentí culpable. Y a pesar de que quería alejarme de él lo antes posible no podía dejarlo así. Aún faltaban varios kilómetros para mi casa Lo miré a los ojos y no sé. ¿Vi ternura en su mirada?
No lo puedo descifrar.
--Vamos a mi casa.
--Uff por fin. Se detuvo al medio de camino y estiró su mano.
--Soy Herán.
Miré su mano y extendí la mía.
--Rosario.
--Viste era tan fácil. Nunca había tenido que enfrentarme a cuatro matones para que la chica que me interesa me dijera su nombre.
Traté de no mirarlo y comenzar a caminar para que no se diera cuenta de mi nerviosismo.
--Quien te enseñó a caminar?
-- Vas muy rápido.
--No, eres tú qué caminas como una tortuga.
--Uff que carácter por Dios mujer.
--Pero cuanto más complicada te pongas más interesante te pones para mí.
--Que eres? ¿Bromista o payaso?
--No. Solo soy un hombre que le gusta vivir la vida con alegría, tuve una niñez difícil ahora solo quiero que todo sea luminoso.
--Como tú. Tú eres luminosa, irradias una luz maravillosa, de inteligencia y bondad.
--Así convences a todas las chicas? Les dices que son luminosas.
--Ja ja ja que original de tu parte y estoy segura que todas caen así. Pobres se creen ampolletas con tus palabras. Le hice un gesto de desmayo. Él se sonrió
--Rosario, no necesito decirles nada. Todas caen rendidas a mis pies. Con mi físico no pasó desapercibido y mi sonrisa es espectacular.
Me comencé a reír sinceramente, nunca había conocido a nadie como él. Tenía muchos compañeros, y algunos habían demostrado interés por mí, pero nadie nunca me había llamado la atención en realidad ninguno como Herán
Él me miraba de forma divertida.
--Sigamos, falta poco, pero por lo visto estás equivocado de profesión, o eres comediante?
--No. Lo mío son los fierros, reparo autos.
--Ya me imagino que mientras estudiabas tus compañeros se deben haber entretenido con tu conversación.
--Nunca he estudiado, soy autodidacta. Llegué a octavo básico, mi niñez fue muy dura. Mi mamita tuvo todo en contra. Y yo ahora soy el sostén de ella.
--Oh! Algo bueno tenías.
--Falta poco para llegar.
--Y tú en qué curso vas? Segundo medio?
--Que sentido del humor. Ni que tuviera catorce años
--Me imagino que debes tener unos quince.
--Tengo diecisiete y estoy en segundo año de derecho.
--Viste. Sabía que eras especial. Así que quieres ser abogada.
--Con razón, eres así. Tienes tus metas. Y un hombre guapo como yo. Por muy guapo que sea no es digno de ti. Seguro buscarás un colega o un empresario, todos buscan subir, a mi mamá le pasó así, mi papá la abandonó por ser pobre.
--De que hablas Heran? Y por primera vez me detuve frente a él en medio del camino.
Elevé mis ojos miré directo a su cara, con toda la seguridad que me daban mis principios, le restregué a su ego.
--Soy hija de una sirvienta, desde que abrí mis ojos vi a mi mamá trabajando honradamente, acariciando mi rostro con sus manos despellejadas de tanto lavar, trabajando dieciocho horas sin parar, tuvo patrones buenos y otros fueron unos abusadores.
--Pero ella es mi ejemplo a seguir, una mujer honesta. Que jamás nadie la doblegó, que fue y es fiel a sus principios. No tuve padre, pero no me hizo falta, ella suplió ese lugar.
--Si decidí estudiar derecho fue para ayudar, a mujeres como mi mamá, que son abusadas por gente inescrupulosa. No para hacerme rica y lograr un buen matrimonio.
--Que tontera!
--Si cada día salgo caminando y cubriéndome de las piedras que saltan de los vehículos es por qué quiero cumplir mi sueño. Y eso se logra solamente con sacrificio y tesón y eso gracias a mi madre, lo tengo.
Me molesté, lo dejé parado y seguí caminando, que pensaba? que todas las mujeres queremos ser unas mantenidas? ¿De dónde sacó eso este hombre?
--Disculpa, no debí decirte eso. Sé que eres diferente.
No me detuve, él me seguía.
Los árboles comenzaron aparecer, el viento hacía que se mecieran y produjeran esa música que a las dos con mamá nos gustaba tanto.
Abrí la reja y entré, él a su vez también lo hizo.
--Tienes una bonita casa de campo.
--Me gustaría tener una así, con muchas flores y arbustos de colores como la tuya. Estoy seguro que a mi mamita le encantaría. Pero ella no pudo. Tuvo todo en contra.
-- La Sociedad la castigó por ser madre soltera.
Pensé mamá también es madre soltera, pero no iba a discutir con él.
--Entra, pasemos a la cocina para curarte esas heridas.
--Sacate la camisa, iré por el botiquín.
Cuando volví, y lo vi de espaldas era más impresionante de lo que creía. Tenía muchos desgarros.
--Te desinfectaré con alcohol y luego te pondré un spray que sirve para éste tipo de heridas.
Traté de concentrarme en limpiar los desgarros, pensaba mil cosas, él me hablaba, pero yo estaba determinada a terminar pronto.
--Tienes manos de monja. Nunca sentí nada.
--Porque tienes tantas cicatrices antiguas?
--Mamita tuvo malas parejas y también estuve en un hogar de menores, los más grandes acostumbraban a pegarnos. Son cicatrices del pasado.
--Terminé, estás listo, tendrás que ponerte tu camisa rota, nunca aprendí a cocer. Y no tengo una prenda tan grande para pasarte.
--No te preocupes cada rasguño valió la pena.
Se levantó y nuevamente miró la casa. Miró por el ventanal que daba al jardín interior.
--Tu casa es muy bonita. Las piedras pintadas le dan alegría.
--La casa no es bonita, tiene muchos arbustos y flores que la hacen ver hermosa, pero es una casa sencilla, que falta mucho por pintar y arreglar. Pero te agradezco tu comentario.
--Amamos éste lugar, es el fruto del trabajo de mamá.
Él no respondió nada se guardó sus palabras. Se encaminó hacia el camino.
-- Eres especial Rosario, fue un gusto acompañarte. ¿Cómo te vendrás mañana?
--Le contaré a mamá y veremos qué hacemos.
--Gracias Heran, te debo una.
--Mi nombre suena bonito en tu boca. Pero mejor me voy, antes que me retes.
Se dió vuelta y se fue riendo.
--Me debes una camisa, o una buena costura.
--Cocer no es lo mío. Le grité
Me entré de inmediato no quería que pensara que lo iba a mirar hasta que se perdiera en el camino.
Pero el tambor de mi corazón no dejaba de sonar. Que raro se sentía.
...----------------...
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 100 Episodes
Comments
H. Parra
excelente narración. gracias autora
2025-04-11
2
Gaby🌹
Ese corazón ❤️
2025-01-20
1
LectoraPR
Leyendo por segunda ocasión. Y entre broma y broma, Heran le está dando muestras de su carácter a Rosario. Esas pequeñas luces rojas que se encienden, que sirven de alarmas, indicándonos que seamos precavidas pero el bla bla bla las opacan. .
2024-10-10
2