Seojun despertó con una sensación de anticipación en su pecho. Había pasado varias noches soñando con el mismo sueño extraño: se veía a sí mismo en un ring de boxeo, enfrentándose a un oponente implacable. Aunque en el sueño no podía ver claramente la figura de su adversario, sentía una intensidad y una conexión con él que le resultaba familiar. Era como si ese encuentro estuviera predestinado, como si algo en su interior supiera que debía seguir ese camino.
Determinado a desentrañar el significado de sus sueños, Seojun empezó a investigar sobre el mundo del boxeo y sus leyendas. Cada tarde, después de cumplir con sus tareas en el orfanato, se dirigía a la pequeña biblioteca local. Allí, entre estanterías polvorientas y libros olvidados, encontró una sección dedicada a los deportes. Fue entonces cuando descubrió la historia del famoso boxeador Hak-kun.
Hak-kun era un nombre que resonaba con fuerza en los anales del boxeo. Fue una figura carismática y dominante en el ring, conocido por su valentía y su técnica impecable. Seojun encontró una imagen de él en su mejor momento: un hombre fuerte y valiente, rodeado de aplausos y victorias, con una sonrisa que irradiaba confianza. Sin embargo, su carrera estuvo marcada por una tragedia insuperable. Hak-kun había perdido la vida durante un combate, víctima de un golpe fatal en el cuello. La fractura cervical había sido tan severa que ni siquiera los médicos más experimentados pudieron salvarlo.
A medida que Seojun leía más sobre Hak-kun, comenzó a sentir una extraña conexión con él. Las palabras en las páginas parecían resonar con su propia vida. La historia del boxeador caído despertó en él una mezcla de emociones: admiración, tristeza, y una inexplicable familiaridad. ¿Podría ser que de alguna manera estuviera conectado con el espíritu del boxeador fallecido? La posibilidad lo emocionaba y aterraba al mismo tiempo.
Decidido a explorar más a fondo esta misteriosa conexión, Seojun buscó un gimnasio de boxeo en su ciudad. Había oído hablar de un lugar no muy lejos del orfanato, dirigido por un exboxeador retirado llamado Sung-hoon. Aunque estaba nervioso por enfrentar los desafíos que le esperaban, sabía que debía seguir su instinto y buscar respuestas.
El gimnasio era un lugar humilde pero lleno de energía y determinación. Las paredes estaban cubiertas de fotos de antiguos campeones, sus rostros reflejando el orgullo y la dedicación que habían invertido en su arte. Al entrar, Seojun fue recibido por Sung-hoon, un hombre de mediana edad con un porte robusto y una mirada penetrante.
“¿Qué te trae por aquí, muchacho?” preguntó Sung-hoon, con una voz que resonaba con autoridad y experiencia.
“Quiero aprender a boxear,” respondió Seojun, tratando de mantener la voz firme. “He estado teniendo sueños... y siento que necesito hacer esto.”
Sung-hoon lo observó detenidamente, como si intentara ver más allá de sus palabras. Finalmente, asintió. “Está bien. Empezaremos mañana. Pero necesitarás más que sueños para sobrevivir en el ring. Necesitarás disciplina, fuerza y una voluntad de hierro.”
Así comenzó la ardua jornada de Seojun. Los días en el gimnasio eran agotadores pero gratificantes. Sung-hoon era un maestro exigente, pero justo. Bajo su guía, Seojun aprendió los fundamentos del boxeo: la postura, el jab, el uppercut, y, lo más importante, la capacidad de resistir y contraatacar. Cada sesión de entrenamiento era una batalla consigo mismo, un paso más hacia el descubrimiento de su verdadero potencial.
Con el tiempo, Seojun empezó a notar algo extraordinario. A medida que su entrenamiento avanzaba, experimentaba cambios en su fuerza y habilidades físicas. Los movimientos de boxeo que parecían imposibles antes ahora fluían de manera natural, como si alguien lo guiara desde dentro de su ser. Sentía la presencia de Hak-kun, no como un fantasma, sino como una fuente de inspiración y poder.
Los demás luchadores del gimnasio comenzaron a notar la transformación de Seojun. Mientras antes era un chico tímido y retraído, ahora irradiaba una confianza y determinación que impresionaba a todos. Su presencia en el ring era imponente, y su técnica de boxeo, sorprendentemente efectiva. Era como si el espíritu de Hak-kun viviera a través de él, guiándolo y fortaleciéndolo.
Una tarde, después de una intensa sesión de sparring, Sung-hoon se acercó a Seojun. “Tienes talento, muchacho. Pero más que eso, tienes fuego. Ese fuego es lo que hace a un verdadero campeón. Pero no olvides, el boxeo no es solo fuerza y técnica. Es también corazón y mente. Tienes que encontrar el equilibrio entre ambos.”
Seojun asintió, sintiendo el peso de las palabras de su mentor. Sabía que su viaje apenas comenzaba y que aún enfrentaría muchos obstáculos. Pero con la guía de Sung-hoon y la presencia de Hak-kun en su espíritu, estaba decidido a seguir adelante. El legado del boxeador caído se había convertido en su fuerza motriz, impulsándolo a superar sus miedos y a abrazar su verdadero destino.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 35 Episodes
Comments