CAPÍTULO 1.

CAPÍTULO 1.

Agosto 15. Hace siete años.

Era un día como cualquiera en el que los estudiantes de preparatoria salían para festejar un nuevo ciclo en sus vidas. Las vacaciones estaban prontas para terminar y con ellas, se iría el verano.

Ese día, Alina se preparó para encontrarse con Christian —su novio— y Samantha —su mejor amiga y hermana menor de Christian— para pasar el día en el yate de ellos. Samantha y Christian son nada más y nada menos los herederos de la familia Walton, dueños de una empresa muy prestigiosa dedicada a la industria automotriz.

A pesar de que Alina venía de una familia trabajadora, ambos padres eran psicólogos, no le fue difícil ganarse un lugar en una preparatoria de alto nivel, a la cual accedió gracias a una beca estudiantil. Contrariamente a la mayoría de ese tipo de historias que solía leer en sus tiempos libres sobre la diferencia de clases sociales, en la preparatoria, Alina no tuvo enemigos.  Rápidamente, se hizo amiga de Samantha Walton y, tiempo después, comenzó a salir con Christian. Todo el mundo decía que esos dos estaban predestinados. Eran la pareja perfecta. Él siempre la veía con amor y admiración; y para Ali, no existía nadie más que no fuese Christian.

Además de ellos, también estaba Joseph Dawson —un chico proveniente de una familia de inmigrantes italianos de clase media—, Bill Loomis—cuyos padres tenían una pequeña empresa familiar. Si bien no eran ricos, tenían comodidades— y, por último, Miranda Harrington —heredera de un imperio hotelero muy importante—.

Los seis, más el capitán del yate de la familia Walton, llegaron al muelle para embarcar. Allí los esperaban algunos compañeros de clase, quienes también fueron invitados a la fiesta.

Alina y Christian no se despegaban nunca. Chris era muy sobreprotector con Ali y eso a ella le encantaba. Ambos habían decidido casarse cuando terminaran los estudios. Se amaban y no veían la hora de formar una familia juntos. Pero, nadie se imaginaba lo que pasaría ese día.

Alina notaba extraña a Samantha. Conocía a su mejor amiga y sin siquiera emitir palabra, ambas podían darse cuenta de que algo anda mal con la otra. Por lo tanto, ella se disculpó con su novio, quien la tenía sentada en su regazo y se dirigió detrás de Samantha.

—Sami. —exclamó ella, alcanzando a su amiga.

—Ali, me asustaste. —Exclamó la chica, secando sus lágrimas.

—¿Está todo bien? —preguntó Alina, preocupada por su amiga.

Samantha negó.

—Me conoces bien.

—Ven aquí. —exclamó Alina, abriendo la puerta de la habitación más cercana a ella y arrastrando a Sam para tener más privacidad. —Cuéntame.

Samantha suspiró y se sentó en un asiento. Tomo aire y luego comenzó a hablar:

—Ali, ¿recuerdas a Richard?

—¿El chico con el que te estuviste viendo estos últimos dos años? —preguntó Ali.

—Sí, él.

—¿Qué ocurre?

—Ali. Debo confesarte algo. —Exclamó.

—Sam, dime. Me estás poniendo nerviosa.

—Richard no es un muchacho. Es un hombre de cuarenta años. Está casado, tiene hijos y una vida feliz y yo, vendría a ser como una amante.

—¿Qué?

—Sí. Y ahora resulta que estoy embarazada. —Dijo Sam llorando. —Creí que él se pondría feliz con la noticia; sin embargo, se enojó, me culpo de todo y me dejó sola, con mi bebe.

—No, no puede ser. —Dijo Ali.

—Es así, amiga. —Dijo Sam, llorando. —Y ahora no sé qué hacer, ¿sabes lo que pasará cuando mis padres se enteren?

—No lo sabrán. —Exclamó Alina. —Nos tomaremos un año sabático, volveremos con el niño y diré que es mío… Le diré a Chris, estoy segura de que él…

—No… No Ali… Yo jamás podría hacerte esto.

—Entonces buscaremos a ese hombre, que por lo menos se haga cargo del bebe. Tendrá todo el amor del mundo y tu también Sami, yo jamás los dejaré.

—Lo sé, amiga. —Exclamó. —Lo sé… Somos tan afortunados de tenerte en nuestras vidas.

—Entonces no te preocupes Sam, lo solucionaremos.

—Él quiere obligarme a abortar, Ali. —Exclamó ella. —No permitirá que ese bebe nazca.

—No podrá.

Samantha y Alina se abrazaron fuertemente y luego de calmar un poco las lágrimas salieron de la habitación para reunirse con el resto de sus amigos. Sin embargo, ninguna de las dos se esperaba lo que encontraron allí. Un Christian furioso estaba a punto de irse encima de uno de los invitados.

—¿¡Pero qué mierda ocurre aquí!? —Grito Alina.

—¿De dónde mierda salieron esas fotografías, Samantha? —preguntó él.

—No sé de qué me hablas. —Exclamó Samantha.

Miranda se levantó de su asiento y se acercó a Sam, temerosa, para mostrarle algo en su celular. Alina se acercó para verlo junto a ella y por poco explota de la rabia que le causó aquello. Eran fotos, de su mejor amiga desnuda y otras en las que estaba teniendo sexo con el tal Richard. Por supuesto que a este último no se le veía el rostro, pero Alina sabía que se trataba de él.

—¿De dónde las sacaste? —preguntó Sam.

—Circulan por toda la web. —exclamó Joseph.

—¿Por qué, Samantha? —preguntó Christian.

—No lo sé, no deberían ser públicas.

—¡Claro que no deberían! —Exclamó. —¡Eres apenas una niña!, ¿quién mierda es ese tipo?

—Christian, basta. —Exclamó Joseph. —No es su culpa.

Samanta no aguantó más la situación y se alejó de ellos, seguida por Alina, quien estaba muy preocupada por ella.

—Sami, espera. —Exclamó Ali.

—No puedo creer que haya cometido una atrocidad tan grave. —Exclamó ella. —¿De quién me enamore?

—Ese tipo es una mierda, amiga.

—Es una advertencia. —Exclamó Sam. —Es solo una muestra de lo que es capaz de hacer si no cumplo con sus malditos caprichos.

—Eso no va a pasar Samantha. —Exclamó Alina. —Déjame pensar, prometo que mañana tendré una solución para ti y tu bebe.

—No… No Alina. —exclamó ella. —No voy a involucrarte.

—Eres mi mejor amiga, no te dejaré sola.

—¡Ya deja de meterte en mi vida! —Grito Samantha, desbordada. —No quiero tu maldita ayuda.

—¿Meterme en tu vida?, solo quiero ayudarte a solucionar el maldito problema en el que estás metida por acostarte con un hombre veinte años mayor que tú. ¿Eso es meterme en tu vida?

—¿Pasa algo? —preguntó Christian, quien venía acompañado de los demás.

—No, Christian. —exclamó Samantha. —Quiero estar sola, por favor.

—Piénsalo, Sam. —exclamó Ali. —Estaré con los demás.

Alina y Christian volvieron a la cubierta en donde la fiesta seguía como si nada hubiera pasado. Sin embargo, ella no podía concentrarse. Aún seguía pensando en su mejor amiga y le dolía que esté pasando por todas esas cosas.

—¿Todo bien? —preguntó Christian, abrazándola.

—No. —Respondió. —Necesito contarte algo. Es muy importante.

—Hey, Chris. —exclamó Bill. —Ven aquí.

—Vengo enseguida amor. —dijo Chris, dejándola sola para unirse a la diversión con el resto de sus amigos.

Alina suspiró y decidió salir de allí para buscar a Samantha, había pasado un buen rato sola y ya comenzaba a preocuparse. Estaba dispuesta a convencerla de dejarse ayudar. Alina sabía que Christian no se opondría a su pequeño plan. Después de todo, ella es su hermana.

Apenas se acercó a la parte delantera del yate, vio a Samantha preparada para saltar. Se apresuró a detenerla.

—Sam, Samantha. —Gritó ella.

Samantha giró su cara y al verla, sonrió. Finalmente, salto.

—¡No! —Grito Alina. Corrió rápidamente para apresurarse a salvarla. Sus gritos alertaron al resto del grupo, quienes inmediatamente fueron detrás de ella.

Alina saltó al mar, luchaba contra las olas para salvar a su amiga. Al principio no la encontraba por ninguna parte y el aire en sus pulmones comenzaba a escasear. Finalmente, la vio, se acercó hasta ella y la tomó de sus hombros para sacarla.

Alina nadó con su amiga hasta la parte trasera del yate para poder subirla y comenzar con la reanimación. El resto de los chicos, corrieron para seguirla, Ali levantó el cuerpo de Sam e inmediatamente Christian se abalanzó sobre ella para reanimarla, pero sin éxito.

Alina no tenía fuerzas y le costaba calmar su respiración. Christian agotó todos los intentos posibles por salvarle la vida a Samantha. Ella ya no tenía pulso. Al ver esto, Alina se derrumbó junto a ella en un desgarrador grito de dolor.

Christian ni siquiera reaccionaba. Se quedó allí, viendo hacia un punto fijo y alimentando aquellos sentimientos que nacían desde el interior. ¿Acaso su novia tuvo algo que ver con esto?

Mientras tanto, el capitán llevaba el yate hasta tierra firme. Billy ya se había encargado de llamar a las ambulancias para encargarse de Samantha.

Poco podrían imaginar, lo que pasaría una vez en tierra firme.

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Comments

C Matacruz

C Matacruz

pero la tonta de Sam no pensó en su amiga, todo tenía solución menos la muerte 😠😡😞😃😵‍💫😆🙂😝😕🤔😀😁😛🤨🙃😐😯😜😏☺️😦🤪😄😊

2024-10-29

0

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Que pocas ganas de vivir de alguna gente, cuando la vida es tan hermosa

2024-10-04

0

krmly

krmly

desde luego . no entiendo la mentalidad de algunas personas

2024-07-25

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