En la carretera
José llamó a su hermana Gabriela para informarle que su sobrino estaba herido y lo llevaba al hospital. Por su parte, Gabriela iba rumbo al hospital para saber el estado de Ángela y su nieta, e informó a José sobre la gravedad de su nuera.
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Hospital
El doctor salió del quirófano y le informó a Victoria y a Gabriel que solo había podido salvar a la niña mediante una cesárea de emergencia. Ángela murió por pérdida de sangre, y a pesar de todos los esfuerzos del personal médico, no fue posible salvarla.
La niña tenía muchas probabilidades de sobrevivir, pero debía seguir internada.
Victoria se quedó en silencio por varios minutos; solo lágrimas brotaban de sus ojos. Gabriela la abrazó automáticamente, tratando de contener las suyas. Sin darse cuenta, desde hace meses se había formado un vínculo entre la “Dama de Acero” y la “Dama de Hierro”, como eran conocidas ambas viudas por sus habilidades en los negocios y por liderar dos de las familias más importantes del país.
Una hora más tarde, llegó Roberto con sus hombres, cargando a Andrés, que estaba inconsciente. Lo subieron a una camilla y lo llevaron para atender sus heridas.
Roberto: Señoras, ¿cómo están Ángela y la niña?
Gabriela (llorando): Perdimos a Ángela.
José: Sé que todos estamos tristes, pero debemos hacer algo para proteger a la niña. No encontramos al Señor de las Sombras, y en la entrada hablé con Roberto. Me dijo que el francotirador se escapó. Todo indica que ese hombre es muy cercano a nuestras familias.
José, que había estado escuchando la conversación desde hace unos minutos, comentó su idea:
José: Hagamos pasar a la niña como hija de Mateo y María. Diremos que estaban esperando gemelos.
Ninguno de los cuatro se percató de la llegada de Andrés, que era llevado en silla de ruedas por una enfermera.
Andrés: ¿¡Qué es lo que están diciendo!? ¡Ella es mi hija! ¡No pienso dejarla! ¡Es la hija de la mujer que amo! ¡Se han vuelto locas! ¿Dónde está mi mujer?
Después de varios segundos de silencio, Roberto tomó la mano de su sobrino y le contó lo sucedido. Todo se volvió oscuro para Andrés. Por un momento pensó que era una pesadilla. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
Gabriela: Hijo, esto es lo mejor para los dos. Eres un hombre de guerra, tu esposa acaba de morir después de una cesárea de emergencia, y fue un intento de asesinato. No tienes ni idea de quién es el Señor de las Sombras ni por qué te quiere muerto. Es más fácil defenderte solo que con una niña recién nacida.
Andrés: Eres mi madre solo de nombre. Nunca me criaste y ahora me pides que renuncie a mi hija... igual que tú lo hiciste conmigo. Los únicos gestos maternales que recuerdo de ti fueron enviar a tu hermano a criarme cuando tenía 14 años, regalarme una finca pequeña y mandar a mi tío con tus hombres a salvarme.
Victoria: Escúchame bien, mocoso. Ya fue suficiente con perder a mi hija. Ahora no voy a perder a mi nieta.
Andrés: ¿Se refiere a la hija que supuestamente envió a estudiar a Europa y que escondió durante todo su embarazo por miedo al qué dirán?
Victoria: ¿A qué madre le gustaría un simple agente con entrenamiento militar como tú para esposo de su hija?
Gabriela: Es suficiente, Victoria. ¿Necesitas que te recuerde quiénes somos?
Victoria: ¿"Somos" o "eres"? Déjame recordarte que este don nadie es el hijo que tuviste antes de tu matrimonio. Por lo tanto, no es un Díaz. La única razón por la que no lo maté después de deshonrar a mi hija es porque tú eres su madre. Y la tonta de mi hija fue capaz de enfrentarse a mí con tal de seguir con él.
Gabriel: Igual casaste a tu segunda hija con mi hijo menor, así que no digas que no te conviene que seamos familia política.
Victoria: Sí, pero repito: solo me interesa emparentar con tu hijo legítimo, no con el bastardo, hijo de un simple profesor que conociste antes de terminar la universidad.
Andrés: Les pido que por favor se vayan y me dejen en paz con mi hija.
Andrés le pidió a una enfermera que lo llevara a ver a su hija. Todavía no tenía el valor suficiente para ver el cuerpo sin vida de su amada Ángela. Su tío José lo acompañó para conocer a la niña y hablar con él a solas.
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Clínica – Pasillos
Gabriela, Roberto y Victoria caminaban por la clínica rumbo a la cafetería cuando, de repente, una de las puertas se abrió con gran fuerza y salió una niña de 15 años. Era Dilia, la hija menor de Victoria.
Dilia (llorando): ¿Qué hacen aquí?
Victoria: La pregunta es, ¿qué haces tú aquí? ¿Qué clase de hospital deja a una niña de 15 años sola por los pasillos y la deja entrar sin un acudiente? ¿Dónde está la irresponsable de tu hermana María? Se suponía que iban juntas al cumpleaños de tu amiga Laura.
Dilia: Mamá, a mi hermana se le adelantó el parto.
Gabriela y Victoria: ¡Solo tiene siete meses!
Dilia: Llegamos hace una hora. Me dejaron entrar por ser su única acompañante. Nos trajo el chófer. Mateo llegó hace unos veinte minutos, está muy nervioso, fumando afuera.
El doctor salió por la puerta.
Doctor: Señores, el feto está muerto. No pudimos hacer nada por él. Era un varón.
Gabriela (tomándolo del cuello): Escuche bien, doctor. Si quiere seguir trabajando en este pueblo, en dos horas saldrá a darle la noticia a mi hijo Mateo de que su esposa María dio a luz a una niña.
Doctor: Señora, eso va en contra de mi ética profesional. Además, ¿de dónde quiere que saque una niña viva? La única que ha nacido es su otra nieta.
Gabriela: Ella es precisamente la niña que entregaremos a Mateo y María. Mucho cuidado con decir que Andrés es mi hijo. Son muy pocas personas las que lo saben. Tampoco olvide que soy socia de esta clínica.
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Sala de Neonatos
Después de llegar a la incubadora donde estaba la niña, Jose logró convencer a Andrés de que lo mejor para su hija era esconderla y regresar por ella más adelante.
Al salir de la sala, se encontraron con Dilia, quien no comprendía del todo lo que estaba ocurriendo.
Dilia: ¿Quién es este señor? (señalando a Andrés)
Andrés: Soy el hijo mayor de la señora Gabriela.
Gabriela (sosteniéndola de los brazos): Escúchame bien, niña. A partir de ahora, estás con nosotras en esta mentira.
Victoria: Dilia, tu hermana Ángela murió hace unas horas después de una cesárea de emergencia. Le dispararon. El resultado de todo esto es que tengo una nieta viva, y el desadaptado de su padre no puede criarla. Pondría su vida en peligro.
Andrés: Ella es mi hija, no suya, vieja abusiva.
Dilia (llorando): Mi hermana estaba estudiando en Europa…
Victoria: No, mi amor. Eso fue lo que les dije para que no se enteraran del “error” de su hermana.
Gabriela: Andrés, hijo, te prometo que cuidaré a la niña como si fuera mía y le daré todo el amor que nunca te pude dar.
Victoria: Andrés, por más inútil que seas, debes reconocer que esto es lo mejor para la niña.
A veces, amar significa renunciar.
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Updated 68 Episodes
Comments
Enith Martinez
...
2024-02-10
26
Eliana Jaramillo
Me parece una buena idea para estar cerca de la hija.
2024-02-02
22
mariela
Es como una cadena ahora la niña la cría otra persona que pasará con Andrés con el tiempo buscará a su hija quien es el señor de las Sombras
2024-01-30
25