¡Adivinen!!, estoy en Canadá, en la ciudad de British Columbia, alejada de mi país, yo vivo en España, Barcelona … Ha transcurrido cuatro días desde que salí del hospital, la verdad me sentí como en casa, pero a la vez muy extraña, la casa no era tan grande, de hecho tengo que pagar la renta y me volví como loca, la verdad si no es gracia a Loreta muero, porque no tenía ni idea de donde iba a sacar el dinero, bueno ahora mimos, ya que si fuera en mi otro cuerpo, pues si pudiera con todo los ahorros que tengo. He descubierto también varias cosas, que Iris tiene 29, la misma edad que la mía, su esposo es el tal Rodrigo y que Loreta le dice Rodríguez y murió en un accidente automovilístico, como mismo lo tuve yo. Hay cosas que se parecen a la vida que yo tenía antes en mi otro cuerpo. Encontré en las cosas de Iris sus apellidos, que son Doliente Muñoz, la verdad me gustan más los míos, ósea los que tenía cuando Aurora, Diva Valdés, más de clase, quizás. Con respecto al niño, algunas noches eran más difíciles que otra, me sentía demasiado atormentada, tanto que llegue a un estado de pánico.
-Amiga, hoy el día en la pastelería fue un éxito, todos te mandan saludo .-
Loreta va diciendo mientras baja las escaleras. Ella estuvo toda la mañana en aquella dulcería que ni sabía donde quedaba la verdad, pero desde que llegó no ha dejado de hablar y de mencionar personas que jamás había oído su nombre y era muy confuso todo.
-¿Y eso que estás tan callada?-preguntó sentándose frente a mí.
-La verdad me siento cansada -le digo mientras veo a Marión dormir tranquilamente.
-Quieres ir a descansar, te veo un poco mal - dice mientras me mira fijamente.
- ¿Crees que puedes ir cuidando a Marión para salir un momento?-le pregunto sintiendo la necesidad de ir a salir.
Era como si tuviera que ver algo, realmente , a veces me daban estas cosas de que no era yo la que actuaba en este cuerpo, hago cosas como que involuntarias.
-Sí, está bien, siempre te ha gustado salir - dice sentándose en donde yo me encontraba - la verdad nunca puedes estar quieta. -agregó.
Dándome un nuevo detalles, al parecer Iris es mucho de estar de un lado a otro, así como suelo o solía ser yo en Aurora. No digo más nada y salgo sintiendo aire nuevamente, debido a la mezcla de recuerdos que ahora tengo en mi mente, no sé a donde ir, jamás he venido aquí a Canadá, esto es una experiencia totalmente nueva para mí. Me decido a caminar hasta que llegó como a un lugar donde todos me miran como si fuera asombrado, acaso cambio algo en mi rostro, entró a la cafetería que hay a dos cuadra, en eso siento que están susurrando cosas.
-Iris cierto-dijo una voz atrás de mí haciéndome resaltar. Me giro viendo a un chico alto, de piel blanca, prácticamente pálido, con unos ojos grises bastante intensos, se ve bastante atractivo. -E!, ¿estás bien?-vuelvo a escuchar su voz. .
Reaccionó y me alejo un poco, la verdad no sabía quién era, ahora que debería decirle.
-Dime -digo soltando una risa nerviosa.
-Sabes oí como que, querían cerrar la pastelería-comentó e hice una cara de con función.
¿Cómo van a cerrar la pastelería?, Aparte Loreta no me dijo nada de esto.
-¿Sabes por qué? -le pregunte viendo como cualquiera puede perderse en sus ojos grises.
-Que raro que siendo una de las mejores haciendo pástales, no sepas y no andes como loca - dice uno con un poco de burló en su tono.
Lo miro levantando una de mis cejas… Y ahí me mira rato levantando una de sus cejas también.
-Y desde cuando tú sabes hacer eso, acaso habilidades luego de salir embarazada.-comentó con impresión.
-A ver, vamos a sentarnos para que me digas sobre la pastelería - le digo arrastrándole a una de las mesas vacías.
-Iris, recuerda que soy solo mesero, lo único que te puedo decir es eso y todo porque algunas empresas no apoyaron por nosotros en lo de la repostería - dice y mi mente se pone como en alerta.
Los recuerdos regresan, aquellos documentos que tenía que llevar en aquella junta era para poder reunir una cantidad de dinero y distribuir cada porcentaje en varias pastelerías, si no aquellos rusos tomarían parte de nuestra empresa y cerrarían aquellas que pidieron ayuda.
-Entonces Iris, tus recetas tienes que darlas en otra pastelería más elevada que la de nuestros - es lo último que vuelvo a escuchar de aquel chico, que por cierto trabaja conmigo.
-Es que eso no puede ser así - digo un poco desconcertada.
-Has hablado catalán, Iris -suelta de pronto y lo miro confundía.
-¿Qué has dicho?- le preguntó haciéndome la confundida.
-Nada, solamente estas como rara, solías reír más, el lío del bebé no te tiene bien - me dice con pena.
No me gusta que me miren así.
-Sabes, ya me tengo que ir - digo poniéndome de pie.
Y salgo sin mirar atrás, hay algo que tengo que hacer, en eso mi teléfono suena; más bien el de Iris y es una llamada de Loreta, mi gemela le tiene puesto…
-Dime - digo y me detengo sintiendo pánico.
-Has tardado, ven rápido para que veas lo que está saliendo por todos lados - me dice con una voz de asombro.
-Está bien - termino de decir.
Cuelgo y me pongo en marcha, la verdad no eran muchas cuadras, tal y como lo dije aquel día ...
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Comments
Francisco clemente pentón arrechea
eso de la pastelería que situación por dios ahora ... están en una misma alma vaya casualidades.
2024-01-15
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