Mi vecino parte II

El capítulo anterior fue un breve resumen, aquí diré detalles específicos de lo que fue mi primer amor no correspondido. El nombre suena un poco triste. Pero lo es.

Mi primer recuerdo cerca del joven A. Es cuando llego a una mañana, el joven A como costumbre estaba sin camisa. Estaba junto a su mamá, la madre de la niña maría. Yo entro nuevamente y allí estaba él, me lo presentaron, pero apenas escucho mi nombre, yo con el corazón como campana de botellero y el nudo en la garganta. Él me miro de pies a cabeza, se río y se fue adentro. Esa fue la primera impresión que tuve del joven A.

Muchos pensamientos se vinieron a la mente, desdén, vergüenza, decepción. Que podía esperar de un joven que tenía 18 años, con una vida resuelta, con novia. El que puede ver en una niña de 10 años, plana, sin forma, y ni siquiera el rostro lo tenía desarrollado. Me reí de mi misma cuando estos pensamientos me vinieron a la mente.

Mi segundo recuerdo fue en la primera navidad donde del año donde cumplí 11 años, ya para ese entonces mis padres aún no sabía que me gustaba A. En esa fiesta de fin de año, el joven A me vio y como es costumbre dar un abrazo y felicitar la persona por el fin de año. El joven A como nunca, me vio llegar a su casa, cuando iba a saludar a sus familiares, se abalanzó hacia mí y me dio un gran abrazo, el sudor mezclado con perfume, su sonrisa que me ofreció y el saludo qué me dio permanecen en mi mente.

Después de ese día paso algo inexplicable en una mañana de enero me dedique a manejar bicicleta siento decir esto, pero mis años dorados fueron en esa edad, desde que comencé a manejar bicicleta el joven A tomo una silla y su celular y se sentó en la terraza, yo con las ganas de sentirme mirada y el sentimiento de adrenalina, seguí manejando bicicleta hasta llegar la noche, no me sentía cansada, me sentía motivada, su presencia me motivo a seguir manejando y él también más adelante comenzó a manejar bicicleta. El tipo de pensamiento que se me vino a la mente cuando lo vi manejar bicicleta fue "tenemos algo en común. Que alegría" pero queridos lectores como siempre la felicidad no dura mucho.

En el mes de marzo en su cumpleaños número de 19, paso algo interesante, estaba con una muchacha delgada, esbelta, simpática, de cabellos rizados y piel trigueña. Estaba en sus brazos, mientras lo besaba y le sonreía. Yo vi esa escena qué se repite nuevamente como película en mi memoria y me da un vuelvo en el pecho.

El hombre que me gusta en brazos de otra, muchas se sentirán identificadas con esto, pero en mi caso la impotencia qué sentí de no poder hacer nada, de no hacer algo para qué me notará, fue algo un sentimiento jamás sentido y créame.

Este ciclo se repitara una y otra vez...

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