Ella entró a la casa derramando algunas lágrimas y Diego al verla imaginaba lo que había pasado, él se dio cuenta de los sentimientos de ambos y se acercó a hablarle.
-¿Fernanda podemos hablar?
-Si, claro.
Aunque no quería hacerlo no podía rechazar a quien le brindó un hogar todo ese tiempo. Pues ella ya sentía esa casa como su hogar.
-Te dijo lo que siente ¿verdad?
-Yo, lo siento, no puedo corresponder los sentimientos de Lucio, no sería justo para él. Sería mejor si me fuera de aquí.
-No, eso no entra en discusión, sé que eres fuerte, pero estar sola no te haría bien. Sé que no soy tu padre y no puedo tomarme libertades contigo, pero si quieres hablar puedo escucharte.
-Gracias
Sus lágrimas comenzaron a salir y Diego le dio un abrazo que tanto necesitaba. Él ya le había confesado que sabía la verdad de su viaje a la capital y que nadie más lo sabía por lo que tenía confianza en hablar con él.
-No puedo decirte que hacer, pero te diré una sola cosa, mi hijo jamás miro a una sola mujer, nunca. Siempre se acercaron a él, pero aunque eran lindas chicas él nunca las miro, muchas veces trataron de conquistarlo o de proponer matrimonios por negocios y siempre se negó. Desde niño dijo que él se casaría con alguien que amara. Y a mí no me importa si es noble o plebeya, soltera, viuda o divorciada. Únicamente quiero que sea feliz y creo que contigo lo sería. Pero eres tú quien tiene la última palabra.
-¿Pero y si me rechaza cuando lo sepa?
-¿Prefieres no saber qué pasaría? Yo creo que eres lo suficientemente valiente para arriesgarte y hablar con él. ¿Qué opinas?
-Gracias, usted es el mejor padre que alguien podría tener.
-Ja ja, lo intento.
Fernanda le dio un abrazo y seco sus lágrimas.
-Iré a arreglarme y lo buscaré, tengo que hablar con él antes que sea tarde.
-Ve tranquila.
Mientras, Lucio se había ido a entrenar, ya que quería descargarse un poco. Llevaba una hora y se encontraba empapado de sudor, los soldados estaban agotados y pedían que pare, ya nadie quería enfrentarlo. Fernanda se acercaba y al verla seco su rostro con una toalla y quiso irse de ahí, pero ella lo detuvo.
-¿Lucio podemos hablar por favor?
-Ahora no, necesito un baño.
Fernanda miraba su cuerpo que gracias a lo mojada que estaba su camisa podía ver lo bien marcado que tenía su pecho y abdomen.
Lucio giró y se fue rumbo a su habitación a tomar un baño, pero ella lo siguió y se metió detrás de él sorprendiéndolo.
-Qué haces?
-Necesito decirte algo. Es importante.
-Y yo necesito un baño. Sal de aquí.
-Esperaré afuera.
Lucio dio un suspiró cuando salió y se metió al baño. Al salir y abrir la puerta la encontró ahí parada esperando.
-¿De verdad?
-Si no te lo digo ahora que tengo el valor tal vez no pueda hacerlo nunca. Dame unos minutos y luego no te molestaré más, lo prometo.
-Bien, te escucho.
Fernanda se encontraba en la habitación de Lucio sentada en un sofá mientras él se sentó en la cama esperando que hablara,, pero ella no encontraba las palabras para empezar.
-¿Me dirás lo que querías o no?
-Solo escucha y no me interrumpas, por favor.
-Está bien.
-Cuando llegue aquí hace un año, no solo vine por los negocios que quería tener, también fue para escapar del este, seis meses antes de mi viaje mi padre había recibido una propuesta de matrimonio para mí, pero yo no acepte y mi padre tampoco, él siempre quiso que me casará por amor o con quien yo eligiera. Pero la persona que quería el matrimonio no estaba de acuerdo con el rechazo y empezó a acosarme, me buscaba todo el tiempo, sabía siempre donde estaba, me seguía, enviaba regalos, los cuales siempre rechazaba, hasta que un día luego de una reunión a la que concurrí fui asaltada de camino a casa, aunque entregue todo lo que tenía de valor eso no era lo que querían me secuestraron y terminé en manos de ese hombre, estaba totalmente loco, me decía que era por mi padre que no podíamos estar juntos y que yo lo amaba como él a mí. Yo ni siquiera lo recordaba, pero él me seguía diciendo que nos amábamos desde que nos habíamos visto por primera vez, hacía algunos años. Como yo lo rechazaba él me obligó a tener relaciones, me forzó, me golpeó para que según él yo admita que lo amaba, terminé diciéndole que lo amaba solo para que parara de sus abusos.
Fernanda era un mar de lágrimas mientras le contaba su mayor secreto, Lucio se habia acercado a ella y estaba sentado a su lado tomando sus manos.
-Decía que si me entregaba a él ya nadie podría separarnos. Por suerte mi padre me busco rápido y los guardias lograron encontrarme antes de que me siguiera lastimando. Estuve encerrada en mi casa sin querer salir, sin querer ver a nadie. Hasta que mi padre me obligó a salir y comenzó a entrenarme, aunque no sabía mucho hizo lo posible por ayudarme, ya que pedir un profesor era imposible, yo no podía ver a ningún hombre cerca. Unos meses después me propuso el viaje, yo ya me sentía mejor de estar rodeada de hombres pues los guardias eran de confianza y no me pareció mal volver a empezar en la capital. Él no podría venir, porque tenía negocios y le quedaban dos años de contrato, al terminar vendría a vivir conmigo.
-Lamento mucho todo lo que pasaste. Pero dime que paso con ese hombre.
-Fue ejecutado. Aunque no se dijo a quien agredió.
-Bueno me alegro, ojalá lo hayan torturado lo suficiente.
-Creo que si, mi padre fue a presenciar la ejecución, yo no pude hacerlo. Pero él me dijo que estaba en muy mala condición.
-Me alegro de que haya sido así.
-Yo lamento haberte dicho que no te correspondía, pero por lo que me pasó
-¿Crees que eso me hace dejar de quererte? Yo amo quien eres, lo que te pasó fue horrible y entiendo si no quieres estar conmigo todavía, pero puedo esperarte mil años si así lo quieres, puedo dejarte solo si no sientes nada por mí, pero si me quieres al menos un poco te esperaré.
-¿De verdad no te importa?
-Claro que me importa, pero en el sentido de que quiero cuidarte y demostrarte que el amor es el respeto, la confianza, la compañía. No una obsesión enferma que lleva a la locura.
Lucio abrazo a Fernanda y se quedaron así un largo rato mientras ella seguía llorando hasta quedarse dormida. La tomó en sus brazos y la llevó a su habitación dejándola en su cama y luego salió. Estaba frustrado, ahora entendía muchas cosas, como le había tomado tiempo para acercarse a los soldados, como la veía incómoda cuando algunos hombres se acercaban a ella en su trabajo, el porqué siempre quiso contratar solamente a mujeres y lo más importante el porqué su padre siempre impedía que se vaya a vivir sola. Dio un grande suspiro y fue a hablar con su padre. Le contó todo y comenzó a llorar, se sentía mal por todo lo que le había pasado al amor de su vida, porque ese era su sentimiento, la amaba y sabía que jamás amaría a alguien como a ella. Diego solo lo abrazaba, ni de niño lo había visto llorar de esa manera.
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ROCCI ART
Diego se convirtió en el mejor padre que pudieron tener esos tres huérfanos que un día llegaron a alegrar su vida y ahora al pasar los años y siendo adultos le demuestran que valio la pena haberles dado una oportunidad de ser su familia.
2023-10-01
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