Terror

Me levanté muy temprano angustiada, tan asustada por ser consciente de la existencia de monstruos como él, comencé a llorar y a temblar por Dereck, pues ya no era el mismo; aún así me esforcé para levantarme de la cama y comenzar con mi rutina como si nada, arreglé mi cuarto y me duché, me puse el uniforme y bajé a desayunar, ignorando por completo el silencio que había en casa, de repente un escalofrío recorrió mi cuerpo mi madre estaba sentada en el comedor frente a la ventana tenía una carta en sus manos, estaba temblorosa y desesperada.

_ ¡Buenos días, madre! ¿Que ocurre? ¿que te aqueja?

_ Lilith, siéntate debemos hablar... estamos en grave peligro

_¿Qué dices? Pero si no hemos hecho nada malo ¿por qué en peligro?

_ Hija, hay cosas allá afuera que están lejos de tu comprensión, si te contara tal vez pensarás que he enloquecido, debemos irnos de este lugar tus hermanos están empacando, despídete de Rosa y John y vuelve a casa de inmediato.

Traté de comprender las palabras de mi madre. Al principio creí que estaba jugando una broma de mal gusto, pero pronto vi que comenzó a empacar sus cosas, mis hermanos ya tenían sus maletas hechas, estaba confundida y muy asustada.

_ Madre los que nos acechan ¿son los responsables de los ataques en el pueblo?

_ Sí, son personas terribles, no podemos ganarles ni siquiera la policía podría, tu padre envío dinero suficiente para que escapemos y encontrarnos con él.

_ ¿Qué tienen que ver esas personas con nosotros? Cuéntame madre, te creeré.

_ Lilith solo haz lo que te digo, estamos perdiendo el tiempo en cualquier momento vendrán y en la noche todo se pone más peligroso, tardaremos cuatro horas en llegar justo antes de que se oculte el sol así que no me cuestiones hoy, y hazme caso.

Guardé silencio y saqué mis cosas, entre ellas ese escapulario que me encontré aquella vez, era tan bonito parecía ser de oro, fue cuando me pregunté ¿por qué nadie lo había venido a buscarlo? Estaba absorta, pero me apuré cuando vi que había perdido media hora, saqué lo más valioso que tenía, la ropa que mis padres con tanto esfuerzo me compraban, y un anillo plateado con una piedra roja que me regalaron cuando cumplí catorce años, creo que todo ese día elegimos lo que considerábamos más importante, al terminar de empacar le entregué a mi mamá las maletas y corrí a despedirme de mis amigos.

_ ¡Lilith! ¿Por qué corres? Aún es temprano, las clases no han comenzado.

_ Es cierto, pudiste caer y lastimarte ten más cuidado - alegó John

_ Ustedes dos siempre andan juntos ¿Acaso ya son novios?

_ ¡Lilith! - gritaron al unísono, pero pude notar sus rostros enrojecidos, lo único que pude hacer fue reír y despedirme sin explicar nada.

_ Lo siento, no nos volveremos a ver por un largo tiempo, pero prometo que los voy a llamar... adiós John, adiós Rosa.

Los abracé y corrí a mí casa, John trató de atraparme, pero no pudo alcanzarme, lo perdí de vista a mitad de camino, sé que irme de esa forma era egoísta, pero no quería que pensaran en mí porque quizás no vuelva jamás.

Cuando llegué a casa, mis hermanos se estaban subiendo al auto, mi madre me espera muy angustiada su rostro estaba pálido y sudoroso, sus ojos se volvían cada vez más oscuros.

_ Madre, hay que ir al hospital, no te ves para nada bien

_ ¡Sube al auto Lilith!

Obedecí sin rechistar, me senté cerca de la ventana y saqué el escapulario que tenía en mí bolso, mis hermanos no paraban de molestarme, pero me mantuve serena, cuando me percaté del camino tan extraño que estábamos tomando, árboles por todos lados seguramente por ahí nadie pasaba, cuando de pronto mi mamá comenzó a temblar trató de mantenerse tranquila pero no tardó en hiperventilar y perder el control del auto, chocamos contra un árbol mis hermanos quienes para ese entonces tenían solo ocho años comenzaron a llorar, mí madre quedó atrapada pero como pudo soltó su cinturón.

_ ¡Lilith, ayúdame por favor! - gritó desesperada, corrí con el corazón en la mano, sus piernas estaban destrozadas pude ver su hueso que había rasgado el pantalón azul que en ese momento tenía, la sangre era demasiada, traté de llamar a emergencias pero en ese horrible lugar no había señal, fue entonces cuando me dí cuenta que habíamos caído en su trampa, el silencioso bosque pronto se volvió terrorífico, dos hombres de aspecto extraño uno de cabello plateado y otro de cabello dorado se acercaban rápidamente a la escena.

_ ¡Ecaterina, te has vuelto demasiado débil, sangras igual que los humanos, das asco!

Sabían el nombre de mí mamá lo que me preocupó aún más, el palpitar de mí corazón era débil sentía que se iba a detener por el miedo que tenía, mí madre acomodó su pierna y sonrió, su aura era igual que la de esos tipos pero en definitiva un poco más débil.

_ ¿Quién los ha enviado? mí trato ha sido honrado, jamás he tocado a un humano, mis hijos son normales.

_ Adam, ese maldito jamás debió casarse contigo ¿sabes lo que hizo? Asesinó nuevamente a uno de nosotros, era el sucesor de los Amare , nadie le dijo que interfiera en nuestra cacería pero igual lo hizo ¿no te parece estúpido? él fue quién condenó a su familia, el director los quiere muertos.

_ Los pecados de mí esposo son suyos, no nuestros, mis hijos no han hecho nada malo y yo no he violado el protocolo, la muerte no es una sentencia que los Amare puedan dar como si nada, soy hija de Ryo Athanasia , los matará si me hacen daño.

Nunca había escuchado a mí madre hablar de mi abuela, pero verdaderamente la ví asustada, aún así los hombres la ignoraron y lanzaron lejos a uno de mis hermanos, mí madre se desplazó rápidamente para atraparlo era tan veloz casi imperceptible a mis ojos, fue entonces cuando uno de ello se me acercó y vio el collar en mi mano.

_ ¿Quién te entregó es rosario? ¿a quién se lo has robado? - gritó lleno de ira, sus ojos rojos cada vez más oscuros, tomó mí cuello y poco a poco comenzó a destrozarlo, pero mi madre tomo su mano y de un golpe la rompió, mis hermanos se escondieron tras de mí, se aferraron a su hermana mayor, corrimos lo más rápido que pudimos, pero no fue suficiente, no podía alejarme lo suficiente, mí madre le gritaba al hombre de cabello dorado que no nos persiguiera pero poco le importaban los lamentos de una madre aterrorizada por lo que iba a ocurrir, de repente pude ver que ella se arrodilló alzó sus manos y dijo que pagaría el precio del error de su esposo, todo se mantuvo en silencio, ambos lo pensaron y les pareció divertido asesinar a la hija de Ryo pues se jactan de ello.

_ Después de todo solo eres un híbrido, una bastarda, Athanasia no lloraría por una tan débil como usted, aceptamos el trato Adam vivirá, vivirá con el remordimiento de haber obedecido a la orden de la iglesia, no encontrará a nadie de su familia con vida.

Al escuchar eso ella trató de zafarse de los brazos de su verdugo, pero no fue suficiente él torció su cuello frente a nosotros, luego arrancó su cabeza y le prendió fuego, lo último que pudimos ver fueron las lágrimas de nuestra madre, como si de una película de terror se tratase, tomé a mis hermanos y eché a correr con ellos hacía algun pueblo donde alguien pudiese ayudarnos, pero no tardaron demasiado en encontrarnos, arrebataron de mis brazos a mis dos hermanos quienes gritaban por ayuda, pelee , traté de levantarme aunque mis manos estaban destrozadas, me levanté una y otra vez para abrazarlos para salvarlos pero ninguno de mis intentos dió resultados .

_ ¡Basta, matenme a mí, dejen a mis hermanitos hagan lo que quieran conmigo no me importa, pero por favor dejenlos vivir! - me arrastré por el suelo para besar el zapato del hombre de cabello plateado, quién me miró extrañado pues aún no había muerto, aún así guardó silencio y dejó que el hombre de cabello dorado destrozara la cabeza de mis hermanos para después beber su sangre, fue tanta mi impresión que me golpeé con una roca en la cabeza una y mil veces, quería morir con ellos ese día, lo último que ví fue la silueta de una mujer que caminaba hacía mí.

Desperté en un lugar completamente desconocido para mí, estaba completamente destrozada pero aún tenía ese escapulario en mí cuello, recordé lo que esas bestias le hicieron a mi familia y quise terminar con mi vida, pero un hombre apareció, esos ojos rojos ese rostro, ya lo había visto, pero no lograba recordarlo grité de dolor, de desesperación, supliqué que me sacaran de esa inmunda película de terror, pero todo era real todo eso ocurrió y para mí desgracia no puedo devolver el tiempo.

_ ¿Por qué te trajeron aquí, Lilith? Te dije que te mantuvieras lejos de la gente como yo.

_ ¿Quién eres? ¿tú fuiste el que los asesinó? Dime maldito animal, tú fuiste el que me arrebató a mi familia?

_ La directora fue quién te trajo a este lugar, me pidió verte porque soy el único que no tiene problema con la sangre humana.

_ ¿Qué te diferencia de los demás? Si fuiste tú quién atacó a Dereck y quién casi me mata también.

_ Jamás te habría asesinado, no me interesa eliminar seres tan insignificantes como tú.

Escuchar como despreciaba a los demás me sacó de quicio por lo que desesperada y llena de frustración le grité:

_ ¡Lárgate, lárgate de inmediato, los odio, odio a los malditos monstruos !- aunque mi intención era hacerlo sentir como escoria, él se mantuvo sereno, no dijo ni una sola palabra para responder a mí histeria, ya que en ese momento no sabía si estaba atrapada en una pesadilla infinitamente dolorosa.

_ Pues tendrás que acostumbrarte a nosotros, soy Zaffder y soy el representante de esta, la escuela más prestigiosa de vampiros.

Pensé que había muerto y estaba penando por haberle mentido algunas veces a mamá, para mí es un castigo cruel, no quiero aceptar la realidad, jamás la aceptaré, jamás aceptaré a esos monstruos desalmados.

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