Capítulo 2 El adiós

El auditorio estaba lleno de estudiantes nerviosos, pero yo me sentía tranquila, sonriendo en medio de la ansiedad colectiva. La directora, con su voz firme, nos indicó que la defensa de la tesis estaba por comenzar.

—Alumnos, ya podemos empezar —informó.

Cada grupo tomó su turno, y el nuestro fue el último. A medida que nos acercábamos a presentar, mi corazón latía con fuerza, pero la emoción superaba al miedo.

**Nuestro tema: El Embarazo Precoz**

Discutimos el embarazo precoz, un fenómeno alarmante que afecta a muchas adolescentes entre 10 y 19 años. Resaltamos que, en esta etapa de desarrollo, las jóvenes enfrentan cambios hormonales difíciles y riesgos significativos tanto para ellas como para sus bebés.

* **Causas:**

  - Falta de atención médica y desconocimiento.

  - Alto riesgo de enfermedades ginecológicas, como preeclampsia o eclampsia.

  - Necesidad urgente de educación sobre prevención y métodos anticonceptivos.

Vimos cómo las preguntas de los profesores aumentaban la tensión en el aire. Suspire, intentando mantener la calma.

Al finalizar nuestra exposición, la directora nos felicitó, y una oleada de alivio recorrió mi cuerpo.

—Gracias, maestra —respondió Isabella, aliviada.

Una vez concluídas todas las presentaciones, la directora anunció las medallas y títulos. Cuando escuché mi nombre, las lágrimas de felicidad brotaron de mis ojos como un torrente.

—¡Gracias, directora! —respondió Isabella, emocionada.

El ambiente estaba cargado de nostalgia y emociones, mientras el ciclo escolar llegaba a su fin. 

Al salir de la universidad, fui a casa con una mezcla de alegría y confusión sobre lo que me esperaba. Al llegar, corrí y abracé a mi padre, entregándole el birrete con mi título.

—¡Papá, lo logramos! —exclamé con emoción.

Él sonrió, aunque su mirada reflejaba una inquietud oculta.

—Mi niña, ¡qué felicidad! —dijo, pero su tono era diferente.

Sin poder contener mis sentimientos, le dije:

—Papá, no quiero perderte.

Entonces, su rostro se tornó serio. 

—Quiero que sepas algo importante antes de irme. —Dijo, con un tono de pesar.

—¿Qué pasa? —pregunté, intrigada.

—Tu madre y yo nos divorciamos hace un año. Me casé con Mileydi después de unos meses; ahora está embarazada y tendrá una hermanita. Ella me trajo mucha felicidad durante mi enfermedad. Quiero que la ayudes, hablé de ti con ella; se alegró mucho.

A pesar de la sorpresa, una parte de mí sonrió al escuchar sobre su nueva familia.

—¡Qué buena noticia! Me alegra que hayas encontrado tu felicidad —respondí, nerviosa.

Pero, en un abrir y cerrar de ojos, su mirada se apagó y el silencio llenó el aire.

—¡Papá! —grité, dándome cuenta de que algo horrible acababa de suceder.

Llamé rápidamente a la ambulancia, temblando.

—¡Ayúdenme, por favor! —tropiezo en mis palabras, el miedo me paralizaba.

—Señorita, calma. ¿Qué ocurre? —indagó el operador.

—¡Mi padre no respira! —lloré, mi voz quebrándose.

Cuando llegó la ambulancia, los paramédicos entraron rápidamente, y yo los llevé a la habitación. La enfermera revisó a mi padre, pero sus gestos se tornaron serios.

—¡Señorita! Su padre ha muerto —me informó con amabilidad, pero su tono solo acentuó mi desconsuelo.

—¡No puede ser! —grité, el dolor se apoderó de mí.

Ella me abrazó, y lloré desconsoladamente. Una parte esencial de mí se había ido, y el vacío en mi pecho era abrumador.

Cuando los forenses llegaron, la realidad se hizo cada vez más dura. Mientras llevaban el cuerpo de mi papá, una parte de mí aún no podía creer lo que estaba sucediendo.

—Buenas tardes, le habla la enfermera; queremos reportar una muerte de forma natural —aclaró en el teléfono.

—¡Buenos días! Enseguida vamos para allá —respondió el inspector, su voz era profesional, pero yo sólo sentía vacío.

Mi madre no estaba, trabajando en el hospital, y yo me encontraba sola en esta tormenta emocional.

Los forenses se acercaron a mí.

—¡Buenas tardes, señorita Isabella! Lo sentimos mucho —dijo uno de ellos, sus palabras me parecían distantes

 Apenas pude articular una respuesta. La tristeza me invadía, como una ola imparable.

Después de llevarse el cuerpo, el inspector me hizo algunas preguntas.

—¿De qué murió su padre? —indagó.

—Mi padre tenía problemas cardíacos —logré responder, la realidad aún me parecía ajena.

—Lamentamos lo sucedido, señorita —se despidió el inspector con delicadeza.

Se llevaron el cuerpo a la morgue para preparar su velorio, y quedé sola, enfrentando un mundo que de repente se sentía tan oscuro y frío.

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Comments

Starling04

Starling04

😢Estoy tan emocionada y conmovida después de leer tu historia. Gracias por permitirme experimentar tanto de tu mundo.

2023-07-22

1

Gorillaz my house

Gorillaz my house

No te detengas nunca de escribir, tu talento es maravilloso👍

2023-07-22

0

Setsuna F. Seiei

Setsuna F. Seiei

Tu manera de escribir ha sido tan emocionante que necesito saber cómo continúa la historia 👀, por favor actualiza 💻.

2023-07-22

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