Capitulo 5

Los días pasaban, en el restaurante iba todo bien. Los días libres se me hacían largo y aburridos, estaba acostumbrada de siempre estar haciendo algo. Así que decí ir al hogar ahí siempre había algo que hacer.

Otro día iba a mi antiguo trabajo. Así me la llevaba en los días libres.

Estaba constantemente llamando a mi ciudad natal para saber noticias de mi familia, pero nada se sabía.

El consuelo qué tenía era que estaban vivos de no ser así, esa noticia sería la primera en saberse.

Maximiliano me aconsejaba qué descansara en mis días libres, qué me quedara en casa, leyera un libro o simplemente durmiera.

Seguí su consejo, pero no hubo resultado, finalmente tomé mi guitarra y me puse a sacar unas canciones en versión acústica que estaban de moda. Eso me entretuvo bastante.

Un día estaba terminando mi jornada en el restaurante, me llama Maximiliano, diciendo que necesitaba ayuda en el bar, qué había llegado mucha gente, era una de esas comidas de empresas y no daba abasto con el personal.

Así que fui a echarle una mano. Entre por la parte de atrás del bar. Se escuchaba podía el bullicio.

Entre directo a la cocina, vi que tenían muchos pedidos por entregar. Me puse manos a la obra.

Como de costumbre me coloque mi mandil y empecé a preparar los platillos. Al parecer esto iba para largo, la gente estaba muy animada, por suerte al siguiente día tenía libre, así que no me importaba trabajar hasta tarde.

Maximiliano fue a la cocina a agradecerme por echarle la mano. Me dice que me pagará el favor con un buen bono extra.

—Esto lo hago por gusto, además te debo mucho, así que nada de bono. ¿¿Entendido??

Me miró y solo sonrió.

—De que empresa es la gente?? Se ven muy animados.

—Son de la empresa Conrad, qué se dedican a tecnología de alta generación.

—Es el hijo del señor Eliot Conrad, Sebastián.

La verdad nunca he oído hablar de esa compañía.

No le preste mayor interés y seguí en lo mío.

Al cabo de un rato vuelve Maximiliano.

— Noelia!!! Maximiliano me habla preocupado.

—Que!! ¿Paso algo??

Pensé que algunos de los platos no les agrado a los comensales y estaban reclamando.

—Si pasó, el músico qué estaría esta noche no llegará, tuvo un accidente.

—Que mal!!

—Que harás??

Natalia que estaba cerca había escuchado lo que había pasado con el músico y no se le ocurrió nada más que decir que yo cantara esa noche.

—No, no, no, están locos, no puedo, no!! De solo pensarlo se me aprieta la guata.

—Noelia, tú eres mi única salvación para esta noche.

— Pero Maximiliano, yo no puedo.

— Pero si ya lo hiciste una vez y lo hiciste bastante bien.

— Esa vez estábamos en confianza, además tenía unas copitas. Ahora no me atrevería hacerlo ante tanta gente.

— Entonces tomate algo fuerte.

Rei a lo que acaba de decir Maximiliano.

— Tienes pánico escénico?? Pero si cantabas en el coro de la iglesia. Siguió diciendo.

— Eso era distinto porque no estaba sola ahí. Además, mira como ando vestida, no voy a salir a cantar con esta pinta.

— Eso tiene solución, te pones mi ropa, dice Natalia.

Reí ante tal ocurrencia, Natalia es de estilo rockero, sus outfit son de usar pantalones de látex negros, polera se encaje y chaquetas de cuero negro. Lo único que me servía a mi, era tener puesto mis botines negros.

—Serás toda una rockstar, dice Maximiliano .

— Ay, no sé.

Dudo que lo que estaba proponiendo saldrá bien.

— Claro que saldrá bien. Tienes una hermosa y gran voz, tocas la guitarra y el piano. ¿¿Que podría salir mal???

— Ya está bien, todavía no me subo y ya estoy que no doy de los nervios.

— Tienes media hora para prepararte, Natalia acompáñala no quiero que se arrepienta, dice Maximiliano.

Con Natalia nos fuimos a los vestidores donde nos cambiábamos para empezar con nuestro trabajo.

Natalia me paso su ropa, teníamos la misma talla. Me vestí, Natalia me mira y le dice, aquí falta algo.

Suelta mi cabello qué de costumbre lo llevaba con una trenza para trabajar, mi cabello quedo con ondas y luego procedió a maquillarme.

Me delineo los ojos de negro y me puso un labial rojo mate.

Me miro al espejo y realmente estaba irreconocible.

— Esto merece una foto para redes, dice Natalia y nos tomamos unas selfis.

Tocan a la puerta, era Maximiliano que nos vino avisar en 30 minutos tenía que salir a escenario.

Me paralicé, con lo que dijo mi jefe.

—Que cantarás? Me pregunta Natalia.

Eso mismo estoy pensando, con que canción empiezo. Me sé varias pero en este momento siento que no me sé ninguna.

—Y ahora vestida así… Debo cantar alguna canción de este estilo…

— Dios lánzame un salvavidas!!! Grite.

— Que tal si cantas el ave maría, me dice Natalia.

Reinos como locas por la ocurrencia de mi amiga, pero vaya que me relajo esa sesión de risas.

La risa se acabó cuando Maximiliano, nos vino a decir que me anunciaría. Ya no había vuelta atrás tenía que salir y olvidarme de los nervios. Respire hondo y salí.

Me pare en el pequeño escenario tome la guitarra, estaba aterrada cuando vi la cantidad de ojos que estaban sobre mí.

Solo dije buenas noches.

Enseguida me centré en la guitarra, comprobé si estaba afinada y empecé a tocar.

La primera canción que cante fue,

Unstoppable de Sía.

Vi que la reacción de los presentes era buena, escuchaban con respeto. Al terminar la primera canción, todos aplaudieron al instante.

Y fue ahí que me detuve a ver las caras de quienes estaban ahí.

Fui recorriendo las mesas con la mirada, nadie qué haya visto antes o que recuerde, hasta que llegue a un rostro conocido.

Era él, el hombre que me ayudo, esa noche de la inauguración del restaurante.

¿¿Me abra reconocido??

Se acordará de mí??

Preguntas se me pasaban por la cabeza. Su mirada era penetrante.

Las personas que estaban con él empezaron a pedir otra canción, agradecí eso y volví a centrarme en lo que debía hacer.

Seguí cantando.

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