Una propuesta inesperada

Capítulo 3: una Propuesta Inesperada

Mi vida dio un giro inesperado desde el momento en que Gabriel, el enigmático hombre que resultó ser un ser antiguo, apareció nuevamente en mi camino. A medida que nos adentrábamos en las calles iluminadas de la ciudad, la incertidumbre se mezclaba con la curiosidad en lo más profundo de mi ser. ¿Qué me esperaba ahora? ¿Qué significaba cumplir mi parte del trato?

El viento susurraba entre los edificios altos, llevando consigo un aire de misterio y tensión. Gabriel caminaba a mi lado, su figura imponente y su mirada enigmática. Su personalidad parecía fría y enigmática a la vez, como si ocultara secretos y disfrutara de la incertidumbre que sembraba en mi interior.

Finalmente, encontramos refugio en un pequeño café apartado del bullicio de la ciudad. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, observando el ir y venir de las personas mientras el aroma del café llenaba el ambiente. Aunque me sentía nerviosa, decidí confrontar a Gabriel directamente.

"Gabriel, necesito saber más sobre este favor que debo cumplir", le dije, buscando en sus ojos respuestas a mis inquietudes.

Él tomó un sorbo de su café y me miró con una sonrisa enigmática. "Emily, el favor que reclamaré es que te cases conmigo".

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendida por su propuesta. Nunca habría imaginado que el favor pendiente fuera un matrimonio. No había señales de enamoramiento ni de conexión emocional entre nosotros, pero parecía ser la única forma de cumplir con mi parte del trato.

"¿Casarme contigo?", repetí, tratando de procesar la información. "Pero, Gabriel, apenas nos conocemos. No hay amor ni un vínculo entre nosotros".

Gabriel soltó una risa suave y juguetona. "Emily, el amor no es un requisito para cumplir el trato. Nuestro acuerdo está basado en una antigua tradición que trasciende las emociones humanas".

Me sentí atrapada entre la incredulidad y la confusión. Aunque su propuesta era inesperada y desconcertante, una parte de mí sabía que no podía ignorar mi responsabilidad. Además, no quería que las consecuencias de no cumplir el trato me persiguieran.

"Entiendo que cumplir el trato es importante", le respondí con determinación. "Pero necesito tiempo para pensarlo. Casarme contigo es algo serio y no puedo tomar una decisión apresurada".

Gabriel asintió, mostrando una comprensión inusual. "Entiendo tus reservas, Emily. Te daré el tiempo que necesitas para considerarlo. Sin embargo, recuerda que el trato debe cumplirse, y pronto llegará el momento en que debas tomar una decisión".

A medida que salimos del café y nos sumergimos nuevamente en las calles de la ciudad, sentí un torbellino de emociones y pensamientos en mi interior. No había esperado que el trato implicara una propuesta de matrimonio de alguien a quien apenas conocía. La idea parecía absurda y desafiante, pero también sentía la presión de la responsabilidad.

Los días pasaron y cada vez que me encontraba con Gabriel, la tensión crecía entre nosotros. Aunque nuestra relación estaba envuelta en el velo de lo desconocido, hubo momentos en los que pude vislumbrar destellos de su verdadera naturaleza. Era un ser enigmático, con una presencia magnética que me atraía y me asustaba al mismo tiempo.

Pero, a medida que exploraba mis pensamientos y emociones, me di cuenta de que no sentía una conexión romántica hacia Gabriel. No había surgido el amor entre nosotros, y la idea de casarme sin ese componente emocional era desconcertante. Sin embargo, también sabía que la responsabilidad de cumplir mi parte del trato pesaba sobre mis hombros.

Cada vez que me encontraba con Gabriel, nuestros diálogos se llenaban de un juego sutil de palabras, una danza de intrigas y desafíos. Su personalidad fría y juguetona chocaba con mi búsqueda de respuestas y comprensión. Aunque era un ser antiguo, Gabriel se desenvolvía con destreza en la era moderna, como si hubiera aprendido a adaptarse a los cambios y ocultar su verdadera naturaleza.

Una tarde, mientras caminábamos por un parque tranquilo, decidí confrontar a Gabriel con mis sentimientos y preocupaciones. "Gabriel, entiendo la importancia de cumplir el trato, pero no puedo negar que no siento un amor romántico hacia ti. ¿Cómo podemos seguir adelante con el matrimonio si no hay un verdadero vínculo emocional entre nosotros?"

Gabriel se detuvo y me miró con una mirada intensa. "Emily, entiendo tus dudas y tus preocupaciones. Pero debes recordar que el trato se basa en una conexión que trasciende el amor humano. Hay fuerzas más allá de nuestro entendimiento en juego".

Sus palabras resonaron en mi interior, alimentando la llama de la incertidumbre. ¿Habría algo más en juego que solo el amor romántico? ¿Qué fuerzas misteriosas guiaban nuestro destino entrelazado? A pesar de mis dudas, sabía que la respuesta estaba dentro de mí, esperando a ser descubierta.

Continuará...

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