Capítulo 5. "¿Me recuerdas?”.

Hacía meses que buscaba a Lucy, como un loco. Solo podía sentir débilmente que la primavera ya había terminado.

Había pasado medio año desde que Lucy desapareció. El verano ya ha llegado al continente.

Pero el tiempo de Fernan seguía estancado en aquel invierno en el que Lucy desapareció.

Fernán siguió cabalgando durante un rato, manteniendo la vista sólo en el frente. No había nada contenido en su visión vacía.

"Su Alteza…"

Entonces, de repente, la voz de alguien apareció en su cerebro vacío. Como para apresurarlo a cdetenerse, una voz débil continuó susurrando en su oído.

"Mi nombre es Lucy."

Por primera vez, la mirada oscura de Fernan volvió a enfocarse.

Era la voz de Lucy. Intentó recordar cuándo escuchó esa voz.

Sí, era la sala de banquetes del Palacio Imperial donde la había conocido por primera vez.

"¿Me recuerdas? Nos conocimos hace mucho tiempo…”

Fernan solo la miró fijamente, como si estuviera mirando algo sin valor, en silencio la sacudió.

Él no recordaba. Había pasado mucho tiempo desde que borró todos los recuerdos triviales antes de la guerra.

Habían pasado ocho años de pie en una colina sembrada de tumbas muertas, agonizantes y ensangrentadas. Porque durante esos años, había abandonado a toda la humanidad.

Y en ese momento, Lucy, que había bajado la mirada con amargura, levantó ligeramente los labios como diciendo: "Aún así, está bien". Pensó que esa pequeña sonrisa era molesta.

Le hizo mucho daño a Lucy. No quería verla sonreír. Quería alejarse de ella. Como para declarar que ella no era nada para él y que no debería querer nada de él como esposo.

"…Ja."

Fernan se quedó en silencio de inmediato. Todos los errores del pasado que llenaron su cabeza le imposibilitaron seguir adelante.

Sus labios comenzaron a temblar. Finalmente, levantó la vista y agarró las riendas, pero algo blanco de repente apareció en su mirada.

Comenzó a ahogarse con emociones desbordantes. Era como si alguien lo estuviera estrangulando sin piedad.

….

En el sur.

Por lo que podría describirse como mucho tiempo y poco tiempo, Lucy se adaptó perfectamente a su nueva vida.

A diferencia del pasado, cuando tenía que aferrarse a cada día, ahora tenía paz y tranquilidad todos los días, la rutina diaria de Lucy era monótona.

Recientemente, Lucy desarrolló un pasatiempo. Era para hacer adornos con flores del jardín.

Por la tarde mientras Lucy cuidaba el jardín. Amaba las flores, ahora ya no era una duquesa que tenía que guardar las apariencias y hacer cosas cultas y refinadas como piano, caligrafía y poesía..

Amaba la sensación de sentir el barro en sus manos, la frescura de las plantas la hacia sentir viva .

Los niños del pueblo la veían en el jardín todas las tardes y la llamaban el hada de las flores, tan hermosa y deslumbrante como la camelia en floración.

Después de regar las flores Lucy se preparó para barrer las hojas caídas de los árboles cuando.

“Ah…”, se agachó como si no pudiera respirar. El poder sagrado latía violentamente en su corazón.

Su mente se quedó en blanco por un momento. No podía soportar la sensación de que algo caliente brotaba de su pecho.

“Ah…”

Lucy agachó la cabeza, tapándose la boca por la sensación de que algo brotaba repentinamente de su garganta.

Sangre roja fluyó a través del espacio entre sus dedos.

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