La relajación se consigue, está es una de mis formas :
Bianca
Mi tarde está muy tranquila.
Excepto por la demanda que me tiene de mal humor porque no puedo llenar mi expediente con crímenes, eso no haría una buena dueña de cadenas de hoteles.
—Aurora, vamos al bar... Muero por emborrache con vino— le menciono a mi mejor amiga esperando que diga que si.
—Pues si, se puede decir que vallamos, pero tengo que irme del bar a las ocho de la noche— advierte Aurora.
—No importa por algo soy millonaria— le digo mientras me visto para la ocasión.
Observo por la ventana. La tarde se torna muy linda, parece un poco las noches del campo, pero siempre hay algo que cambia con el día.
Me observó a detalle mi vestido, el cual es casual, preparo mi bolso, pero me doy cuenta de la tarjeta de aquel abogado apuesto, de cabello castaño que decoran sus ojos azules, una considerada gran estatura, y esos labios, también tenía bien marcado el arco de cupido, lo que hacía más llamativa su cara, parece que a ese abogado lo hayan sacado de una agencia de modelaje, sobre todo esa sonrisa que la hace encantadora como las esmeraldas.
En fin, ese abogado no me convence, ya que solo es atractivo, pero no lo conozco muy bien, como para agregarlo a mi lista.
Coloco la tarjeta en mi bolso, al menos servirá para algo, como por ejemplo se me meto en un problema dejar ese problema a nombre de el.
Y ya no es momento de hablar de ese hombre... Es momento para mí.
Quería lucir bonita, excelente para los estándares de belleza.
Me preparo el rostro, me aplicó un labial color rojo que ilumina más mi cara, un poco delineado para que mis párpados, ya que todo lo resalta más con mi cabello suelto debido a mi poco maquillaje se verá más interesante mi rostro expuesto así.
Mi amiga Aurora ya está lista, ella lleva un hermoso vestido verde que le hacen juego con sus ojos verdes como los de un gato, su cabellera negra la hace ver más apuesta, sus tacones altos la hacen medir un poco más alta de lo que es, ya que yo siempre he estado más alta que ella, mis 175 cm de altura máxima.
—Oye Aurora estás Bella— la elogio.
—Valla, pues tú también. ¿A quien vas a conquistar?— pregunta ella.
—A algún noble y buen moso que se gane mi corazón— le contesté con sarcasmo.
—En serio, algo me dice que despertaron un sentimiento en ti— Me menciona con una mirada fulminante.
—Pues, solo le he echado el ojo a mi abogado, pero no importa ya que Leonardo es mi pretendiente y es el indicado— murmuro
—Esta bien, pero a mí no me engañas se te nota que no amas a Leonardo. Aparte que no puedes obligar a tu corazón a amar a alguien y no son nada— me regaña Aurora.
—Salió filósofa la niña...
—Lo digo en serio.
—Bien pero ya vamos al bar— le pido a ella con tono de desesperación.
«A mi no me engaña nadie, no amo a Leonardo, no soy feliz con el a mi lado ni menos siendo su pareja»
Pedimos un taxi, lo vamos a tomar y no hay que ser imprudente.
La ciudad se torna cada vez más oscura debido a que la noche ya la está adornando, pero los borrachos y los burdeles se están despertando.
***
El taxi se detiene cuando Aurora le indica El Fin.
Me bajo para llegar al bar, este es un bar al que con frecuencia asistimos.
Entre al bar, tan lindo como siempre, pero con ese aire moderno combinado con el patrimonio de la ciudad, lo hace único.
Tomo asiento y Aurora hace lo mismo, observo que estamos en la única mesa para dos.
—Parece que el lugar no ha cambiado nada— protesta Aurora observando a todos lados.
—Si, pero no deja de ser hermoso.
—¿Qué te hace tan alegre hoy?
—Nada en particular.
—Vamos todos tienen sus razones.
—Porque si... Ahora llama a los meseros y que traigan copas.
—Bien chica extraña.
Aurora no tardo en dar la orden y los meseros corrieron a atendernos.
Las copas empezaron a llegar y mi boca saboreaba lo dulce de la uva fermentada.
***
Después de varias copas ya mi boca sabía a nada más que vino, nada más de sabor.
—¿Quieres llegar al cielo?— pregunta Aurora con cara de picarona.
—Vale, pero espero que no sea algo que nos mandé al hospital— le advierto, con cara de seria.
—Te daré una bebida diferente y única— me dice ella con su sonrisa.
Aurora se va, después llega con unas botellas y empieza a mezclar estilo Coctel.
Aurora me da un poco, el cual yo acepto, al probarlo sabía delicioso, es una combinación de cosas deliciosas pero a la vez una de las mejores explosiones en mi boca.
—Me tengo que ir— anuncia ella, apuntando que son las ocho de la noche.
—Vale. Que te vaya bien— Me despido mientras se marcha.
Quedó sola y me prometí que me tomaría está mezcla y me iría cuando la termine.
***
Cinco horas después...
Mi mundo se torna de reversa, no tengo disponible el paso del tiempo, solo hay un camarero que me está diciendo algo que mi voluntad no sabe que hacer.
Una mujer borracha sola y sin nada de dinero, justo lo que necesite este día.
Y Da miedo salir así a la calle tan... Vulnerable.
—Señorita, ya vamos a cerrar. Avisa el mesero.
—Yo no se, pero puede llamar a alguien. Conteste mientras le doy el teléfono.
Enseguida el mesero intenta desbloquear el teléfono, el intento es un fraude el cual me pide el código de desbloqueo ya que lo necesito.
—¿Señorita cuál es el código?— Me pregunta el hombre.
Mis intentos por recordar son en vano.
—Pues no recuerdo, revisé mi bolso...— Le pido al hombre.
El hombre hace lo que le pedí y solo encuentra una tarjeta.
—La tarjeta de ojitos lindos, llame por favor...— Le digo mientras mis ojos se apagan y caigo dormida.
«Tal vez si no hubiera hecho eso nada de lo de eso hubiera sucedido»
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