Entre los dos

Sasha

Latifa sigue tomando de su copa, yo voy acercándome despacio hasta quedar muy cerca a ella. Un impulso me lleva a apartar su larga cabellera y al ver que no huye, me atrevo a dejarle un beso sutil en su cuello, que la hace estremecer.

- Quiero saber si me dejarás probar de ti esta noche - le digo besando esta vez muy cerca de su oído.

- Todo depende - su voz suena queda

- ¿De qué?

- De sí sabes seducirme.

- Ambos lo queremos, muéstrame de lo que eres capaz niño rico.

La subo encima mío, ambos nos miramos como si de un duelo se tratara, ella no es de las que se dejan embaucar. Me atrevo a pensar que después de esta noche, no la veré ni por accidente, lo cual me parece excelente, pues no quiero nenas exigiendo atención. Y no es que sea el típico casanova que dice que jamás se va a casar, no, es solo que en el momento estoy bien así, además no ha llegado la indicada, mientras eso sucede, yo me divierto.

La acerco a mí, colocando mi mano en su nuca para poder besarla de manera imponente. Ella corresponde mi beso, debo confesar que su boquita sabe mejor de lo que me imaginé. Ella comienza a desabotonar mi camisa dejándola abierta, se separa un poco para mirar mi pecho.

- No estás nada mal, blanquito, creo que el festín me lo voy a dar yo.

La tomo en peso y me la llevo escaleras arribas, al llegar a mi habitación la deposito en el piso para quitarle esa camisa blanca de su uniforme, tiene un hermoso sostén de copa blanco, desde hoy es mi nuevo color favorito. Después voy por su pantalón formal de color negro que se acentúa a sus caderas y bello trasero. Debajo lleva un cachetero también blanco.

- Eres preciosa gatita - admiro su belleza que aparte, es natural - muy bonita.

La vuelvo a besar y nos dirigimos a la cama donde el fuego se enciende mucho más, no hay tiempo para preámbulos, solo hay necesidad de entrar en ella.

- No quiero preámbulos, luego nos conocemos, ahora te quiero dentro de mí - me dice entre los besos que nos damos.

Me termino de quitar la camisa y el resto de ropa, me posiciono entre sus piernas y entro a su caliente centro.

Estocada tras estocada Sashacito se está quemando en esa lava que son sus fluídos, creo que me va a quedar irritado, esta nena es candela pura.

- Oh Dios mío Sasha, así, así, esto es jodidamente delicioso - me dice entre gemidos.

- Deliciosa tú que eres fuego, preciosa.

Nunca había estado con una mujer tan receptiva, estuvimos así hasta las tres de la madrugada, descansamos, comimos y luego nos volvimos a comer.

- Esto queda entre los dos nena - digo de repente, y fue suficiente para acabar la magia, es que soy imbécil, yo y mi bocota.

Se levanta y comienza a cambiarse.

- ¿Qué estás haciendo nena?

- ¿No es obvio? - me voy a mi casa, este uniforme no se lava solo y necesito buscar varias cosas antes de irme a trabajar. Ya casi son las 4 de la madrugada, tengo 4 horas para dormir y no me gusta amanecer en cama ajena. La veo salir de la habitación y yo me doy un golpe mental por mi estupidez.

- Sigue así Sasha, sigue así - me digo a mí mismo.

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