Capitulo 4.

Cuando estoy a punto de besarlo llegan esos demonios, enviados por mi padre, carajo tan bien que está todo, ojalá no le hagan daño a este pobre hombre, que lo único que hizo fue hacerme compañía.

Me sacan de los brazos de Horacio a la fuerza, pataleo, grito como demente, qué vergüenza el mini vestido que cargo puesto se me sube hasta la cintura dejando ver la pequeña lencería.

Horacio solo se levanta y se queda parado con las manos en los bolsillos, me mira divertido, ¿Será que a este desgraciado le causa gracia mi lamentable situación?

Los perros falderos de mi padre, me meten en el auto, cuando ya están listos les grito que busquen mis cosas, uno de ellos bufa y se baja a buscarlas.

Sé que no soy fácil, mi padre debe pagarles una fortuna a estos hombres para que cuiden de mí por qué soy insoportable.

Horacio se queda sin hacer nada, y qué carajos va a hacer, él solo no puede con estos animales.

En todo el trayecto no digo nada, a ellos menos, creo que mi papá le corta la lengua a sus empleados.

Al llegar a la mansión nuevamente, como tantas veces colgada de los brazos de estos hombres.

—Mila, ¿Qué demonios es lo que te pasa?—Mi papá está furioso, no es para menos.

No respondo, solo me limitó a calarme mi palo de agua, ya estoy acostumbrada, no sé cómo mi papá no se acostumbra a mí forma de ser, digo a mi forma actuar.

—No es posible que, a mitad de la noche, tenga que interrumpir mi sueño para irte a buscar como si fueras una chiquilla de 15 años todavía—Me da risa lo furioso que está.

—Ay, papá, interrumpes tus sueños porque quieres, yo me sé cuidar sola—Verga eso como que lo hizo molestar mucho más.

—Escuincla del demonio, no te doy una buena tunda porque tengo sueño, insensata, ¿si sabes de quién eres hija?

—De un posesivo, controlador—Susurro.

—Que se preocupa por ti, no se te olvide ese detalle, o quieres que te secuestren por ahí, cuando andes a la deriva.

—Papá, no me va a suceder nada, deja lo exagerado.

—Exagerado, después no me digas que no te lo advertí—Se da la vuelta y se dirige a su habitación.

¿Alexis desgraciado dónde andas? Voy a mi habitación, me lanzó en la cama, de inmediato me duermo, tengo mucho sueño.

(… )

Al día siguiente mi padre no está, mi madre durmiendo, está un poco mala de salud, mi hermano por lo que se ve tampoco está.

Tomo el teléfono y decido enviarle un mensaje a Horacio para saber cómo está.

—Buen día, ¿cómo estás? Disculpa por lo de anoche-

Espero un rato, una eternidad mejor dicho por una respuesta o está dormido o ya no me recuerda, eso es imposible.

—Buen día, princesa-

¡Oh My good! Me dijo princesa, entonces si se acuerda de mí, me emocionó.

—Tranquila, imagino que ser la hija de uno de los hombres más poderosos de toda Suecia no ha de ser fácil- Su sarcasmo vaya por delante.

—Mmmmm digamos que es un poco agotador, tener que mantener ciertos Modales, entre otras cosas-

Bufo, molesta de recordar, ya que eso me molesta, no quiero ser la persona que soy, solo quiero ser libre poder elegir que hacer con mi vida, con mi cuerpo, no guardarme virgen para un hombre que ni siquiera conozco.

—Imagino que debe ser así, primero no tengo todo ese dinero, segundo no soy mujer-

—¿De verdad?, ¡no me di cuenta de lo segundo!-

Es que todo él dice macho, testosterona por todos lados.

Tiene un aura que te llama, no sé cómo explicarlo, es como malo, y te invita a pecar.

—Podemos vernos un día de estos, me gustaría conversar contigo sobre algo-

Muerdo mi labio esperando la respuesta, acostada boca arriba en mi cama con los pies sobre la cabecera.

—¿Tu papá te deja?-

—No, pero igual voy tú solo dime cuándo y dónde y ahí estaré-

—¿Qué tremenda eres?-

—Solo soy decidida, me gusta hacer lo que me da la gana-

Suelto una risa, por las tonterías que digo, Ojalá que acepte mi trato.

Veo que me llega un correo, es de Douglas, mi pobre amigo está sufriendo, su mamá está con su mejor amigo, y Fer su novia se fue y lo dejo, lo consuelo y le doy consejos, lo quiero demasiado, solo quiero que sea feliz, que logré esa paz que su alma necesita.

Horacio me envía la dirección de dónde nos veremos el día siguiente por la mañana, voy a quemar mi último cartucho, por Dios alguien tiene que querer casarse conmigo—Bufo molesta, ya que en América se lo pedí como a tres personas.

Tal parece que le tienen miedo al poder de mi papá, pero vaya que yo no le tengo miedo, es solo que no puedo solamente irme lejos y ya, no es tan simple.

Me doy un baño y me acuesto, no quiero ni hablar con mi hermano, es un traidor, por su culpa me descubrieron.

…

Por la noche es la fulana cena con el supuesto Conde.

—tienes mucha suerte, ya que el conde cancelo la cena por problemas de salud.

—Debería morir de una vez, para que demonios quiere una esposa—Ruedo los ojos.

Deja lo grosera hija, digas lo que digas, vas a casarte y punto, sabes muy bien que tu opinión no me importa—Mi padre es tan soberbio.

Te odio, te odio, no entiendo como demonios, puedes hacerme esto, quiero ser libre, hacer lo que yo quiera—Digo molesta.

—Pero no lo eres y tampoco tienes opciones, solo has lo que te digo, si te evitas tantas cosas, hija deja lo malcriada por favor—intenta tocarme y me alejo.

No me toques, a ti no te importa mi felicidad, solo te importa mantener tu fortuna, yo para ti solo soy un boleto a tener más—Salgo de su despacho.

—Mila, Mila, hija, ven acá, deja lo grosera—Escucho sus gritos, por eso decido encerrarme en la habitación.

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