Vincent se encuentra solo en su habitación, mientras se prepara para su cita con Masella. Se siente tenso después de la discusión con su hermano Iván, pero también siente una emoción latente por su encuentro con Marsella. sabe que no debe preocuparse por su hermano ahora mismo, sino concentrarse en pasar un momento maravilloso con la mujer que le robado su atención.
Se pone una camisa blanca ceñida al cuerpo con botones negros que resaltan su cuerpo trabajado, un pantalón de vestir negro, unos zapatos negros bajos y se rosea un poco de su perfume Aventus de Creed para oler bien y se asegura de que todo esté perfecto.
Vincent sale hacia el café, sintiendo una emoción que hace eco en su interior. Pero, a la vez, su mente reflexiona sobre la atención que Marsella ha provocado en el. Vincent sabe que su presencia en sí misma es impresionante y que las mujeres suelen rodearlo, pero es un hombre selectivo. Ha vivido lo suficiente para desarrollar la astucia y la capacidad de detectar lo extraordinario, y eso es precisamente lo que siente por Marsella. Hay algo en ella que lo hace apartarse del resto, algo que lo atrae hacia ella como un imán.
Vincent llega al café 10 minutos antes de la hora acordada, no solo para asegurarse de llegar a tiempo, sino también para deleitarse con la belleza de Marsella una vez que cruzara la puerta. La espera se le hizo eterna, pero finalmente las campanas de la puerta sonaron, y ahí estaba ella, como una visión salida de sus sueños más profundos.
Marsella vestía un elegante pantalón negro y una camisa roja oscura que resaltaba su belleza natural. Su sofisticación y elegancia eran una extensión de su propia hermosura, una obra de arte viviente que dejaba sin aliento a todos los que la miraban. Vincent se perdió en sus labios suaves y rosados, mientras sus pensamientos se sumergían en la idea de Marsella como un tesoro invaluable, una belleza incomparable que solo aquellos con el honor de conocerla podían apreciar en toda su magnitud.
Vincent se levanta emocionado de ver a Marsella, y le ofrece la mano mientras le indica la silla donde puede sentarse cómodamente.
—Hola Marsella, ¿Cómo estas? —saludoVincent con emoción.
—Bien Vincent ¿Y tu? —respondió
—Muy bien —respondió con entusiasmo.
— Me alegra mucho Vincent. — Responde Marsella con el rostro agachado y desvanecido.
Vincent se da cuenta de que Marsella no está actuando con normalidad y se preocupa. En un acto de osadía, Vincent decide intervenir y suavemente coloca su mano en la mejilla de Marsella, levantando su rostro. Marsella parece sorprendida y sostiene su mano con fuerza, pero Vincent no cede y mantiene su mano firme. Poco a poco, Marsella comienza a ceder y las lágrimas comienzan a rodar por sus suaves y delicadas mejillas.
Vincent sintió un nudo en la garganta al ver a Marsella llorar. Sin pensarlo dos veces, se levantó de su silla y se acercó a ella para estar a su lado.
—¿Segura que estás bien, Marsella? -- pregunta con suavidad. —No parece que estés bien.
—No, Vincent, no lo estoy . —respondio Marsella con tristeza en su voz.
—Por favor, háblame de lo que te está pasando. — Le dice Vincent con sinceridad. —estoy aquí para escucharte y ayudarte de cualquier manera que pueda.
Marsella se queda en silencio por un momento, luchando con sus emociones.
—Es complicado Vincent. —dice finalmente.
—Entiendo que puede ser difícil hablar de ciertas cosas, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. —responde Vincent con ternura. —Puedes hablar conmigo sin temor a ser juzgada. Si necesitas llorar, hazlo. Estoy aquí para ti.
Marsella toma unos segundos para secar sus lágrimas.
—La lealtad y la honestidad son valores que la humanidad está perdiendo cada día qué pasa. — Empezó a hablar Marsella.
—A veces me pregunto si vale la pena entregar todo por alguien o por algo. Cuando depositamos nuestra confianza y nuestras esperanzas en algo o en alguien, y nos prometen que todo será como lo imaginamos, el dolor que sentimos cuando esas promesas no se cumplen es inmenso. Es como si hubiéramos invertido en un negocio, y después de años de trabajo y sacrificio, la persona en quien confiábamos y que nos prometió lealtad, nos traiciona. Es un golpe duro, y es difícil no sentir que todo el esfuerzo ha sido en vano.
—La lealtad y la honestidad son valores que, por desgracia, no todos comprenden, Marsella. Es un hecho triste pero real. — respondió Vincent con un tono apenado.
—Pero no debe ser así Vincent, no debe ser así y lo peor es cuando te das cuenta de que esas personas deshonestas, te mienten en la cara sin remordimiento alguno, aunque tengas pruebas contundentes en contra de sus mentiras. La sensación de impotencia y frustración que se siente en esos momentos, puede llegar a ser abrumadora. —explicó Marsella mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
Vincent permaneció en silencio, sabía que era importante para Marsella expresar todo lo que tenía dentro. Él quería que ella sintiera que tenía un espacio seguro para hablar sin temor a ser juzgada o interrumpida.
—Joder, es inaceptable, Vincent. No es justo que las personas irresponsables y egoístas puedan dañar las vidas de otros sin ningún remordimiento. ¿Cómo pueden ir por la vida sin tener en cuenta a los demás? ¿Por qué tienen que buscar personas que son diferentes a ellos y mentirles como si nada? Esas personas deberían buscar a otras como ellas mismas y dejar de lastimar a los demás. — contestó Marsella sollozando mientras hablaba.
—Créeme que te entiendo. —comentó Vincent con compasión.
—Vincent no es justo para mi, no es justo. —dijo Marsella en un susurro ahogado por el llanto mientras apretaba la mano de Vincent con fuerza.
—Marsella. —le dijoVincent con voz suave mientras le levantaba la barbilla para mirarla a los ojos. Al ver sus lágrimas, sintió rabia en todo su cuerpo. Quería hacer algo, cualquier cosa para quitarle el dolor que estaba sintiendo.
—Si hay algo que he aprendido en mi vida es que la lealtad y la honestidad son valores que no todos comprenden o aprecian. A veces, incluso aquellos que creíamos que eran nuestros seres queridos pueden traicionarnos. Pero no debemos permitir que las acciones de otros nos hagan perder la fe en la humanidad o en nosotros mismos. —explicó Vincent mientras posó sus manos en su cara y con sus pulgares seco sus lágrimas.
Marsella lucía abatida y su rostro reflejaba una tristeza que hizo que el corazón de Vincent se encogiera. Nunca imaginó verla en un estado tan vulnerable y desolador, y eso lo hizo sentir impotente y destrozado por dentro.
—Perdóname Vincent. —dijo con su rostro lleno de tristeza. —Tu me invitaste a un café para conversar y yo te traigo mis problemas a la conversación.
—No te preocupes por eso —respondió Vincent con seguridad —Puedes hablarme todo el tiempo que necesites, no me molesta en absoluto. Y no hay nada que alguien como tu puedas decir o hacer que arruine mi día.
Marsella soltó una risa y secó sus lágrimas, agradecida de la compresión de Vincent.
—No sé qué tipo de negocios hayas tenido o qué personas te hayan hecho daño, pero quienes lo hayan hecho son unos patanes, créeme, ellos se arrepentirán de lo que te hayan hecho. —dijoVincent con firmeza, mirando a Marsella directamente a los ojos.
—No Vincent, esas personas no se arrepienten. Fui una más, una simple cifra en una lista interminable. —contestó Marsella con una tristeza profunda.
—Pero Marsella, eres mucho más que eso. Eres una persona única, con una personalidad y unos valores que te hacen especial. —respondió Vincent con seguridad, buscando levantar el ánimo de Marsella.
—¿Cómo puedes saber eso? Apenas hemos hablado unos minutos. —respondió Marsella, con sus ojos llenos de lágrimas.
—No necesito más tiempo para darme cuenta de que eres alguien excepcional. Desde el momento en que te vi, noté que había algo diferente en ti. Tu forma de hablar, de moverte, de mirar a los demás... todo indicaba que eras alguien fuera de lo común. —aseguró Vincent con convicción, acercándose lentamente a Marsella.
Marsella, aún con lágrimas en los ojos, miró a Vincent y notó que sus ojos estaban llenos de sinceridad y de una emoción que ella no esperaba. Lentamente, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras agradecía a Vincent con la mirada.
—Muchas gracias Vincent. Me haces sentir mejor. — Respondió Marsella, sintiendo una calidez que antes no había sentido.
—¿Tienes algo que hacer hoy? —Preguntó Vincent de repente.
—No, tomé el día libre hoy —Respondió Marsella, intrigada por la pregunta.
—Entonces salgamos de aquí. —Dijo Vincent con una sonrisa.
—¿A dónde? —preguntó Marsella, sintiéndose un poco nerviosa por la repentina propuesta.
—A donde sea, a explorar. Quiero pasar tiempo contigo, conocerte mejor. —Respondió Vincent con una mirada profunda.
Marsella tardó unos segundos en responder, aún un poco sorprendida por la propuesta de Vincent.
—Está bien, acepto. —respondió con una sonrisa.
—Pues dame un momento y me comunico con uno de mis escoltas para que traigan mi vehículo. — dijo Vincent mientas tomaba su teléfono para llamar.
—Podemos ir en mi vehículo si lo prefieres. —aportó Marsella ofreciéndose amablemente.
Vincent agradeció el gesto, pero insistió en que dos de sus escoltas los acompañaran por seguridad.
—Escolta ¿Es necesario? —preguntó Marsella, preocupada.
—Es solo precaución, no te preocupes. Quiero que te sientas segura conmigo. — Respondió Vincent, con una sonrisa tranquilizadora.
Marsella asintió, sintiéndose agradecida por su preocupación. Vincent se acercó y le tendió la mano, invitándola a que fueran por su vehículo.
—J.Reyes.
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Comments
Λlι Cαя∂ιηαlι✨ ♥️
Me muero de amor.
2023-06-25
1
Gene
Que dulce es Vincent😍
2023-05-20
1