Los días y las semanas fueron pasando en el país del cielo, luego de aquel entrenamiento entre Jiren y su tío Theron. Luego del transcurso del tiempo, llegaba el mes de agosto. Jiren debía enlistarse en octubre. Quedaban dos meses para la fecha de enlistamiento de Jiren. Pero sobre todo, este sería el mes de enlistamiento de su mejor amiga, Sarah. Durante todos estos años, Jiren pasaba días y noches aterrada, pensando en cómo lograría afrontar esta situación. Sin embargo, mientras más se acercaban las fechas, menos le preocupaba. Por supuesto que aún tenía algo de ansiedad por la llegada de su reclutamiento, pero entre el apoyo de su mejor amiga y aquella tarde de entrenamiento con su tío, lograba sentir cada vez más confianza en sí misma.
Un nuevo viernes llegaba, por lo que Jiren nuevamente se levantaba temprano para ir a la escuela, algo que tiempo atrás era muy tedioso de hacer y solamente implicaba un fastidio, ahora era el día más emocionante para Jiren. Pues en estos días, tendría toda la tarde disponible para realizar actividades con su tío Theron. Jiren se levantó temprano, y como siempre, lo primero que hizo fue observar el pequeño retrato que tenía junto a su hermanito Ren. Cuando lo observaba, sentía una mezcla de emociones inexplicables. Lo extrañaba demasiado, daría cualquier cosa con tal de que él estuviera allí con ella. Pero en vez de llorar viendo su rostro, Jiren intentaba tomarlo como una motivación. Trataba de imaginar qué haría su hermanito Ren si estuviera en su situación. Él siempre era enérgico y positivo, era un pequeño aventurero. Jiren siempre pensó que si Ren hubiera crecido junto a ella, sería muy idéntico a Sarah. Siempre lleno de luz y pasión. Por ello, cada vez que veía aquel retrato de su hermanito, Jiren se decía a sí misma: "no puedes rendirte ahora, él no se rendiría jamás". Además, Jiren tendría un nuevo desafío, apoyar a Sarah durante todo el mes. Ella siempre la había apoyado con todos sus problemas, había sido una amiga inigualable. Pues ahora que Sarah debía enlistarse, le tocaba a Jiren ponerse en ese papel.
Jiren cumplió su día de escuela con normalidad. Asistió a todas las clases, ignoró a todas las chicas que se burlaban de él en educación física, y concluyó su día luego de escuchar nuevamente aquellas aburridas oraciones que se recitaban en la capilla de al lado. Jiren y Sarah estuvieron charlando todo el día acerca de lo que se aproximaba. Pero Sarah, como siempre, se mostraba entusiasmada al respecto. Nunca mostraba preocupación al respecto, o si la sentía, era toda una experta en ignorarlas.
Al regresar a casa, llegaba el momento del día más esperado por Jiren. Tío Theron le había indicado que luego de la escuela, se encontrara con él en el Lago Santo Patrón, ya que lo estaría esperando allí. El Lago Santo Patrón era una de las atracciones principales de la provincia de Runna para toda persona que visitara la ciudad. Su principal atractivo, además de un espacio verde gigantesco acompañado por árboles, arbustos y monumentos por todos lados, era el lago que se encontraba en el centro. Las zonas de agua eran consideradas maravillas del país del cielo, y algo muy preciado para los habitantes. Después de todo, un trozo de tierra de miles de kilómetros flotando en el cielo tendría dificultades para abastecerse del recurso natural más valioso. Por ello, el hecho de que Sythara también pudiera ser autosuficiente en términos de agua, era considerado como un milagro del Dios Rohnan.
Jiren se preparó para ir hacia allí. Se cambió de ropa, poniéndose algo deportivo, y partió hacia el Lago Santo Patrón con una toalla y una botellita de agua. Al llegar allí se encontró con Theron, quien estaba caminando por un extenso jardín lleno de flores de todos los colores. Jiren se encaminó hacia él, expectante de qué actividad realizarían esta vez.
-¿Estás lista para sudar? - Theron ni siquiera saludó a su sobrina, y ya había lanzado la primera advertencia.
-¿Qué haremos hoy? - Consultó Jiren de todas maneras.
Theron no contestó y caminó lentamente saliendo de aquel jardín y dirigiéndose a uno de los tantos campos extensos que albergaba el terreno.
Jiren trató de seguirle el paso. Theron caminaba, tan misterioso como siempre. - Trabajaremos ese físico que tienes - decidió explicar tras notar la expresión de incertidumbre de su sobrina. - Necesitas mucho ejercicio físico, estás demasiado delgada.
Jiren se sintió un poco incómoda tras el comentario de su tío y se sujetó sus delgados brazos. Ella siempre asociaba el entrenamiento físico a los idiotas que la molestaban en su escuela, como si fuera una forma de presumir sus musculitos hacia las demás chicas.
Pero lo último que quiero es parecerme a los idiotas de mi escuela - mencionó Jiren. Theron sonrió con picardía.
¿En serio piensas eso? Vaya, es increíble cómo están arruinando a los jóvenes - dijo el tío Theron con otro de sus tan inspiradores y positivos comentarios - No sé qué clase de tonterías les enseñen hoy en día, pero el deporte consiste en dotar al cuerpo de algunas de las virtudes más fuertes del alma, la energía, la audacia o la paciencia, ya sabes, ese tipo de cosas.
Jiren se mostraba nerviosa y no del todo convencida. Pues en toda su vida se había limitado a seguir las clases de educación física de su escuela, pero jamás se había dedicado a entrenar de manera seria para realizar un cambio físico. Ante tal falta de convencimiento, el cual era muy notorio por su expresión, Theron decidió explicarse de una forma diferente.
- Mira, te lo explicaré con facilidad. Entrenar tu físico no se reduce solo a tu apariencia - dijo Theron mientras se ponía nuevamente de rodillas ante su sobrina. Un gesto que realizaba cada vez que debía convencerla de algo en particular - El entrenamiento cambia todo en ti. Tu salud, tu mente y hasta tu humor. Mira Jiren, vivimos en un mundo duro, y sé lo complicado que ha sido para ti asimilarlo, pero ustedes los jóvenes están obligados a afrontarlo. Te prometo que entrenar tu físico hasta te ayudará con todas tus angustias y ansiedades.
Jiren observaba el rostro de su tío. Nunca antes le había hablado con tanta calidez. - ¿Estás seguro de que yo pueda hacerlo? Nunca he entrenado así en mi vida - dijo con una expresión de preocupación.
- No debes ponerte límites jamás. Si en algún momento dudas de ti misma, estarás en problemas. Debes convencerte de que no hay imposibles - respondió Theron mientras se ponía de pie. Vas a entrenar, pero no por un simple aspecto físico, ni para presumirlo a nadie. Vas a hacerlo por ti, para sentirte mejor. Esto no es una competencia contra alguien más, es una competencia contra ti misma.
Los ojos de Jiren se iluminaron. Aquellas palabras de su tío sí que lograron conmoverla, algo que parecía imposible hace un par de meses atrás. Y así, luego de la pequeña charla, Jiren comenzó su entrenamiento. Empezó con un calentamiento que consistía en correr a la vuelta del lago durante un determinado tiempo. A la primera vuelta, Jiren ya estaba agitada, pero a la quinta, ya no podía más. Pero esto solo estaba a punto de empezar. Luego de calentar un poco, Theron le indicó un par de ejercicios de fuerza, los que incluían sentadillas y abdominales, además de tener que cargar rocas muy pesadas que se encontraban alrededor del lago de un lado a otro.
Al finalizar el día, regresaron a casa. Jiren no tenía fuerzas ni para subir las escaleras hasta su cuarto, pero no parecía importarle. Pues el ambiente de la casa aquel día era muy diferente a lo que se acostumbraba. Theron le preparó algo de merienda a Jiren mientras esta se reía de sí misma por su estado físico. Ambos charlaban con una sonrisa en sus rostros. Más tarde en la noche, mientras Jiren tomaba una ducha, reflexionaba acerca de todo lo que estaba pasando, y de cuanto habían cambiado las cosas entre ella y su tío. Era inimaginable tiempo atrás que Theron lograra compartir un tiempo agradable con su sobrina. "Ojalá hubiera sido así siempre" era el pensamiento que cruzaba por su mente.
Jiren salió de la ducha y se preparó para irse a la cama, pero justo en ese momento, una carta entró por el orificio de la puerta principal. Theron estaba ocupado, así que Jiren decidió revisarla por él. De seguro sería alguna factura o algo así. Cuando tomó el sobre con sus manos, se estremeció. Ya había visto esa tipografía antes. Pero sobre todo, lo que le quitó el aliento fue el logo que se podía observar en el sobre. Era aquel logo dorado en forma piramidal con la elegante letra S en el centro, era el logo de Sythara. Jiren sintió un escalofrío por toda la espalda, pues claro que no era nada común recibir ese tipo de cartas. Esto solo podía significar una cosa, y eso era lo que la perturbaba. Jiren abrió la carta con las manos temblorosas y procedió a leerla:
Estimada Jiren Nakamura, de 15 años de edad, de nacionalidad Sythariana, con residencia en el número 26 de la avenida Blue Temple, Provincia de Runna.
Por medio de la presente, el Santo Conclave le notifica que su fecha de alistamiento ha sido adelantada. La fecha y hora pasarán a ser: 19 de agosto del corriente año a las 08:00 horas. A dicha hora deberá presentarse en la estación general de Runna con esta carta como autorización junto con sus pertenencias.
Le recordamos que el servicio militar es una responsabilidad sagrada que todo ciudadano de Sythara debe cumplir en nombre de nuestro amado dios Rohnan. Le pedimos que se prepare para su servicio con diligencia y honor, y que muestre la misma valentía y sacrificio que ha caracterizado a nuestros soldados a lo largo de los siglos.
Deseamos que tenga éxito en su servicio, y confiamos en que se convertirá en un miembro valioso de nuestras fuerzas armadas.
Atentamente,
El Santo Conclave de Sythara.
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