Mi suegra y yo íbamos de camino a mi casa, pero no dejaba de pensar en lo que iba a pasar cuando llegáramos, por cómo dejé a Martín en la habitación. Mientras tanto, sentí como alguien me observaba. Cuando volteé, vi que era mi suegra.
- ¿Sucede algo, suegra? - preguntó Elizabeth.
- No, hija, nada más me preguntaba por qué estás tan preocupada - respondió Amanda, su suegra.
- No es nada, suegra, solo me quedé pensando y nada más que eso - dijo Elizabeth con una sonrisa.
- Está bien, hija - dijo su suegra, agarrándole las manos.
Cuando calmé a mi suegra, me volteé a la ventana y vi que ya habíamos llegado. Me bajé y ayudé a mi suegra a bajar. Fue entonces cuando, de repente, vi a Martín parado ahí, viéndome con una mirada que me quería matar, pero no lo hizo notar porque estaba mi suegra. Entramos y yo pasé muy cerca de Martín. Al momento de pasar, él me agarró del brazo y me susurró al oído.
- No creas que hoy no pasará nada. Hoy tendré mi venganza y créeme que la voy a disfrutar - dijo él, lamiéndose el labio.
Demonios, ya sabía que no se iba a quedar sin hacer nada. ¿Y ahora qué hago?, pensó Elizabeth.
Cuando reaccioné, me solté de su agarre y fui a donde estaba mi suegra y empecé a platicar con ella con el fin de que se quedara a dormir esta noche para que Martín no se vengara de mí.
- Suegra, creo que ya es muy tarde para que se vaya. ¿Por qué no se queda a dormir? - dijo Elizabeth sonriendo.
- Hay, hija, se me fueron las horas hablando y conviviendo contigo que ni me di cuenta de que ya era noche - dijo su suegra.
- No se preocupe, pero no se puede ir a estas horas de la noche - dijo Elizabeth, viendo a Martín.
- Pero ustedes son recién casados y yo no quiero incomodar - dijo su suegra.
- Madre, usted no incomoda. Puede quedarse en la habitación principal de aquí abajo - dijo Martín, viendo a Elizabeth.
- Bueno, si no incomodo, nada más le aviso a tu padre para que no se preocupe - dijo su suegra.
- Yo veré que arreglen la habitación. Ahorita vuelvo - dijo Martín.
Cuando vi que Martín se iba, mi suegra se acercó a mí y me habló en un tono muy bajo.
"Hija, ¿por qué no querías que me fuera?" - dijo su suegra. Me sorprendió cuando escuché a mi suegra preguntándome eso y no supe qué decir...
"Suegra, no es nada, no quiero que se vaya a esta hora y más cuando su casa está muy lejos de la nuestra" - dijo Elizabeth nerviosa pero seria.
"Bueno, entonces voy a ver si ya está mi habitación, quiero descansar" - dijo su suegra.
"Está bien, suegra, adelante. ¡Buenas noches y descanse!" - dijo Elizabeth con una sonrisa.
"Buenas noches, hija" - dijo su suegra amable.
Cuando vi que mi suegra se iba, me acosté en el sillón y recosté mi cabeza. De repente, me quedé dormida.
Cuando la vi ahí dormida, me acerqué y vi que era más hermosa que nunca. Le acaricié la cara con mucho cariño y después decidí llevarla a nuestra habitación. La cargué con gentileza y subí con ella en brazos, en modo princesa. Entramos al cuarto, le cambié el vestido que traía, le puse su pijama, la recosté y la tapé. Me bañé y me senté a verla con un vaso de whisky mientras la miraba.
"Qué hermosa estás, Elizabeth. Si tan solo supieras que la deuda es contigo y no con tu familia" - dijo Martín para sí mismo.
Martín dejó el vaso en una mesita a su lado y se dirigió a la cama. Se acomodó y abrazó a su esposa, y después se quedó dormido. Después de unas horas, Elizabeth sintió a alguien abrazándola. Se volteó y lo vio sorprendida.
"¿Qué demonios hago aquí? ¿Cómo llegué? ¿Él me trajo?" - se decía a sí misma Elizabeth.
"Ya deja de moverte, así no lo vas a despertar y no querías eso" - dijo Martín con los ojos cerrados.
Elizabeth, al oírlo, se sorprendió pero no dijo nada más. Martín estaba feliz de que Elizabeth no se resistiera al abrazo, eso le daba la oportunidad de arreglar las cosas y ser realmente un matrimonio feliz. Pero lo que él no sabía es que, aunque Elizabeth estuviera enamorada de él, poco a poco empezaba a odiarlo.
En la mañana, Elizabeth se despertó y ya no vio a Martín.
"¿Será que tan solo lo soñé?" - dijo Elizabeth.
Aquí en soñaste - dijo Martín.
Cuando Elizabeth volvió la mirada hacia el baño, vio a Martín mojado y con una pequeña toalla alrededor de su cintura. Esto hizo que Elizabeth se sonrojara y desviara la mirada, sin decir nada.
- ¿No me vas a contestar? - dijo Martín.
Me acerqué a Elizabeth para que me contestara con quién demonios había soñado, pero cuando estuve cerca, me di cuenta de que estaba sonrojada y vi que con quien estaba soñando era conmigo.
- Elizabeth, te hice una pregunta, contéstame - dijo Martín.
- ¿Para qué quieres saber con quién estaba soñando? No es problema tuyo - dijo Elizabeth, sonrojada pero seria.
- Entonces no me... - dijo Martín, cuando fue interrumpido por Elizabeth.
- Demonios, ¿qué hago? ¿Por qué lo besé? Es que no quería que me hiciera más preguntas, pero creo que con este beso ya no voy a poder escapar - pensó Elizabeth.
- Demonios, Elizabeth tomó la iniciativa al besarme. No sé si podré controlarme teniéndola tan cerca, y más cuando ella toma la iniciativa, pero mi madre está esperando abajo y ya no puedo dejarla esperar más - pensó Martín.
Martín terminó el beso y la miró con deseo de devorarla, pero se levantó.
- Elizabeth, mi madre lleva esperándonos mucho. Hay que bajar, pero no creas que esto se queda aquí - dijo Martín con voz desafiante.
Cuando Martín dijo eso, yo no supe qué hacer, nada más asistí como tonta porque me pone así cuando estamos tan cerca, es como si nuestros cuerpos fueran unos imanes que se atraen siempre - pensó Elizabeth.
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Comments
Olga Lopez
está bien chica que importa que sólo seas una deuda que pagar,y que el se meta con cualquiera en tu casa con que te folle rico con eso eres feliz y lo demás no importa así, adelante no importa todo lo que vas a sufrir mientras te alborote la hormona tu eres feliz,,me preguntó quién es más patético tu o el,
2024-01-18
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