Capitulo 4

Rector: Buenas tardes, gracias por venir a esta reunión. Seré breve en la información. A partir del próximo lunes, se comenzará con las rotaciones clínicas. Allí, cada jefe de servicio les dará los lineamientos y dará a conocer a sus parejas de trabajo. Bueno, espero que todo esté claro y cualquier duda me informan.

Todos: Muy bien.

Rector: Señorita, disculpe, pero ya puede ingresar a mi oficina para poder conversar en privado.

Alessandra: Sí, por favor, ¿me permite un momento?

Rector: Claro, la espero en mi oficina.

Alessandra: Antonella, si me disculpas, voy a hablar con el rector, pero me gustaría que compartiéramos números para poder hablar y así salir.

Antonella: Claro, me gustaría. Además, si gustas, te puedo esperar. Te invito un café.

Alessandra: Gracias, ya salgo.

*Narrador: Mientras Alessandra está con el rector, llegan Marcello y Vincenzo.*

Marcello: Mierda, llegamos tarde.

Vincenzo: Bueno, ya no podemos hacer nada. Mira, allí está Antonella. Vamos a saludarla y preguntarle qué dijeron.

Marcello: Hola, Anto. ¿Cómo estás?

Antonella: Hola, chicos. Bien, ¿y ustedes? ¿Qué les pasó que no llegaron a la reunión?

Vincenzo: Trabajo, Anto. Teníamos unas reuniones y no pudimos salir antes. ¿Qué dijo el rector?

Antonella: Ustedes son un caso serio. Para el próximo lunes, estamos con las rotaciones, así que nos veremos en el hospital. Trabajaremos en parejas y dos los escogerán los jefes de servicio. Eso fue todo.

Marcello: Gracias, Anto, pero si eso fue todo, ¿qué haces aún aquí? (En ese momento, me siento atraído por una fuerza invisible. Cuando se abre la puerta del rector, veo a una mujer hermosa que me deja sin aliento. Cruzamos miradas por unos segundos hasta que Vincenzo me llama).

Vincenzo: ¡Oye, estás bien, Anto te está hablando!

Marcello: Discúlpame, Anto, ¿qué me decías?

Antonella: Te dije que estoy esperando a una amiga. Vengan para que los presente.

*Alessandra: Luego de hablar con el rector, voy saliendo de la oficina cuando veo a Antonella con dos chicos. Pero mi mirada se cruza con uno de ellos por unos segundos, y en eso siento algo raro en el cuerpo. En eso, veo que Antonella se acerca.*

Antonella: ¿Lista, Ales? Me gustaría presentarte a dos amigos. Mira, ellos son Marcello Rossi Esposito y Vincenzo De Santi.

Alessandra: Un placer conocerlos, Alessandra Dal Bianco Díaz.

Vincenzo: Bella dama, un placer.

Marcello: Un placer conocer a la hija del mejor amigo de mi padre. (Siento una corriente por mi cuerpo al darle la mano).

Alessandra: Así que eres hijo de Marco, qué bueno que al fin nos conocemos. (Siento una corriente por mi columna al darle la mano).

Antonella: Bueno, listas las presentaciones, ustedes dos me imagino que tienen cosas que hacer, ¿verdad?

Vincenzo: Sí, Anto, tenemos otras reuniones, así que nos retiramos. Nuevamente, fue un placer. Hasta pronto.

Alessandra: Hasta pronto. Bueno, Antonella, estoy lista. Vamos por ese café.

Antonella: Gracias por aceptar el café. ¿Ales, esta semana tienes algún plan?

Alessandra: Gracias a ti, Antonella. La verdad, sí. Tengo que ir de compras, ya que no traje mucho de Venezuela, y el sábado tenemos un evento, así que debo ir por el vestuario.

Antonella: Me puedes decir Anto. Cierto que el sábado es la fiesta de bienvenida. Yo debo ir por el vestido, pero salir de compras no me gusta.

Alessandra: Bueno, ¿qué te parece si vamos juntas, así me ayudas con mi nuevo guardarropa?

Antonella: Si estás segura, iré, pero te digo no me siento cómoda comprando ropa ¿Te parece bien el jueves?

Alessandra: Perfecto, el jueves será. Bueno, ya me tengo que ir. Gracias por todo. Estamos en contacto.

*Alessandra: Me voy a la villa, pero la imagen de Marcello llega a mi mente. Es muy guapo, y esa sensación no la había sentido nunca. Mejor dejo de pensar en eso.*

*Marcello: No he podido dejar de pensar en Alessandra. Qué mujer más bella, es toda una diosa.*

Vincenzo: Amigo, tengo rato hablando contigo. ¿Qué te pasa?

Marcello: Disculpa, estaba pensando en algo.

Vincenzo: ¿En algo o en alguien? Jajaja. No creas que no me fijé cómo te quedaste mirando a Alessandra. ¿Te gustó?

Marcello: No sé de qué hablas, solo que me pasó algo cuando estreché su mano, y eso era en lo que pensaba. No es nada de otro mundo. Bueno, llegamos a la empresa, así que vamos a trabajar.

Vincenzo: ¿Cómo que nada de otro mundo? No te lo crees ni tú. Dime ahora qué fue eso que dices que sentiste.

Marcello: La verdad, antes de que nos presentaran, sentí como algo me hiciera voltear a verla. Luego, al estrecharle la mano, una corriente me pasó por el cuerpo.

Vincenzo: Jajaja, tú cómo que te enamoraste solo con verla.

Marcello: No digas estupideces, no es amor. Ni con Donna, que duramos tanto tiempo, sentí eso. ¿Cómo pretendes que me enamore así como así? Además, te dije que yo no me vuelvo a enamorar.

Vincenzo: Bueno, allí me acabas de dar la razón. Ni con esa trepadora te sentiste así, y con esta diosa, con solo mirarla, ya perdiste el control de tu cuerpo. Solo recuerda quién puede llegar a ser ella.

Marcello: Te entiendo perfectamente, pero como te dije, no es nada de otro mundo.

*Narrador: Todos estaban con sus trabajos, los días fueron pasando, pero Marcello y Alessandra no dejaban de pensarse. Esa corriente que sintieron al tocarse los dejó a los dos con ganas de descubrir qué pasaría cuando se vieran nuevamente. Llegó el jueves, Alessandra se está preparando para ir de compras con Antonella. Su outfit es un pantalón tipo shorts con un top de mangas cortas, sandalias bajas, cabello recogido, maquillaje sutil y unas gafas de sol. Ella quiere ayudar a su nueva amiga. Notó su nerviosismo cuando la invitó de compras. También su forma de vestir es algo clásica para su edad, así que le va a proponer un cambio de imagen para subir su autoestima. La señora Beatrice le comentó que ella suele ser muy reservada y que sus padres han intentado ayudarla, pero ella no lo permite. No tiene muchos amigos, así que Alessandra ya tiene una meta con ella y no descansará hasta lograr ver florecer a la bella Antonella.*

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