Al final, El príncipe Henry no llegó con Leonor, al despertarse vio el cuerpo desnudo de Enola a su lado, está dormía tan plácidamente sin algún cargo de conciencia, frunció el ceño al ver la escena, estaba arrepentido, es cierto que no le gusta su matrimonio pero ¿de ahí a acostarse con la hermana de su reciente esposa en la noche de bodas? Sí que había sobrepasado los límites.
–Príncipe. —Enola le sonrió desde la cama al mirarle y que aún siguiera allí, Henry se levantó de la cama su cabeza aun dolía por todo lo que bebió la noche anterior y más ahora que debería lidiar con Leonor en el desayuno, tener que escucharla gritar y llorar no le agradaba pero no podía evitarlo, mientras se vestía no podía dejar de pensar ¿Cómo podría explicar esto? Aún si no sirve arrepentirse de nada ya que todo estaba hecho, no creía poder mirar a Leonor sin sentir vergüenza consigo mismo.
Mientras aludía sus pensamientos, sintió las suaves y delgadas manos bajando por su pecho desde su espalda.
–¿Su Alteza piensa dejarme sola?
–...No me toques. —Henry apartó las manos de Enola con disgustó ¿esta mujer no tiene vergüenza?— Esto fue un error que no se volverá a repetir. —Añadió saliendo de los aposentos de Esta.
Enola sonrió, aún si se hacía el difícil su cuerpo le gustó, ya que no se detuvo a pesar de haber terminado tantas veces, se encontraba más feliz de normal, sería genial si le daba un hijo, si eso pasará, su boleto a la corona estaría más que seguro, el único obstáculo era Leonor, pero debido a su enfermedad cardiaca, esta no soportaría mucho tiempo, además es débil e ingenua no era un problema mayor, sólo un estorbo.
Leonor ya esperaba en el comedor principal por Henry y su hermana quienes llegaban al mismo tiempo prácticamente, estaba en silencio y con la mirada fija a la mesa, se notaba a lejos su ojeras rojas de tanto llorar y no haber dormido.
–Buenos días hermana. —dijo Enola al sentarse frente a ella con una sonrisa, parecía renovada, Leonor asintió con la cabeza cabizbaja y sonrió levemente sin fuerzas, Henry no dijo nada y sólo se sentó en medió de ambas.
El murmullo de las criadas y los sirvientes era evidente, el hecho de que el príncipe dejara sola en su noche de bodas a la princesa ya circulaba por todo el palacio, esto desorientó aún más a Leonor, quien no se atrevió a preguntar, no quería saber la verdad, no quería ser aún más odiada así que prefiero hacerse de la vista ciega y no reclamar quizás, así pueda obtener un poco de amor de parte del príncipe.
–Leonor, estaba pensando en quedarme un poco más. —dijo Enola con descaro, Henry soltó los utensilios de cocina en la mesa de mala gana.
–...No tengo problemas hermana, por favor quédate, así no me sentiré tan sola. —Al notar la forma en la que Leonor dijo esto último Henry se limitó a suspirar y callar, no sentía que podía objetar al respecto por lo que hizo.
El incómodo desayuno finalizó y cada quien se centró en sus labores, mientras Henry se ocupaba de revisar unos documentos relacionados al Reino, Leonor y Enola hablaban en el jardín.
–Escuche… que el príncipe no fue a los aposentos anoche, ¿Sabes dónde estuvo? —Enola preguntaba sólo para confirmar si su hermana se hacía la tonta, o en verdad no sabía al respecto ni sospechó nada.
–Supongo que celebró hasta tarde la boda, debe tener un buen motivó.
–¿No dudas de que te sea infiel?
–Por Dios no, Acabamos de casarnos, es… no creo que me hiciera algo así en nuestra noche de bodas.
Enola intentó disimular su risa ante esto, en verdad que su hermana es ingenua.
–Su Alteza, el príncipe le envía esto. —una criada llegó a ellas con una pequeña caja, la cual Leonor tomó y abrió con sorpresa, en ella había un collar de diamantes morados, el color preferido de Leonor, lo tomó como un consuelo por no haber asistido la noche pasada a de haber tenido mucho que hacer o haberse pasado de copas, su ánimo mejoró un poco debido al regaló.
Y el de Enola empeoró, el ver a su hermana recibir joyas sin haber hecho nada le molestaba , desde siempre ha sido así, no debe mover un dedo y obtiene todo lo que desea, es injusto.
–Es hermoso. —recalcó Enola mirando el collar con una sonrisa rígida.
–Supongo que es una disculpa, de verdad lamentó lo de anoche.
–¿Eso crees?
–¿No piensas igual?
–Creo que sólo te está callando, no se veía arrepentido en el desayuno, parecía haber disfrutado su noche sin ti, si estuvo en los brazos de alguien más es obvio que le encantó.
Leonor se levantó de su asiento y se dirigió al Palacio con el collar en manos, su hermana estaba siendo grosera, pero ¿Que sí tiene razón? ¿Era ese collar un presente para que no reclamará cosa alguna sobre esa noche? Se sentía frustrada, y su estado de ánimo volvió a decaer, por Dios no era tonta, sabía que el príncipe no asistió porque así lo quiso y aún así un simple presente de su parte le consolaba el corazón.
Leonor envió el regaló de regresó a Henry llevándose de las palabras de su hermana, no parecer débil ante sus encantos era parte del plan, debía mostrarle madurez, esto hizo que su relación con Henry empeorará de cierta forma.
Apenas y se dirigían las palabras, durante toda una semana estuvo esta situación, dejaron de dormir en los mismo aposentos aún si no se tocaban, al dormir separados le confirmaban las sospechas a sus criados, no estaban juntos por amor.
–Vine a ver al príncipe. —dijo Enola a los guardias frente al despacho del príncipe Henry, uno de ellos entró por un breve momento y luego le dio paso a Enola.
–¿Qué necesitas?
–Príncipe Henry, hace días que espero su visita.
Henry miró a Enola con extrañeza ¿De que hablaba? ¿Porque iba a él a visitarla? No tenía ningún asunto que hablar con ella, de hecho si, quería saber cuanto tiempo pretendía quedarse en el Palacio ocupando oxígeno, pero estaba curioso.
–¿Por qué debería haberte visitado? —sus ojos verdes se clavaron en Enola, un aura distante y amenazante era esparcida por toda la habitación y su sería expresión presionó a Enola a pensar antes de hablar, pero esta era una oportunidad que Enola no podía dejar pasar.
–¿Acaso esa noche no significó nada para usted?
–¿Por qué preguntas algo de lo que ya sabes la respuesta?
–...Mi señor lo he amado desde hace mucho tiempo. —la reacción de Henry fue entre cerrar los ojos con fastidió para volverla a mirar y que continuará— me había rendido porque adoro a mi hermana, pero cuando me beso ese día… no pude resistirlo más, ¿Porque no puedo ser yo? —los ojos de Enola empezaron a llenarse de lágrimas— usted conoce perfectamente la situación de mi hermana, sólo quería hacerla feliz mientras tenga vida, pero ¿Qué hay de mi? ¿Acaso está mal querer luchar por la persona que amo?
–¿Qué es lo que quieres de mí?
–Deme la oportunidad de demostrarle cuánto lo amó, déjeme amarlo, lo único que pido a cambio es que no me trate como si no fuera nada, y que no se cierre a mi.
–...¡Guardias! —Los guardias abrieron la puerta, Enola cerró los ojos dejando caer una lágrima de cada uno, se giró y salió del despachó, dejando a Henry pensativo en su oficina.
¿Que se supone que debe hacer ahora?
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Comments
😮💨 Small 🇩🇴
Me esta gustando tu historia espero que sigas en superación❣️😄😄😄
2023-03-29
1
Elizabeth Yepez
un comienzo maravilloso y como siempre una zorra envidiosa y traisionera gracias autora no tardes en actualizar
2023-03-24
2
Jackeline Gaido
Hola querida Yami, x favor no dejes de escribir, está empezando está historia súper bien y ya odiando a la villana, gracias x dedicar tu tiempo y tu grandiosa mente a la escritura.
2023-03-23
2