A la mañana siguiente no podía dejar de pensar en ese chico, su mirada me había provocado miles de emociones, aún no podía comprender la razón, por el momento no podía seguir acostada mirando el techo así que tuve que obligarme a levantarme, por suerte este cuarto contaba con un baño propio, era más privado, al entrar me llene de emoción, era enorme, con jacuzzi, regadera y muy aparte el inodoro, además de un enorme espejo, no me había tomado el tiempo para observarme antes así que una vez que estaba bañada me tome unos minutos para mi rostro, no solía usar mucho maquillaje aparte de lápiz labial, delineador y rimel.
Al mirar mi rostro en el espejo mire con detalle cada parte de mi, tan solo tenía 18 años, mi cabello era largo, pelirroja, a veces tenía problemas con mi cabello ya que era un poco ondulado y otras un poco más chino, mi piel era muy blanca, casi nunca salía de casa y siempre vivimos en climas fríos, Arremiza no era la excepción, de echo el clima era muy frío, eran raros los días en los que estaba soleado, tenía ojos color esmeralda, mis labios eran algo abultados, no muy grandes, tenía cejas y pestañas abundantes, mis pestañas eran largas y chinas, no era tan alta pero al menos media 1.65, no me quejaba mucho. Me cambie rápido, solo me puse unos mom jeans, tenis con plataforma blancos y un top, tuve que usar sudadera pues el clima no era tan favorable, salí del baño y no pude evitar mirar por mi ventana, en la otra casa todo estaba en silencio, no se veía ni una sola persona. Baje a la cocina junto a mi mamá que ya estaba preparando el desayuno.
- Buen día Hailee, ¿te gustó tu habitación? - pregunto ella entusiasmada.
- No entiendo por qué nunca vinimos a ver a mis abuelos, no tengo ni un solo recuerdo en esta casa, es como estar en una casa extraña como muchas otras- dije - Me agrada poder estar aquí, es realmente hermosa la casa, intentaré formar nuevos recuerdos - dije.
- Lamento mucho no haberte traído antes hija, nos alejamos tanto de tus abuelos y ahora no hay forma de regresar el tiempo atrás.
Su mirada ahora mostraba arrepentimiento, las cosas habían pasado tan rápido, no pensaba cometer esos errores, era de la fiel creencia de que debemos hacer las cosas en el momento adecuado, luego podemos arrepentirnos, se trataba de vivir el momento, cosa que con mis abuelos había perdido, trataba de no culparla, simplemente pasó.
♡♡♡
Toda la tarde estuvimos en la ciudad, era realmente hermosa, tan grande, había cine, tiendas enormes, pero a la vez concerbaba cierta calma, no era como esas ciudades alarmantes y escandalosas, algo distinto, el clima mantenía cierta atmósfera de dolor y tristeza en algunas calles, algo melancólico, compramos ropa, sobre todo sudaderas, donde estaba ubicada la casa no era el lugar más cálido y menos porque estaba rodeada de tantos árboles, pinos enormes y altos, eso era lo que más amaba de ese lugar, compramos algunos adornos para la alberca y para la casa, algunas luces no quedarían mal, compre una mochila, algunas libretas y lapiceros para la escuela, mi mamá entraba a trabajar al día siguiente así que compro alimentos y zapatos para su trabajo, estaría sola así que tuve que comprar chucherías, algo que me mantuviera entretenida, cosas de limpieza y demás.
Llegamos de noche a la casa, dejamos los alimentos en la cocina y mi mamá se dispuso a preparar algo de cenar mientras yo subía otras cosas al baño y a los cuartos, las luces las dejé en la sala y otras las subí a mi habitación, colgué las luces y puse una canción para abrir ambiente, eran dos mundos en mi casa, mi mamá con música de jazz en la parte baja y yo con canciones de Taylor Swift, al terminar de colocarlas las mire con felicidad, había quedado hermoso, tome otra serie pequeña para el balcón, había una flor en cada esquina y de ahí agarre para colocarla, al sillón le coloque una cobija que había conseguido en el mercado y dos almohadas, había una mesa y le coloque un pequeño mantel. Ya cansada me sente, entonces empezó a sonar All of the Girls you loved before, el ambiente era perfecto, el silencio, la tranquilidad, al levantar la vista mire al chico que me observaba, tenía un libro en sus manos el cual estaba en su regazo, no podía evitar su mirada, no estaba diciendo nada, ni el ni yo, pero podía sentir que estaba conectada a él por alguna razón, mirarlo era relajante, no veía bien su rostro pero de lo poco que alcanzaba a mirar era lindo, su cabello era oscuro, tez blanca, usaba unos jeans y una sudadera negra, tenis blancos, quería conocerlo, quería hablar con él aunque sea una vez, desde ahí cada noche lo miraba, a veces ambos leíamos hasta tarde, siempre me iba primero, otras nos mirábamos en silencio, otras simplemente miraba mi celular y él seguía leyendo, hasta una noche antes de entrar a la escuela, mi mamá había ido a trabajar, mi papá aun no llegaba y estaba sola en casa, mamá solía llegar a las 2 de la mañana a veces, hoy era uno de esos días, en la tarde dejé calentando la alberca mientras preparaba algo de comer, luego de comer me quedé dormida hasta que el un sonido muy fuerte me despertó, era música, mire por mi ventana y era la casa de enfrente, al parecer no era la única sola en casa, se veían luces, demasiada gente, todos bailaban, unos cerca de la piscina, otros dentro de la casa, en su pequeño parque, baje y salí de la casa, una alberca tenía vista a la casa de enfrente, me quite la ropa dejando solo el biquini, estaba un poco decepcionada, no quería regresar a la realidad de que posiblemente él tenía novia, quizás me estaba imaginando muchas cosas solo porque a él le gustará leer fuera de su cuarto todas las noches, me sente cerca de la alberca y metí solo mis pies, la música era tan intensa que apenas podía oír mis propios pensamientos hasta que oí unos ruidos entre el bosque, se oían como pisadas grandes, no perdi el tiempo y me levante, camine hacia la puerta trasera de la casa intentando hacer el menos ruido posible, el portón que daba salida al bosque estaba abierto pues tenía problemas la cerradura, pude ver unos ojos brillar, mi corazón se detuvo en ese momento, no sabía que hacer, estaba sola en casa y con el ruido de los del frente jamas oirian si es que esta noche moría, su mirada era penetrante, estaba segura que era un animal grande, quizás un oso o un lobo, estaba arrepentida de solo pensar que era pues al acercarse a la luz era un lobo de al menos dos metros de altura, toque la perilla de la puerta, estaba segura que no me daría tiempo abrirla y entrar, temía lo peor, estaba helada, casi no podía respirar y este se acercaba cada vez más...
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