El desespero por el que Ulderby pasaba era muy grande; sin embargo, nadie hacia nada por su amigo.
Al escuchar aquello de la policía el joven exclamo ofendido.
- ¡En 75 horas ya esta muerto! ¿¡Ustedes se haran responsables!?
- Lo sentimos estimado ciudadano, es lo que esta estipulado, y no podemos hacer nada hasta entonces. Lo invitamos a que se calme y se retire.
A pesar de la insolación, él bajó su rabieta y salió por las escaleras de aquel lugar refunfuñando.
...Ulderby volvio a su casa y encendio su PC, volvio a buscar, sobre Ω...
Nuevamente una ventana emergente le aparecía.
..."Ω no es un lugar para débiles"...
...El joven aceptó de nuevo ingresar a la ventana, pero esta vez era un articulo sobre Ω....
..."HERRADURA." Ω...
...¿Quieres hacer parte de Ω?...
...SI USTED ES UNA PERSONA HECHADA PARA ADELANTE, PERTENECERA A Ω...
Era algo estraño, pero el tiempo investigando y en ese computador, se habia pasado tan rapido como la luz. Ya eran las 2 de la tarde y Ulderby no vio pasar el tiempo, asi que solo se levanto y miro por la ventana... Las espectativas de encontrar a Kevin cada vez eran mas minimas.
La tarde, el joven la tomo para lavar algunas prendas y organizar el apartamento.
Ya faltando 10 minutos para las 7 de la noche, se decidió en ir a tomar lulada, su jugo favorito.
Hacia un poco de bochorno; Ulderby tomaba su jugo, de la nada un hombre cualquiera llegó y tomo asiento junto a él; con una voz fría y tonalidad gruesa, dijo:
- Es la vida de los que somos solos en la vida...
¿Quieres un poco de pan?
El joven miró a aquel hombre, su textura demostraba una edad de unos 40 años, pelo largo rubio a la altura de los hombros, un bigote largo y su barba delineada como un candado. La estatura sería 1:80 más humenos, su cuerpo fornido y la ropa pegada a él.
Nada era tan lústrente como aquellos ojos verdes del hombre...
Pero aún había una pregunta. ¿De dónde salió aquel hombre y que intenciones tenía?
...Ulderby como nunca le hacía mala cara a nadie, se tomó un trago con el desconocido y vio algo inquietante. El hombre tomó su pelo y lo recogió con un cauchito hacia atrás, haciendo notorio el logo de herradura en su cuello. Ω...
El joven no pudo evitar preguntar.
- ¿Y ese tatuaje?
Una sonrisa escalofriante dio el otro hombre, y le dijo mientras tomaba un trago.
- Demasiado curioso...
- Oh, sisi perdón.
- No tengo problema con eso, igual venía por ti. Alguien quiere verte.
El hombre de nuevo sonrió mientras veía como ulderby tras haber tomado el trago, iba cayendo sobre la mesa dormido.
- Ay, esto fue fácil y cómodo. Consejo de vida; no confiar en nadie mi estimado.
Llamó a la mesera, pagó la cuenta y le dijo a la joven.
- Somos distinguidos... Está borracho, lo llevaré a casa para que le preparen un menjurje de guayabo... Gracias.
La joven mesera, era distinguida de Ulderby desde hace mucho tiempo, por la misma razón de que no creyó las palabras del samaritano y a pesar de todo eso le genero malicia.
Una camioneta los recogio a ambos y se fueron.
La pregunta que ulderby se hacía mientras estaba sentado en una silla, era. ¿Quién era ese hombre?
Despertar fue fácil, lo verdaderamente difícil fue hacerlo amarrado y golpeado en cada mínima parte del cuerpo.
El lugar quedaba en un callejón al fondo de la vía, se rodeaba de hombres con tubos y bates, la luz era hecha con trapos mojados de gasolina quemando en canecas de metal.
- Hola... ¿Tuviste un buen sueño? Ja, ja, ja.
Ulderby solo levanto un poco la cara para verlo... Soplo su pelo que caía sobre sus ojos y al verlo le dijo con una voz adolorida.
- Qui... Quie... ¿Quién... eres?
- Preguntas sin respuesta para muchos, pero te la responderé...
Yo soy Frank. ¡El gran Frank! Ja, ja, ja.
El joven al escuchar esto, lo tomo muy ameno a la situación y en su cara se tornó un gesto sonriente.
- Vaya, soy digno de tal cosa barbara. ¿Tan pronto? jmjmjm.
- ¡Lo eres mi estimado!
- Pero aún hay algo que no entiendo... ¿Qué fue lo que hice tan mal?
El momento se tornó silencio. El rostro del hombre de cabello largo que se hacía llamar "Frank" desdibujo su sonrisa.
- ¿¡Te crees con el derecho de preguntar esto aun cuando te tengo y te puedo hacer pedazos en cualquier momento!?
De reojo se veía la bomba que quemaba tiempo junto a la silla donde Ulderby estaba atado.
- Jm, Jm, jm. ¿No sabes que hice? ¿Por qué la sorpresa tan de repente?
Frank se acercó de forma agresiva y tomó a ulderby por la cara, apretando sus pómulos con sus gruesos dedos. Nadie suponía ni creía que ulderby solo había ganado tiempo mientras soltaba la soga que ataba sus manos.
¡PLOSH, PLOCK!
Un golpe sonó... Era ulderby que rápidamente le había hecho un aplauso aturdidor a Frank en los oídos... Todos corrieron hacia él, mientras Frank caía aturdido al piso.
- ¡Se soltó!
- ¡A él!
Eran 10 hombres que venían hacia el joven. Pero en un solo agachón él cortó la soga que ataba sus pies con un bisturí que siempre solia cargar en el bolsillo trasero y poniéndose de pie, con la misma silla tumbo a dos de un solo golpe.
El joven había ido a una escuela de Taichi cuando era niño para dominar su rabia interna y la agresividad que mostraba. Desde ese momento nunca había olvidado cada movimiento debido a su gran intelecto.
La pelea continuaba, uno de los hombres logró darle un golpe con un tubo metálico por la espalda y lo derribó, pero su idea fue caer y al momento de que todos lo abordaron para amedrentarlo, sacó el mismo bisturí y apuñaló al más gordo de ellos, y lo usó de escudo mientras peleaba. La ley era al golpe, tomaba el objeto con el que lo intentaban golpear y jalaba al individuo hacia él, seguido de un golpe en el rostro y una cortadita en la vena horta de cada uno.
¡POOM!
Un disparo seco sonó en aquel lugar haciendo que el bisturí cayera.
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