capitulo 5: La irá dé Abba.

Las doncellas estaban eufóricas, no dudaron en agredir a Abba. Mientras las agarraban de las manos para que soltará a meile, Otras le golpeaban la cara y le halaban sus cabellos.

-. MI SEÑORITA.

Grito la doncella elizalde, mientras jalaba a las sirvientas para que no atacarán a Abba

-. TU NO TE METAS EN ESTO, PERRA.

Grito una de la sirvientas mientras la empujaba al pasillo. Las doncellas no paraba de agredir a Abba, pero aún así ella no soltaba los cabellos de la imprudente meile, « Sus gritos son similares a los de un cerdo cuando es llevado al matadero » pensó Abba.

Las doncellas cada vez más histéricas, empezaron a soltar golpes al aire, dándole una paliza a la princesa

-. HERMANA.

Grito emiliano, soltando lagrimas de ira y tristeza. No paso mucho tiempo y el pequeño niño se lanzó para auxiliar a su hermana.

-. ¿Que crees que haces? Pequeño bastardo.

Dijo la doncella con la cara enrojecida y el labio roto.

-. Lo que le está pasando a tu hermana, es tu culpa, esa perra salió a defender a un bastardo y mira como termino.

La doncella coloco su mano en la cabeza de Emiliano, arrastrándolo por toda la habitación, cuando llego a la puerta lo empujó con una patada, causando que el débil niño vomitara sangre.

Los ojos de Abba se pusieron rojos de la ira, con todas sus fuerzas arremetiendo con la doncella que tenía en sus manos, tanto así que arranco gran parte de su cabello.

-. ¡AYUDAME, ME ESTA MATANDO!

Le gritó Meile a la doncella que estaba arremetiendo con el niño.

-. ¿No planeas parar perra? Tal vez tú soportes esa paliza pero, y tú hermanito bastardo?

Dijo de forma burlona mientras pateaba al pobre niño.

Abba estaba euforia parecía que un demonio hubiera entrado en su cuerpo.

Se escucharon pasos a lo lejos, la doncella Vannesa Había traído al mayordomo y al sirvienta jefa como se le ordenó originalmente, pero al oír los gritos de las doncellas y el joven amo decidió pedir ayuda al duque y su invitado.

-. Oh mira, el hijo de puta ya ni siquiera se puede mover.

La sirvienta miraba con burla a Abba, quería que viera al niño moribundo.

-. Hoy vas a morir. Maldita puta de mierda.

-. COMO ME DIJISTE PERRA!¡

«BUM»

Se escuchó una explosión, provenía del ala cuatro, dónde está la habitación de Emiliano

-. LA PRINCESA.

Grito Vannesa.

Los ojos del duque se llenaron de lagrimas, sus hijos ¿Acaso es este el final?

-. MAYORDOMO, LLAMA RAPIDO A LOS CABALLEROS PRINCIPALES

-. ENCARGADA, TRAE A LOS MEDICOS DE LA MANSIÓN, RAPIDO.

Dijo el duque mientras se dirige al ala 4.

Un hombre se interpuso, el arzobispo.

-. Duque, puedo sentir una fuerza Espiritual bastante fuerte, es mejor que no vaya.

-. Que…CÓMO ME DICES ESO, MIS HIJOS!

-. Duque, por favor siga mi llamado, siento una fuerza espiritual tan grande que se puede comparar con los dioses, si usted va, lo más probable es que muera.

-.pero, acaso ¿Abba?

-. Es lo más probable, yo iré y sacaré a sus hijos, usted quédese y prepare una carta al templo, los mejor es que manden curanderos para evitar lo peor.

El arzobispo le dio la espalda al duque y recito una palabras. Una barrera bloqueaba el pasillo, nadie puede entrar

-. TU MALDITO SANTO, QUE HICISTE.

Grito el duque mientras golpeaba la barrera con sus puños

-. Por favor confíe en mí, si no coloco esta «protección» lo más seguro es que sus hijos fallezcan.

El duque quedó en shock, sus piernas cayeron

sus lágrimas brotaron cómo flores.

-. Te lo suplico, salva a mis hijos.

Dijo el duque entre lágrimas, arrodillado.

-. No sé preocupe, los salvaré.

El arzobispo corrió tan rápido como pudo a la habitación, el aire era cada vez más asfixiante, pareciese que estuviera respirando fuego.

Cuando llegó a la habitación de Emiliano, lo que vieron sus ojos fue completamente irreal.

La habitación solo tenía unas pequeñas quemaduras. 8 sirvientas tiradas a lo largo del cuarto, con heridas de 2 y 3 grado por quemaduras.

Abba, con los ojos dorados como si tuviese llamas dentro de ellos y su cabello rojo parecía que se estuviese prendido fuego. Sus manos que estaban tan rojas como su cabello sostenían a una doncella, con toda la cabeza quemada, solo le quedaba un par de mechones quemados de cabello, pero también cubrían a emiliano y a una doncella moribunda a su lado.

-. Es bueno verte, arzobispo.

-. Señorita…

Abba soltó una gentil sonrisa y, al poco tiempo se desmayo.

-. Mi señorita, es usted tan…

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