Amanecí con mi madre al lado, anoche le pedí que se quedara a mi lado, que me cantara mi canción favorita y contara el cuento de las estrellas y el conejo de la luna.
- ¿que quiere desayunar mi hija hermosa?, mi mamá preguntaba mientras me acariciaba mi cabello.
- Unos ricos huevos fritos con frijoles.
- ¿Cafecito de olla?, acaricio mi frente.
- Si mami, le di un beso en la mejilla.
Nos abrazamos, sentía que mi pecho se presionaba, tenía ganas de llorar pero anoche mi madre hablo conmigo, me dijo que para ellos es muy difícil la noticia, cómo imagina que lo fue para mis padres biologícos.
Que tratara de ponerme en el lugar de ellos, que les diera una oportunidad de conocerlos y que jamás me olvidara de ellos, por qué ellos me aman mucho y que yo seré su hija siempre.
Mi madre se levantó, fue a la cocina a preparar mi desayuno.
Entre a la ducha para prepararme, aún tengo clases, ya solo quedan unos días para las vacaciones de invierno, lo que me pone muy feliz a pesar de la terrible noticia que recibí, para mi la navidad es mi fecha favorita de todo el año.
Salí de mi habitación más tranquila, mi padre llegó se miraba cansado, se sentó en la silla del comedor, mi mamá lo abrazo.
Yo me quedé parada en la puerta de mi habitación mirando a mis padres.
- El es idéntico a mi, decía mi padre llorando.
- ¿Es compatible contigo?
- si, el es nuestro hijo Carmen.
- ¿Se va a morir?
- Está grave, me presentaron como un tío lejano, el doctor dijo que la noticia podría alterar su salud.
- si me imagino, ¿cuando le darás el riñón?
- Tengo que preparar mi cuerpo, para el trasplante, los señores Quiróz me dieron dinero pero lo rechacé, me molesta que piensen que con su dinero pueden arreglar todo.
- Tómate un café, te hace falta.
- Buen día padre, me acerque y bese su mejilla.
- hola princesa hermosa, ¿cómo estas?, me tomo de las manos y me miraba con dulzura.
- bien papi, comencé a llorar.
Me abrazo, algo que me encantaba de mi padre era su altura, me sentía protegida en sus brazos.
- No llores nena, tranquila todo saldrá bien.
- No quiero tener otro papá, solo quiero tenerte a ti y el se parece a ti, mientras que yo no.
- Maria tu tienes todo de nosotros, tienes nuestras costumbres, nuestros hábitos, nuestros corazones, eres nuestra hija amada.
Daniel entró a la cocina y saludó.
- Buenos días familia.
- Buen día hijo, siéntate ya está el café, decía mi mamá.
Me seque las lágrimas y me senté en la silla.
- Así que la güera no es de nuestra familia, decía mi primo Daniel comiendo su pan dulce.
- ¡Cállate!, mi mamá lo golpeaba.
Yo me levanté molesta y me encerré en mi habitación.
No quería salir, solo quería morir, no era justo que me quitarán lo que más amo, no iba a dejar que ese idiota me quitará a mis padres.
...-¡Mary, por favor tu primo solo dice tonterías tu eres mi hija y punto!, gritaba mi madre....
Salí de mi habitación mi primo me miró y agachó la cabeza.
- Perdoname Mary, dijo con vergüenza.
Mi celular comenzó a sonar, ya era tarde para ir a la escuela.
Tome mi café, me despedí de mis padres con un beso.
Daniel caminaba detrás de mi, el era mayor que yo, ya se encontraba en su último año de la universidad.
Era un estudiante de administración de empresas.
Yo estaba estudiando la misma carrera.
Daniel corría para caminar a mi lado, ya me había alejado de el.
- ¡Güerita perdoname!, sabes que eres mi persona favorita en el mundo y eso no va cambiar por qué no tengas la sangre de los Mejía.
- Daniel deja de decir eso que no tengo su sangre o que no soy de la familia, no pienso aceptar lo que dicen mis padres, yo soy una Mejía y punto.
Daniel me abrazo, también era alto como mi padre.
Eres mi persona favorita también tonto, no vuelvas a decirme que no soy de tu familia.
- ¡Jamás!, Daniel me miró a los ojos y sonrió.
Daniel me tomo de la mano y caminamos juntos a la parada del autobús.
Al subirme el se ofreció a cargar mi mochila, después me ayudó a bajar del autobús.
-¿cuál es tu última clase?
- contabilidad
- Te espero para llegar juntos a casa, decía el acomodando mi cabello atrás de la oreja.
- Siempre te vas solo.
- Pero ahora que estás pasando por un mal momento quiero estar contigo.
- gracias Dani, lo abrace y el suspiro.
Las clases pasaron rápido, Daniel estaba esperándome en la puerta principal.
Los padres de Daniel viven aún en la sierra, ellos tienen una granja que produce quesos y todos los productos lácteos, sus productos no son muy famosos pero dejan buen dinero para que Daniel estudie en la universidad. El es un chico alto con cuerpo fornido, desde muy chico trabajo en la granja de sus padres, cuando pasábamos navidad en la sierra el y yo montamos caballo, hacemos una fogata para que la familia se reúna somos muy unidos, ahora que se que no es mi familia siento que lo pierdo, pero se que esto no va cambiar.
- Tus padres me mandaron mensaje, fueron a conocer al ricachón.
- ¿por qué no me avisaron a mi?
- por qué saben que te pones celosa, no deberías.
- ¿por qué el tiene su sangre y yo no?, le pregunté molesta a Daniel como si él supiera la respuesta.
- pero el ricachón no sabe que son sus padres, el está acostumbrado a sus lujos, no creo que haga nada bueno con su vida.
- ¿qué sabes tu de el?, dije molesta.
- Entre a sus redes sociales, es un cabron mimado que no hace nada bueno con su vida más que presumir sus autos y sus viajes.
No pude decir nada solo caminaba y pensaba que eso era algo bueno, que el fuera un presumido, engreído, me ayudaba a que mis padres no lo quisieran y que yo fuera la favorita.
Al llegar a casa mis padres aún no regresaban, me preguntaba, si ellos ya le habían dicho a el que eran sus padres.
La puerta de mi casa sonó, alguien tocaba.
Me acerque y abrí la puerta, era el hombre elegante con traje caro.
- Mis padres están con su hijo.
- Si ya lo sé Maria, solo que les pedí permiso para poder visitar a mi hija para invitarla a comer.
- Ya comí, gracias.
- ¿Podemos ir por un helado?.
- Tengo tarea señor.
- Maria quiero saber de ti, perdí tantos años hija, tu abuela quiere conocerte, ella se muere por abrazarte, se que es difícil que es muy pronto pero tienes una familia que quiere conocerte.
- Aún no estoy lista señor.
- Dime Mauricio.
- Mauricio tengo que hacer tarea si me disculpas, cerré la puerta de mi casa.
No pensaba aceptar a otra familia, aunque una parte de mi quería conocer a mi abuela, tenía una abuela, siempre quise tener una abuela, mis abuelos murieron jóvenes tenía solo cuatro años cuando ellos murieron, otros ya no vivían cuando nací.
Me encerré en mi habitación y comencé a buscar en las redes sociales al estupido niño que tiene la sangre de mis padres.
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