Capitulo 03

Darius no celebraba su cumpleaños, ese día sentía que no tenía nada que celebrar. ¿Celebrar que?, ¿qué fui abandonado?, ¿quién iba a querer celebrar eso?.

A él le gustaba pensar que no tenía mamá o papá que simplemente había nacido en aquella canasta donde había sido dejado. Regularmente aquel niño no sabía mucho de lo que sucedía fuera de esas cuatro paredes a no ser por aquella noticia que hace poco había salido en todos los diarios y es que en una casa hogar como llamaban en los periódicos a los orfanatos. No sé porque llamarlo de otra forma, tal ves se preocuparon por encontrar una palabra que lo haga sonar menos mal. Aunque no sé si cambiarle el nombre a un lugar lo haga menos malo. Es como una forma formal de decir;

-A tus padres les importante 3 cacahuates así que te dejamos en un lugar con otros rechazados.

"Rechazado" tal vez sea una palabra que el se había cansado de pensar, no creo que haga falta explicar lo que es sentirse un rechazado entre los rechazados. Aquella noticia que había estado en todos los periódicos se trataba de un caso particular donde los cuidares de los niños ocasionalmente ejercían maltrato sobre ellos. Los niños relataban que era algo habitual que aquellas personas estuvieran de mal humor y que por eso les pagarán tan seguido.

También se había mencionado que muchos de ellos habrían intentado escapar aunque tal vez más para mentener en secreto aquel mal trato que por el bienestar de los niños no se los permitian. De hecho, aquella notcia se dió a conocer cuando uno de los niños víctima de aquellos abusos logro esperar en lanochey llegar a la estación de policía para contar todo aquello. Es por eso que aunque no puede decir que vivir en esta casa llamada orfanato lo que si agradece es que era un lugar más o menos decente y manejado por gente de buen corazón.

Pero ese día todo cambió con la llegada del señor y la señora Sanders.

-Hola pequeño, ¿cómo estás?.

Daniel escucha que dice una voz que provenía detrás de él. Aunque él permaneció sentado, su corazón dio un brinco de emoción al escuchar esa voz hablarle y ¡hablarle a él! (Él era el único niño que ese día estaba adentro, ya que ningún otro niño quería perderse ni siquiera un día de juegos).

¿Le estaban hablando a él?, ¿Sería posible eso? Pero entonces pensó que tal vez entró alguno de los niños que jugaba afuera sin que él lo notara, de ser así era a ese niño al que le hablaban y no a él, si eso tenía que ser.

El niño se encogió de hombros bajando la mirada con resignación ¿a sus 10 años quien lo adoptaría?. Era algo impensable, ya que normalmente los niños que más eran adoptados eran los más pequeños, niños de 5 o 6 más o menos y había dos o tres niños de esa edad en el orfanato.

Dudo un instante en darse la vuelta, pero al final lo hizo lentamente. Cuando por fin se volteó a ver sobre su hombro asombro fue inmenso al ver que efectivamente la alegre y sonriente pareja lo observaba a él.

Ambos estaban usando ropa típica de los 80; el hombre usaba una camisa con corbata que usaba junto con tirantes, mientras que la mujer usaba un traje con grandes hombreras.

Él se levanta y se queda de pie junto a aquella silla sobre la cual estaba sentado. Estaba perplejo solamente mirando hacia la feliz pareja. El señor y la señora Sanders se acercan hasta quedar frente a él, es entonces cuando el señor Sanders se arrodilla frente a Daniel y con una sonrisa extiende su mano hacia él en tono amistoso.

-Hola amiguito, mi nombre es Tobías, ella es mi esposa Graciela. -Le dice el señor Sanders a Darius mientras tiene su mano extendida frente a él.

Daniel se da cuenta de que tiene su boca abierta, en realidad la había tenido abierta desde que se levantó de la silla así que la cerró.

-Ho-Hola!.. -Respondió Daniel con una mezcla de emoción y timidez.

-Ella se llama Graciela. -Responde Tobías Sanders mientras señalaba a la señora Sanders.

-Hola, encantada de conocerte. -Le dice Graciela a Darius con una gran sonrisa.

-Hola. -Le dice Daniel a Graciela.

Este era un momento fantástico, tanto que cuando Darius bajó la mirada se dio cuenta de que todavía estaba estrechando la mano de Tobías quien le sonríe cálidamente. Al darse cuenta Darius soltó la mano de Tobías, era tal la emoción del niño que no se daba cuenta de que le seguía sujetando la mano.

-¿Vos cómo te llamas?. -Le pregunta Tobías a Daniel mientras vuelve a ponerse de pie.

-Me llamo Daniel.-Responde Daniel a Tobías.

Graciela se acerca a Tobías y tomando su mano con cariño le susurra algo al oído. Luego de lo que Graciela le susurra Tobías le sonríe y asiente con su cabeza para luego volver a ver a Daniel.

-Bien amiguito, mi esposa Graciela y yo estamos buscando completar nuestra familia y nos preguntamos ¿qué te parecería formar parte? -Le pregunta Tobías a Darius no pronuncia palabra alguna, tenía tantas cosas que quería decir que se le mezclaban todas las palabras en su cabeza; por un lado, quería agradecer, pero también quería decir que si, también quería preguntar por qué lo eligieron a él.

Intenté responder, pero como fue todo junto y al mismo tiempo así que cuando hablo solo se le escuchó susurrar algo que sonó parecido a yogamoso o algo así.

Tobias rio entre dientes.

Se le hizo evidente el nerviosismo del pequeño Daniel.

-Es un sí? -Le preguntó Tobías en tono amable.

-Si! -Respondió Darius con emoción.

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