el inicio de mi tormento

_ Sonia, que te sucede.

_ Por favor Juan José podría traerme una botella con agua helada.

Juan José fue por la botella de agua y me la entregó.

Bebí con desesperación, sentí que el agua helada apagaba el calor que me consumía por dentro.

_ Es tiempo de irnos Juan José, si no llegaremos tarde, le dijo con un tono muy seco.

Llegamos al cementerio donde había solo unas cuantas personas acompañando los féretros de sus padres.

El padre de la iglesia realizó una misa en su honor. Juan José dio unas palabras de despedida y agradecimiento, pero él no pudo más y se quebró en ese momento.

Colocaron a sus padres en sus respectivas tumbas nos despedimos y uno a uno nos empezamos a retirar.

Juan José tomo mi mano y nos dirigimos al auto con dirección al centro de la ciudad.

_ Sonia, vamos por unos tragos, me puedes acompañar, dijo Juan José.

_ está bien le contesté. Llegamos a un bar tranquilo dónde la música estaba suave.

_ dos vasos de cerveza, dijo Juan José.

Le acercaron dos enormes vasos llenos de líquido que acabarían con las penas en un momento. Habíamos bebido un poco cuando decidimos retirarnos del lugar.

_ te voy a llevar a un lugar muy hermoso, me dijo.

subimos al auto y viajamos fuera de la ciudad durante un viaje de media hora.

Llegamos a la parte más alta de la ciudad.

Juan José salió del auto y se paró sobre una roca

_ mira es tan hermosa la vista desde aquí y se ve mejor si todo está oscuro .

Salí del auto y me dirigí dónde él estaba , la ciudad era hermosa. Él se acercó hacia atrás, y me envolvió en sus brazos, luego suavemente me giro y nos dimos un beso largo y apasionado.

Toda esa noche nos amamos como locos en su auto.

Hasta que nos alcanzaron los primeros rayos del sol estábamos tan cansados, que regresamos a la ciudad.

Fuimos a un café, conversamos un poco de todo lo sucedido.

Luego él se paró ,salió afuera a contestar su teléfono, regreso con una mirada muy fria.

se dirigió a mí y con palabras toscas dijo.

_ Ya es hora de que te marches, tengo que ir a la empresa a resolver unas cosas.

Gracias por acompañarme lo pasamos bien, y espero que tú también lo hayas disfrutado.

Subió a su auto y se marchó.

Sus palabras me cayeron como puñaladas en el pecho, me sentí usada.

Llamé un taxi y regresé a mi casa, todo el camino lloraba pensando lo ingenua que fui.

Me entregue tan fácil a Él.

Y ahora me desecha como si yo fuera cualquier objeto.

Saida estaba afuera cuando llegue.

_ pasemos mi pequeña que te pasó, por que traes esa tristeza en el rostro,me decía limpiando las lágrimas que caían sin parar.

Le conté lo que me había sucedido, se puso triste y lloro a mi lado.

Pasaron varias semanas sin saber nada de él, y yo seguí con mi vida.

A veces quería llamarlo, pero recordaba como me trató la última vez y decidí olvidar esa historia y continuar adelante.

Estos días me sentía un poco mal, no tenía ganas de comer, tenía vómitos y me sentía cansada necesitaba hacerme unos exámenes para saber lo que me sucedía.

Llame a Mi amiga Vanesa y le saque una cita, ella trabajaba para un hospital muy reconocido en la ciudad.

Fuimos compañeras en la universidad, siempre me invitaba a trabajar con ella, pero yo prefería trabajar a mi propio ritmo, y poder ayudar a las personas que no tenían la economía suficiente para hacerse unos chequeos en la ciudad.

Salí ese día, hacia el hospital en compañía de Saida.

Subí a la oficina de Vanesa, en el segundo piso toque la puerta

_ Adelante por favor me indicaron desde adentro.

Al entrar Vanesa estaba sentada en su escritorio de veía muy bella y jovial, me sonrió muy amablemente y me invitó a sentarme.

_ Sonia, me dices que te has sentido mal. Ahora empezaremos por ver cuál es el problema.

Me dijo, realizó unos exámenes, me hizo un chequeo general.

Luego me pidió que esperara hasta que los resultados de los exámenes estuvieran listos. Después de tres largas horas, Vanesa me llamo para darme los resultados.

_ felicidades, amiga, tienes seis semanas de embarazo.

Eso es el causante de todos tus malestares, sonrió.

quedé muy sorprendida por los resultados pero también estaba muy feliz.

Me despedí de ella, y fui al encuentro de Saida y le conté la buena noticia.

Regresamos felices a nuestro hogar.

Saida siempre me decía que debería llamar a Juan José y darle la noticia.

pero yo siempre sentí que este hijo era solo mío y podía estar bien sin el, así que decidí no contarle y seguir con el embarazo yo sola.

Pase varios meses tranquila, entre consultas y chequeos.

Saida se esmeraba por brindarme sus cuidados y cuidar mucho mi alimentación, ella también estaba muy feliz.

Me tocaba uno de mis últimos chequeos, así que decidí ir a la ciudad, estaba tan feliz porque hoy veríamos el sexo de mi bebé.

Subí a la oficina de Vanesa, la noté un poco extraña al verme, no tenía la sonrisa con la que siempre me esperaba.

_ Hola Vanesa, como has estado, le dije amablemente.

_ No entiendo, alguien me llamo, y dijo que habías sufrido un accidente, me dijo muy preocupada.

_, pero quién podría hacer esa broma tan fea, le conteste tranquilamente

_ Si entiendo, pero gracias a Dios que no te sucedió nada.

Pero durante el proceso de mi chequeo la noté un poco distraída, muy diferente.

Después de realizarme la ecografía vimos el sexo de mi bebé era varón.

Me despedí de Vanesa y ella acarició mi enorme vientre y me dijo.

_ cuídate y se despidió con un beso en mi rostro.

Baje al estacionamiento, pero alguien me interceptó, por atrás cuando abría la puerta de mi auto.

Me puso en la nariz un pañuelo con un olor muy fuerte que me hizo perder la conciencia.

Desperté en una habitación oscura, el olor era tan fétido que no podía respirar.

Me provocaba vomitar.

Grite pidiendo ayuda, pero nadie vino en mi auxilio. Unas horas más tarde escuché que alguien se acercaba.

abrió la puerta, pero no podía ver su rostro, por su voz supe que era una mujer.

_ Levántate maldita, no sabes lo que te espera.

_ Por favor ayúdeme no me hagan daño, estoy esperando un bebe, no me hagas daño se lo volvía a repetir.

Te daré lo que quieras si me ayudas a salir de aquí.

_ jamás maldita tú tendrás tu merecido por meterte dónde no debes.

_, pero que hice, para merecer esto.

_ ya lo verás y ahí entenderás todo.

Me saco a la fuerza de la habitación y me llevo a otra habitación donde había varias personas, que yo nunca había visto.

_ Acá la tienen y empiecen por sacarle ese bebé del vientre.

_ No por favor grite.

Me sujetaron los brazos y las piernas, con unas correas a una camilla

me pusieron cinta en la boca.

Las lágrimas me caían por el rostro y no podía hacer nada.

Se acercaron dos personas y sentí una aguja en el muslo.

Minutos despues perdí el conocimiento. Desperté horas más tarde, pensando que todo lo que había vivido era una pesadilla.

Pero para mí, la desgracia era cierta, aún seguía atada, con la ropa desgarrada, y el vientre vacío, me habían realizado una cesárea.

Llore amargamente, ahora me sentía infeliz y vacía.

El corazón se me partía en mil pedazos, el dolor era insoportable.

Me sentía inútil sin saber qué hacer .

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