Encuentro.

Emiliano.

Estuve actuando con total normalidad, hasta que unos de mis hombres me dijeron que habían notado movimientos en la escuela de baile de Agatha tarde horas de la noche, ya están en la cama, así que me vestí y salí directo para allá, por fuera todo se veía tranquilo, las luces estaba apagada. Así que entre con las llaves que encontré en la habitación de hermano, tome mi arma cargada, debía estar preparado para cualquier cosa.  Todo estaba en silencio, excepto por una música que se escuchaba al fondo, camine con precaución, hasta llegar al origen. Del ruido, era una de las salas de ensayo, la puerta estaba un poco abierta, así que podía ver de quién se trataba.

Era una chica trepada en una barra, no lograba ver bien su rostro, sus movimientos eran impresionante, la manera en la que se sujetaba de sus piernas era de admirar, la estuve observando unos minutos hasta que se bajó, cuando lo hizo, puede admirar por completo su cuerpo, había pasado ya un largo rato desde la última vez que una mujer llamo mi atención, por alguna razón mi entrepierna empezó a reaccionar. Y el atuendo que ella llevaba puesto no era de ayuda.

_ por dios, que me has asustado Emiliano.- dijo Virginia al percatarse de la presencia de Emiliano.

_ lo siento, no sabía que había alguien.- contesto él bajando el arma.

_ no te preocupes, pero dime qué te trae por aquí.- le pregunto ella mientras se agachaba a tomar una toalla que están en el piso.

_ solo vine a checar que todo estuviera bien.

Guarde el arma, y entre en la sala, le sentía incómodo al caminar, ya que mi miembro se maltrataba con el pantalón. Solo esperaba que ella no lo notará. No la veía desde el incidente con Valeria.

_ Virginia, sé que ha pasado ya un tiempo, pero igual forma quiero disculparme por lo que pasó ese día.- Virginia lo miro, sin expresión.

_ eso ya no importa, así olvídalo.- le contesto ella, desviando la mirada.

…

Virginia.

Conozco a Agatha hace ya unos años, durante el tiempo que trabajamos en el bar, nuestra amistad se fortaleció mucho, ella y Claudia han Sido mi única familia, desde que llegué aquí, mi vida ha ido muy complicada, no llegue huyendo de mis padres como Agatha, pero si de un hombre que me hizo mucho daño, mi padre es un adicto a los juegos de apostar, desde que murió mi madre él se entregó a las drogas, llegando al punto de perder nuestra casa, pensé que se detendría, pero no fue así, al no tener nada para pagar su deuda, me vendió a mí, solo tenía 17 años, cuando un señor vino por mí, al principio todo fue tranquilidad, pues el señor me dio estudio y un hogar, pero cometí el gravísimo error de involucrarme con la persona equivocada, José era el hijo menor del señor Antonio, nos enamoramos o bueno yo me enamore e iniciamos una relación que fue aprobada por su padre, todo iba bien hasta que cumplí 25 años, me acababa de graduar de la universidad como abogada, decidí buscar un trabajo, pero eso no fue de agrado para José, empezó con gritos, luego llegaron los golpes, la última vez que lo vi me dio una golpiza, para luego abusar de mí, me dejó tirada en la habitación como un animal, con mis pocas fuerzas, me levanté recogí todas las joyas que él me había regalado y los ahorros que hice con la mesa que el señor Antonio me daba mensual, y salí, tenía toda mi ropa rasgada, todos los empleados me miraban con lástima, temía que me detuvieran, pero no fue así, doña Amanda me dio un bolso con ropa y comida, y los guardias me abrieron las puertas para que saliera sin problema, sé que se preguntaran por qué el señor Antonio no hizo, nada, pues por el simple hecho de no estar enterado de nada, ya que se fue con su esposa a vivir por fuera del país, sé que puede haber evitado todo eso, si hubiera prestado atención a las señales de alarma. Pero ya era tarde, Cuando salí de casa del señor Antonio me dirigí a cada de Martina, una amiga de la universidad, ella al verme quedó en shock, pero no dudo en ayudarme, estuve en su casa por una semana, mientras decidía que hacer, su padre era abogado y le ayudo a conseguir nuevos documentos, claro que legales, por suerte tenía la nacionalidad mexica, eso fue de gran ayuda, con esos documentos logré salir de Miami, y llegué aquí a París.

Cuando Agatha nos ofreció abrir la escuela de baile con ella, Claudia y yo no dudamos, deseábamos, llevar una vida, mucho más tranquila y normal, poder dormir de noche y vivir de día. Y así fue, al principio nos costó, pero con los meses no fuimos adaptando a todo, ahora somos profesora de baile, por el momento solo Claudia y yo estamos a cargo, ya que Agatha tuvo que salir de país, por un asunto familiar, que no nos dijo.

Hoy es un día como cualquier otro, estuvimos dando clase toda tarde hasta las 6 de la tarde, luego nos fuimos a nuestro departamento, Claudia se encerró en su habitación para hablar con Gustavo como todas las noches, no sé qué clase de relación llevan, lo cierto es que desde la boda de Agatha no paran de hablar, sé que de vez en cuando él viene a verla y ella está loca por él, tanto así que se olvida que yo existo, Cómo hoy.

Fui a mi habitación, tome una ducha y luego fui a la cama, pero no logré consolidar el sueño, así que me levanté, me vestí y me fui a la escuela, cuando no logro dormir, bailar, me relaja.

Me puse mi atuendo, era algo diminuto, pero lo suficientemente cómodo para bailar, estuve un largo rato practicando poli dance, hasta que sentí unos ojos en mí, me baje del tubo lo más natural posible, no sabía de quién se trataba así que debía tener cuidado.

…

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