Él antes de ti

Andando iba por las calles que claramente no conocía. Me salí de casa, Karen me regañó porque no ordené mi habitación, le dije que arreglara primero su vida antes de querer enderézame con estúpidos argumentos que no vienen al caso. Además, aún no olvida el asunto de los condones. Al final nos enojamos y me salí temporalmente de casa, probablemente saldrá a buscarme. Estas caminatas son muy terapéuticas.

Sigo caminando, caminando, caminando… La verdad me veo en la obligación de volver a casa, no traigo dinero y no conozco a nadie por estos rumbos, se supone que en el área habitacional en la que me encuentro es muy segura, técnicamente lo único malo que me puede suceder es caerme. Mi estómago hizo el peculiar rugido de un león al ver a su presa. Tengo hambre, el estómago me empezó a gruñir hace más de quince minutos y solamente llevo medio día desde que me salí de casa y no veo la hora en que mi madre empiece a preocuparse por mí. Me toqueteo los bolsillos de la ropa por si la suerte me acompaña y me encuentre con un billete… ¡YES, 20 dolaritos! Toma eso Karen. Camino más rápido, el hambre puede ser mi arma mortal en estos momentos. He incluso pude advertirles a las mamás de niños pequeños que cuidaran bien de sus monstruitos ya que la leona estaba suelta y tenía hambre.

El destino me trajo a una cafetería muy conocida alrededor del mundo, ni siquiera consideré el café como una opción anti-hambre, de hecho, ni siquiera me gusta el café, pero ya estoy aquí. No es como que aquí solo sirvan café, el menú tiene muchas variedades de alimentos y bebidas. La gente es muy escasa obviamente, es la hora de la comida y nadie está demasiado estúpido para tomarse un café a estas horas. Entra alguien, un chico, ahora somos dos estúpidos que tomarán café a las 3 de la tarde con una temperatura a más de 35° grados. Me formé tras él para pasar al mostrador

-Dame lo de siempre, un iced vainilla latte

Dijo el joven.

-Claro Alexander, en seguida sale

Mi turno

-Hola- digo con una sonrisa, la empleada me devolvió el gesto.

Esperé un rato mientras estaba mi Iced caramel machiato.

El joven lleva sus gafas de sol oscuras, se me hace ridículo que las utilice a dentro.

Miré a fuera, el calor es intenso y los niños aprovechan el infierno para comprar helados, no necesariamente tiene que hacer calor para comprar helados.

Estaba tan aburrida...

Me considero una gran fan de Superman, no de sus impresionantes, estrambóticos, exuberantes e irrepetibles superpoderes, si no del mismo Superman, Clark Kent. Esa moral de no matar a humanos ni a cualquier habitante de la tierra lo hace ver, en lo personal, como un gran superhéroe y es inevitable que no me enamore de un papucho con principios morales por los cielos. De vez en cuando me veo a mis misma como Louisa, la atractiva periodista de la que Clark está perdidamente enamorado, pero en este caso es de mí de la que está perdidamente enamorado y no de Louisa. Yo lo llamo “El amor clandestino de Superman” es una serie que me inventé y salió al aire en mi cabeza cuando tenía 7 años y desde entonces la serie no ha dejado de transmitirse en los momentos más apropiados…

...-Hola, Clark- dice la sofisticada e inmensamente sexy Greta

...

...-Greta, no podemos seguir haciendo esto.

...

...La expresión de Greta pasó de ser coqueta a confundida, ¿Qué le pasa a Superman? ¿A caso a dejado de amarla? ¿Le pondrá fin a las escapaditas que se da con ella? ¿Es que acaso ya ha dejado de sentir algo, después de tanto tiempo?

...

...-No lo entiendo, ¿A caso te pasa algo? – le echó los brazos al cuello e intentó besarlo, pero él se negó.

...

...-No lo entiendes porque no sabes nada de mí.

...

...Éste le da la espalda, concentrándose en sus palabras.

...

...-Sí sé quien eres. Clark Kent- ella intentó seducirlo nuevamente sin éxito.

...

...Greta estaba atónita por la postura de Clark. Y eso la enfureció. Fue hasta su cómoda y saca la caja misteriosa que contiene, por muy extraño que a ella le parezca, la debilidad de Kent.

...

...-¿Qué haces?- dijo Clark alejándose de ella, sabia lo que tramaba

...

...-Dices que no sé nada de ti, pero sé perfectamente lo que este extraño metal hace reaccionar a tu cuerpo.

...

...KRYPTONITA

...

...Greta abre la caja y deja destellar la irradiante luz del mineral mortal para Superman.

...

...-Espera, por favor- dice Clark con voz débil

...

...Kent se dejó caer, pues sabía que no había poder alguno que evitara estar en ese estado estando frente a esa luz.

...

...Greta no se considera tan mala y guarda la debilidad de su amado.

...

...-Clark, no entiendes lo mucho que te amo. Necesito que me expliques muchas cosas. Pero lo único que consigo de ti son tus besos, tus abrazos y tu forma de mirarme.

...

...¡Cielos, Greta!

...

...-Si te cuento mi secreto, me dejarás de amar- dijo Clark bajando la mirada, no era capaz de contarle a la otra mitad de su corazón que él era Superman.

...

...-Dios, Clark jamás dejaría de amarte. Lo eres todo para mí- dijo Greta y al mismo tiempo dejó caer un par de lágrimas.

...

...Ese detalle obligó a Clark a besarla apasionadamente, sin dejar de repetirle lo mucho que la amaba.

...

...Hasta que, por un instante Clark ya no era Clark.

...

...Se apartó de Greta y se puso en pie, mostrándose muy serio y severo.

...

...-Soy Kal-El de Kriptón. Y voy a buscar mi destino.

...

...Greta lo miró a los ojos, pero no había rastro de su amor, era como si hubiera dejado de ser él, literalmente. Sus ojos eran fríos e insensibles.

...

...Kal-El la apartó de su camino mientras se dirigía al balcón enorme con inexpresividad en sus movimientos.

...

...-¿Qué? Estás loco

...

...Kal-El, estando ya en el balcón, volteó hacia ella y se quitó el esmoquin que llevaba puesto sobre su traje de superhéroe, dejando a la vista la S que lo caracterizaba.

...

...Greta tenía los ojos y la boca muy abiertos, como sí Jesucristo se le hubiera aparecido ahí mismo.

...

...-No lo puedo creer. Superman

...

...Y con un gran impulso y dejando una gran ola de polvo, Superman se marchó de ahí. Dejando sorprendida a su amada Greta.

...

...-WOOOW

...

...Greta lo miraba desde arriba, mientras él pululaba por lo cielos.

...

...^^^...Ending.

...^^^...

Justo por esa clase de detalles, no dejo de repetirme lo boba que soy.

Escuché que llamaron al muchacho, que ya me sabía su nombre. Alexander.

Escuché mi nombre. Bob Esponja. Aproveché que no había casi nadie para ser un poco ridícula. Me levanté de un salto. Iba directo al mostrador jugando a no pisar las rayas de los azulejos que decoraban el piso, sin inmutarme en la posibilidad de chocar con alguien.

… PUTA MADRE… ESTÁ TAN FRÍO.

Abro demasiado la boca porque literalmente sentía que me ahogaba, el líquido espeso discurría por mi ropa, principalmente en mi cabeza y lo demás quedó salpicado en el muchacho. Me sentía pegajosa, mojada y avergonzada. Lo que pude haber hecho en esos momentos era darle con el puño directo en su cara, o sin duda gritarle mil insultos sin quedarme corta, aunque ha decir verdad no se exactamente quién tuvo la culpa, si él o yo, pero, estaré tan tonta como para culparme a mí misma.

-¡Que cabeza hueca eres, niña ¿Por qué no te fijas por dónde caminas, tonta?!

Escuché.

Un momento... Miré a la persona que estaba fulminándome justo delante de mí, tenía las gafas de sol salpicadas del batido congelado. Pero qué tipo tan antipático es ese, ni que fuera el fin del mundo para ponerse a la defensiva con una chica tan agradable como yo, es obvio que no sabe tratar con damas. Fruncí el ceño y de un movimiento brusco me pasé el pelo hacia atrás. Yo no me he quejado exteriormente a pesar de haber sufrido más los daños.

-¿A quién llamas cabeza hueca, eh?_

El cabrón se quitó las gafas y por un maldito instante olvidé el incidente al ver el azul de sus bellos ojos. Brutal. Se suponía que estaba muy molesta. Mis manos me sudaron al instante y me erguí teniendo en cuenta que no me yergo desde que me empezaron a salir las tetas. Carajo, no es normal que yo llame a una persona Guapa, pero ese chico en verdad lo es. Sin contar el pésimo humor que tiene. Es muy guapo. Juro por mi maldita vida que desbocar algo de mi corazón.

-Deja de mirarme

Sacudí la cabeza recobrando la compostura, sentí que me ruboricé. Diablos, no sé por cuanto tiempo estuve embobada mirándolo, pero el simple hecho de que se diera cuenta de que lo hacía me hace desear darme un puñetazo a mí misma.

-Ten más cuidado a la próxima, jovencita. Hiciste un desastre con mi ropa.

_Yo lo siento mucho_ intenté disculparme, pero él parece no aceptarlas.

Me miró molesto, limpió sus gafas de sol, cuando terminó volvió a ponérselas y sus ojos se ocultaron en ellas, en su momento, le hubiera lanzado otro batido en la cara para que volviera a quitarse las gafas y dejara exponer los lindos ojos que tiene.

-Intenta sonreír un poco para que te veas menos fea, por poco y me asustas con lo horrible que es tu cara- sonrió con aire de suficiencia

¿Me llamó fea? Pues claro que me dijo fea y no solo fea, “horrible” Podría decir que aceptaría cualquier insulto menos los anteriores. Me limité a contestarle. Mi respuesta fue una tremenda bofetada en la cara que casi hice que se le saliera la baba. Me miró sorprendido, la empleada se quedó boquiabierta y yo estaba que me llevaban los mil demonios.

Y me fui del lugar, dejando mi hambre y mi batido.

Diablos.

_Eres una maldita bestia _ me gritó

Sin voltear hice la seña del dedo medio.

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