Tres

— ¡No, Ray!— antes que el objeto impacte conmigo cierro los ojos.

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Desperté de golpe y asustado ¿Por qué? No sé, supongo que tenía que ver con el sueño. Aunque recuerde solo su grito, sentía mí corazón acelerado. Traté de calmarme inhalando y exhalando lentamente, me destape y bajé los pies de la cama todavía algo confundido. Dejé el tema de Elizabeth de lado, o al menos lo intenté, pero cuanto más tiempo pasa aumenta mis ganas de meterme en el tema y curiosear porque sé que hay más, ni hablar de la carta. Es como que el universo conspira para que yo investigue, aunque parece que es bucear en aguas turbias.

—Ray...— mi mamá entra de la nada y se queda en el lugar al verme sentado— ¿Estás bien?

—Deberías sacarte esa costumbre de entrar sin golpear— la regaño.

—Perdón, supuse que estabas durmiendo— caminó a la ventana y abrió las cortinas par en par obligandome a entrecerrar los ojos por la luz. Admito que no soy una persona risueña y menos a la mañana, soy fácil de irritar a estas horas y su reciente acción en verdad molesta.

— ¿Pasó algo?— pregunté sin ocultar mi desagrado.

—Como me voy mañana, es mejor que te acostumbres a levantarte más temprano— ¿Mañana? ¿Qué tan rápido pasó la semana?— Vas a estar a cargo de tu seguridad, tu alimentación, hasta podría decir de tu salud.

— ¿De qué hablas? Si soy más responsable que vos— me defendí— Hubiese llegado toda la primaria tarde por tu culpa, la verdad no sé cómo llegaste tan lejos en el trabajo, a parte que compras la comida para todo el mes solo para no ir cada semana al supermercado que está a diez minutos… y tenes auto.

—Que ofensivo— encogí los hombros— Dale, levantate y pasa este último día con tu “madre la irresponsable” pero que te mantuvo vivo por veinte años— dijo saliendo de mi cuarto.

—A penas— agregué y me levanté para prepararme.

Una vez listo bajo directo a la cocina, me siento en una de las bancas del desayunador y mi mamá pone una taza de submarino frente mío. Se está tomando en serio lo del último día de madre e hijo. Agarro la taza de la manija y con la otra mano la barra de chocolate para empezar a mezclar con esta la leche, entonces Elizabeth me vino a la mente.

—Estuve averiguando sobre Elizabeth— solté de la nada.

—Me sorprende tu insistencia— se sentó en la banca al lado mío con su taza— ¿Sacaste algo?— me miró expectante. Ella también tiene curiosidad, bueno, fueron compañeras.

—No mucho, pero rompió mi teoría de que podría ser una chica malcriada— dejé la barra dentro de la taza en paz para mirarla— Pudo ser víctima de un feminicidio…

—Eso es terrible.

— ¿Sabías que su padre tenía denuncias por abuso y maltrato?— negó con la cabeza sorprendida— Él no habló pero parece que la desaparición fue como un empujón para que la madre confesara, porque solo ella habló sobre la desaparición de su hija— con los ojos muy abiertos y las cejas algo elevadas, me quedó mirando por unos cortos segundos procesando la información.

—Yo…— quedó pensando— Me gustaba más la idea de que se fue para tener una vida tranquila, pero, sabiendo que es un tema tan serio, no puedo mantenerme en la ignorancia— soltó un suspiro— Espero que ese supongo sea solo eso y que esté bien— me sentí mal, no sé si mi mamá le tenía afecto y no consideré su sensibilidad a estos temas. Puse mi mano arriba de la de ella como suele hacer conmigo cuando la situación es al revés. Me miró y solo sonrió ligeramente.

—No hay que adelantarnos a nada, tu teoría tiene más sentido. Puede que la haya pasado mal y es por eso que escapó para vivir en paz en otro lugar— le devolví la sonrisa. Ella sacó su mano debajo de la mía y la apoyó en mi mejilla, pensé que iba a acariciar pero pellizcó mientras arrugaba la nariz y, con su sonrisa más amplia, se mordía el labio inferior.

—Más tierno mi nene— soltó con ternura—Que bien te eduqué, y vos quejándote— alejé su mano con el entrecejo fruncido pero no borró su sonrisa.

Después de un rato hablando, salimos del departamento a la plaza central de la ciudad a pasear, quedaba a quince minutos. Yo tenía las manos en mi campera y ella su brazo izquierdo entrelazado con mi brazo derecho, mientras mamá contaba anécdotas yo sólo la escuchaba y asentía o respondía un “sí, ajá” indicando que la escuchaba. Nos compré un algodón de azúcar a los dos y nos sentamos en una de las bancas que rodeaban la fuente que estaba en el corazón de la plaza.

Me recosté en el respaldo de esta y mientras mi mamá revisaba la lista de cosas que tenía que llevar en su celular. Mirando alrededor, y la gente pasando mientras conversaba o se apuraba, mi vista paró en unos ojos que reconocí al instante.

«Elizabeth» sentí como se me cayó el alma, simplemente me quedé helado viéndola. Ella dió media caminó para la dirección contraria a la mía y se perdió en la gente. ¿Estoy alucinando?

—Ya vengo— sin esperar respuesta, ni pensarlo dos veces, caminé, casi troté, a la dirección en la que se fué pero no la veía en ninguno lado. Seguí mientras la buscaba con la mirada, hasta se me cruzó la idea de gritar su nombre. Me obligué a parar cuando choqué con alguien— Perdone…

— ¿Ray?— esa voz…

— Charlie…

— ¡No te veo desde que empezaron las vacaciones!— dijo con entusiasmo y me agarró de los hombros sin aplicar mucha presión— Estás exactamente igual.

—Será porque hasta ahora solo pasó una semana— contesté con una sonrisa falsa.

—Una semana es mucho, y más si no envías mensajes ni los respondes— me soltó.

—Bueno, los leí— miró mi algodón de azúcar que no había soltado en ningún momento.

—Pensé que odiabas esas cosas, recuerdo que dijiste que era pura azúcar y que era diabetes segura…

—¡Charlie!

—¡Victoria, usted cada vez que la veo es más joven!— rodé los ojos.

—¡Qué adulador!— rieron— ¿Qué te trae por acá? ¿Cómo están tus papás? ¿Cómo estás vos?— empezó a interrogarlo. Suspiré mientras charlaban animadamente y empecé a buscar alrededor con la mirada a ella.

Era imposible su aparición, bueno en realidad no, pero debería verse más… adulta, y no como de dieciocho años. No es lógico, no tiene sentido. Descarté completamente lo paranormal, es imposible que un fantasma ande deambulando porque no existen, ¿Estoy alucinando? ¿Es eso? Debería mantenerme distraído con algo.

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