Estiércol

Dayami - (Aterrada) ¡SEÑORA!

 Fue en cuestión de segundos que otros dos salieron de entre los árboles y atacaron sin piedad a la señora que luchaba por hacerles frente.

Arriba de mí se vio otra sombra y vi otro dragón azul que se dirigía ferozmente hacia los Trumos.

Kaknab Dragón. (Asustado) ¡Malditos! 

Los dos les hicieron frente, pero los Tumos eran muy fuertes y mientras dos ya tenían a Kaknab sometido, el otro que había logrado herir a la señora la tomó del estómago y con terror vi cómo la señora era lanzada de forma brutal contra la piedra, me llené de pánico y mis pies se quedaron paralizados.

Kaknab Dragón- (Aterrado) ¡MAMA! (viendo a Dayami) ¡ERES UN DRAGÓN! ¡ERES UN DRAGÓN!

Sentí mi sangre helada, era como si me taparan los oídos y no entendiera lo que me decían. De pronto escuche una voz en mi interior.

Voz- ¡Escúchame!

Dayami- ¿Quién…?

Voz- Libérame….

No sé qué me pasó en ese momento, solo sentí una fuerza y un coraje enorme fluir por todo mi ser, mis manos se movieron por sí solas, las levanté y vi claramente como el viento se detenía, sentí el movimiento del Trumos, su respiración y cómo el aire pasaba por su cuerpo hasta su corazón.

Cuando sentí el aire fluir por el corazón del Trumos, lo aceleré y tomé con mi mano la energía del corazón palpitante y lo apreté, lo apreté al mismo tiempo que el Trumos empezó a gritar y retorcerse de dolor. Mis ojos brillaron y me elevé por encima de los árboles, sentía perfectamente la energía de todos, sentía y veía sus corazones, por un momento la sensación de dolor que sentía la criatura me inundó en un sentimiento de satisfacción delirante. Quería escuchar su grito…

El cielo se oscureció y el aire se remolinó alrededor de nosotros, el Trumos estaba muerto en un segundo.

Mientras sentía fluir sin descanso la energía, escuche de nuevo la voz que me hablaba.

Dayami- (Pérdida en sí) ¿Qué? ¡no escucho! ¿dónde estás?

Voz- ¡Dentro de tu corazón! ¡déjame salir!

Dayami- ¿Eres el dragón en mí?

Voz- Si…

Dayami - Si te dejo salir ¿ayudaras?

Voz- Talvez…

Cuando estaba diciendo eso, dentro de mi ser, vi un enorme dragón blanco que surgía de entre las sombras, el dragón me miró y un escalofrío recorrió mi piel.

Kaknab Dragón- (Sujetándola con su cola) ¡Dayami! ¡regresa! ¡controla el dragón!

Dayami- (Despertando) ¿Qué pasó?

Cuando abrí mis ojos todos los de la aldea me veían con asombro y algunos con miedo.

No sé cuánto tiempo me quede perdida en mis pensamientos, pero al despertar me dijo Kaknab que habían podido vencer a los Trumos gracias a mi poder.

Dayami- ¿La señora? ¿dónde está?

Kaknab- La llevaron al castillo para atenderla… ¿tú cómo estás?

Dayami- Creo que bien… ¿tú?

Kaknab- Creo que bien…

En ese momento el ambiente se puso tenso

Dayami- Voy a ver a la señora

Kaknab- Si…

Me fui al castillo y me quedé al lado de la señora toda la tarde y parte de la noche, le ayudé a comer y a limpiarse, al final del día estaba muy cansada por lo que salí y me dirigí a mi cuarto.

Cuando estaba por llegar Kaknab me detuvo

Kaknab- (Serio) Quiero pedirte una disculpa…

Dayami- (Confundida) ¿Disculpa?

Kaknab- Lamento lo que te grité y la forma en que te traté… es solo que yo… creo que me (suspira) me recordaste una parte que odio de mí…

Dayami - Descuida, tu mamá me contó

Kaknab- (Sorprendido y apenado) ¿Mi madre qué? (sobándose la frente) ahora estoy sumamente apenado.

Dayami - (Sonriendo) No te preocupes, no le diré a nadie “dragoncito de mamá”

Kaknab- (Molesto) ¡AGH! ¡estoy intentando ser amable contigo y no dejas de decir tonterías…

Dayami- Lo lamento… Sabes Kaknab, me llamó la atención que de la nada un montón de Trumos estuvieran tan cerca del castillo y la aldea…

Kaknab- De hecho a mí también… generalmente no se acercan tanto y menos en manada, ellos suelen ser solitarios… a menos que…

Dayami- ¿A menos que?

Kaknab- Es extraño que después de que el dragón negro te abordara los Trumos nos atacaran…

Dayami- ¿Crees que tenga que ver con los dragones negros? ¿Qué quisieran verificar si era una dragón?

Kaknab- No lo sé… pero es mejor andarnos con cuidado (suspira) lo que sí es seguro es que la aldea ya sabe que tienes poderes, espero que esto no se salga de control

Dayami- Pero podrían pensar que solamente soy maga porque soy de tu familia

Kaknab- Si solo hubiera sido una demostración de magia simple, te creería, pero tus ojos se volvieron como los de un dragón y cuando el cielo se nubló, se dibujó en el aire la silueta de uno…

Dayami- (Sorprendida) ¡¿De verdad?!

Kaknab- Si… mi madre ordenó que en el pueblo no se hablara de ti, pero no podemos saber si los comerciantes foráneos guarden el secreto…

Dayami- ¿Entonces?

Kaknab- Por ahora finjamos que solo tienes magia y ya…

Al otro día en la escuela me sentía verdaderamente preocupada, durante muchos años guardé el secreto de mi origen y ahora en solo unos pocos meses fuera de la casa de mis tíos, todo estaba fuera de control.

Dayami- (Metiendo sus libretas al casillero, piensa) [Al parecer no hay noticias de un ataque a los dragones… creo que lo que pasó en el clan Azul, no ha salido de allí]

Can-Ek- (Llegando de sorpresa) ¿Hubo problemas en la tierra de los azules?

Dayami- (Sorprendida) ¡¿Qué?!

Can- Ek- Se sintió una energía de dragón y los cielos en dirección de esas tierras se oscurecieron

Dayami- (Intentando parecer despreocupada) ¡AH! ¡si! Esque unos Trumos se metieron en los bosques y la Señora Akna y mi primo Kaknab le hicieron frente

Can-Ek- (Serio) Me imagino que fue difícil, sabiendo que son los únicos dragones ¿no?

Dayami- ¡Si! ¡fue muy difícil para ellos! ¡gracias por preocuparte!

Can-Ek- (Sonriendo burlón) ¿Preocuparme? ¡HA! Solo que si algo es peligroso para un clan, puede que lo sea para los demás. Si los azules desaparecen, es algo que no me importa (alejándose) adiós…

Dayami- (Suspira aliviada) ¡creo que no sabe nada!

Sin saber lo que me ocurrirá después, me dirigí a mis clases y creí poder seguir mi semana de forma normal.

Itzia- (Furiosa espiando por una esquina) ¡Maldita pueblerina! ¡le hablan dos dragones! ¡Y lo que más odio es que le habla mi amado Can-Ek! (mordiéndose una uña) ¡pero lo vas a pagar maldita come estiércol! (malévola) ¡eso es! Haré que comas estiércol…

 Los celos enfermizos de Itzia la llevaron a humillarme después de la clase de natación.

Itzia- (Viendo a Dayami entrar a las regaderas) ¡Vamos chicas!

Mina- (Riendo) ¡Ha ha ha! ¡Después de esto nadie se podrá acercar a ella!

Chica1- ¿Están seguras de que la “Ahbonilla” no la toleran los dragones?

Itzia- ¡Caro! Ellos tienen su olfato tan desarrollado que el olor del estiércol con los minerales que está compuesto los hace vomitar

Mina- Y lo mejor es que el aroma no se va tan fácil ¡ha ha ha!

Me imagino que esperaron a que terminara de bañarme porque al salir de las regaderas iba caminando hacia la salida cuando un olor muy desagradable inundó mi nariz.

Itzia- (Con un globo lleno de Ahbonilla) ¡Veremos si después de esto te siguen hablando los dragones! 

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