Estos... ¿Son celos?

***Tenía una y mil preguntas sobre lo que podría pasar a continuación, Vincent tenía gustos un tanto extraños y yo tenía una ligera sospecha de que yo no entraba en esos gustos.

Me sentí bastante nervioso, recordando las veces que nos vimos, hablamos y las veces en las que nos acercamos lo suficiente como para sentir el calor del otro sin la necesidad del tacto. Rogaba dentro de mí que las palabras que me fuera a decir no sean de despedida, odio o desagrado.

Tal vez no fui lo suficientemente educado al estar junto a él... No estoy seguro de por qué en esos momentos me perdía por completo en su mirada y olvidaba quien era yo, pero no estaba acostumbrado a demostrar ese lado mío, más amable y extrovertido. No imaginé, que podría ser desagradable para otros seres.

En la mañana del día esperado, me preparé para lo peor... Nuevamente esperé a que me sirvieran mi cena y terminaran con su labor, llevé un par de chocolates en mi bolsillo con la intención de darle un pequeño detalle a Vincent y volví a escabullirme por el jardín. Practiqué mi habilidad con el vuelo en mi cuarto por lo que esta vez no terminé lastimado.

Me pareció extraño que no me atacaran, esta no era la primera ni la segunda vez que volvía a aquel bosque, Vincent dijo que iba a protegerme... Pero extramente aún nadie venía a por mí y yo realmente quería verlo en acción.

Después de un corto momento hablando conmigo mismo, dejé de torturarme con aquellas preguntas y decidí enfrentar la realidad por más dura que fuera.

Entre aquellos arboles llenos de vida y el cristalino lago sereno se encontraba el ser de mis sueños observando su hermoso reflejo en el agua. Por dentro sentí un dolor intenso con solo pensar que esta podría ser la última vez que podríamos vernos, pero le prometí que vendría y aquí estoy.

Respiré profundo y coloqué una sonrisa en mi rostro algo tímido.

-Hola... Vincent. - Dije en voz baja mientras me acercaba a él.

-Oh, hola Bastian.- Respondió volteando a verme.

Me pareció extraño verlo tan arreglado, desde que nos conocimos siempre utilizaba ropa casual, pero esta fue la primera vez que lo vi con traje. Tan pronto lo vi, mi corazón comenzó a latir tres veces más rápido de lo normal, sentía mi rostro caliente y en mi cuerpo mucho calor. ¿Cómo es posible que me ponga de esta manera si solo está usando un traje? Pensé, pero lo único que pude hacer fue cubrir mi rostro algo avergonzado.

- ¿P-Por qué te encuentras tan arreglado hoy? …-

-Lo sabía jaja, esta es una de tus debilidades... No importa cuantos siglos pasen, sigues siendo el mismo. - Dijo con una sonrisa en su rostro antes de descubrir el mío e inclinarse para observarme de cerca. - ¿Necesitas un pañuelo? Creo que estás babeando jaja. - Soltó Vincent bromeando.

-Oye no te burles, no puedo evitarlo...- Mis ojos se abrieron como platos en cuanto dije aquellas palabras. … (Acaso... ¿Me acabo de delatar?)

-No te preocupes, esperaba esa reacción. - Deslizó sus dedos sobre mi cabello suavemente antes de tomarme de la cintura y acercarme a él. - ¿Estás listo para irnos? -

El ligero tacto de sus manos, la forma de hablar tan alegre que tenía y su actitud tan animada esfumaron mis dudas en segundos. (Es imposible que quiera dejarme ¿Verdad?)

- ¿A dónde vamos? - Le dije algo intrigado mientras un leve rubor se comenzó a notar en mi rostro.

- ¿No te lo dije antes? Vamos a ir a un lugar especial...- Respondió antes de chasquear los dedos con la mano que aún tenía libre. -Tal vez refresque tu memoria. - Dijo murmurando.

- ¿Qué fue lo que dijis...? - En un abrir y cerrar de ojos aparecí en una habitación un poco extraña, me sentí un tanto nostálgico. Aunque esta fuera la primera vez que pisaba ese lugar y mi pecho se sintiera algo pesado, mi atención se centró en los cuadros que se encontraban colgados en la pared. Allí se encontraba Vincent, junto a un ser bastante similar a mí.

Por primera vez en mi vida sentí celos y complejos con mi apariencia, en el castillo todos envidiaban mi pelo azabache y ojos carmesí. Pero al parecer el tipo de Vincent es rubio de ojos claros.

Normalmente no me sorprendería si se tratara de otro ser, pero esta vez era personal. (¿Cómo se atreve a traerme aquí? ¿Acaso quiere despertar mis celos?) Ni siquiera yo conocía ese lado mío, pero esta vez encontraría a ese bastardo que le puso las manos encima. Por lo visto tiene colmillos una apariencia similar a la mía, lo más probable es que pueda encontrarlo con facilidad.

Tomé la mano de Vincent y la quité de mi cintura, en mi rostro se notaba lo molesto que me sentía, pero evitaba no demostrarlo. -Lo siento, pero me gustaría volver a casa. -

- ¿Sucede algo? - Soltó algo preocupado observando mi rostro.

-No es nada, simplemente no me siento muy bien... Tengo algo de sueño jaja...- La envidia corroía mi cuerpo dejando a la vista mi descontento.

-Con gusto iremos juntos a la cama si te encuentras cansado, pero me gustaría que primero me acompañes; tengo algo que me gustaría que veas. -

Su dulce voz logró calmarme en ese momento haciéndome olvidar los celos por un momento.

-Bien... Si eso deseas, no hay problema. -

Lo acompañé ciegamente mientras me enseñaba la casa de la manera más dulce y tranquila que pueda existir. Admito que no le presté mucha atención, nuevamente me encontraba perdido en su rostro y aquella manera tan elegante, educada y dulce de expresarse frente a mí. Al principio imaginé que lo hacía para llamar mi atención, pero por lo que pude notar ya lo trae integrado en su ADN.

-Bueno, para la siguiente habitación me gustaría que te cubras los ojos. - Dijo mientras sacaba unas vendas para los ojos de su bolsillo. Mi cerebro se reactivó en cuanto lo vi.

- ¿Para qué son esas vendas? -

-Tengo preparada una pequeña sorpresa para ti. ¿Te gustaría verla***?

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