Capítulo 3

Después de decir eso, Edrick se dio la vuelta y se fue. El asistente se acercó a todos y dijo.

- Está bien, todos regresen al trabajo.

Todos dijeron nada más un simple sí y volvieron a seguir en las actividades que estaban realizando. El asistente miró a Belinda y dijo.

- Belinda, sígueme.

Ella estaba un poco distraída cuando el asistente personal de Edrick se acercó a ella, así que se sobresaltó, se asustó, le dio un shock por verlo tan enfrente de ella.

- ¡Ah! ¡Sí! ¡Lo sigo!

Después de decir eso, el asistente la llevó arriba, subieron por medio de un ascensor. Ella lo miró y le preguntó.

- ¿A dónde vamos?

El asistente respondió fríamente:

- Pronto lo sabrás.

El asistente oprimió un botón, el ascensor se detuvo. Él salió del ascensor y caminó a una dirección, ella lo siguió apresuradamente.

Se detuvo frente a una puerta con un letrero que decía "Oficina del presidente Ejecutivo". Abrió la puerta y dijo.

- Entra, el presidente Ejecutivo tiene algo que decirte.

Belinda se sintió nerviosa, no sabía el por qué quería verla. Así que decidió entrar lentamente.

El ambiente era de un silencio aterrador. Un hombre alto y lleno de temperamento abrió la puerta del pequeño cuarto de adentro, se acercó al escritorio, se sentó y dijo.

- ¿Me recuerdas?

Belinda pareció sorprendida por un momento.

- Yo... te conocí esta tarde.

Edrick la miró y dijo.

- Realmente no me recuerdas.

Belinda lo miró y dijo.

- Mm, realmente no recuerdo ni sé quién eres...

Edrick suspiró.

- Déjame decirlo, ¿recuerdas al joven que salvaste en el mar hace unos meses?

Ella pensó por un momento y luego dijo.

- Parece que... ¡E...! ¡E...! ¡Esa persona eres tú!

Edrick la miro y dijo.

- Puedes pedirme cualquier cosa como agradecimiento de haberme salvado.

- ¡No...! ¡No hay necesidad! Eh...

Belinda negó con la cabeza. Edrick frunció el ceño, luego sacó un contrato de matrimonio de un cajón y se lo entregó a Belinda.

- Léelo y fírmalo. Estoy seguro de que te será de gran beneficio.

- Esto es… miró después el contrato...

Belinda no sabía qué era, así que lo tomó y comenzó a revisarlo.

Es un contrato de matrimonio, dónde fingiras por un tiempo ser mi esposa, cuando finalice el contrato se te pagará una indemnización por el tiempo que estés fingiendo.

Respondió Edrick.

- Esta cosa...

Belinda dijo un poco desconcertada.

- Sé que necesitas dinero. Así que si esto no es suficiente, puedes agregar un número.

Agregó Edrick.

- Pero esto es algo irracional.

Belinda negó con la cabeza y agitó la mano. Edrick la miró y dijo.

- No, para nada, por favor lee el contrato cuidadosamente y tráemelo más tarde, te daré tres días para pensarlo.

- "Está bien, le daré una respuesta en tres días".

Belinda asintió. Dicho esto, ella dio media vuelta y salió de la habitación. Abajo en la oficina se sentó aturdida mirando el contrato que tenía en la mano, creyó amargamente si debería hacerlo: si firmaba este contrato, tendría dinero para mantenerse. Su padre se fue de casa, por lo que este dinero era muy importante para ella.

Cuando llegó la noche, se dio volteretas en la cama. No pudo dormir, así que sacó el contrato, miró las reglas, lo pensó por un momento, lo firmó y ahí quedó, dio fin a su estrés. Sin embargo, se siente un poco arrepentida, no quería hacerlo, le sonaba mala idea, pero como había dinero de por medio, no pudo evitarlo, en serio necesita el dinero.

Al día siguiente fue a la empresa, subió a la oficina, entregó el contrato firmado.

- Estoy de acuerdo con lo que dice este contrato, tengo algunas condiciones.

- ¿Qué condición deseas agregar?

Preguntó mirándola con arrogancia

- Durante el período del contrato, se permitirá interferir en los asuntos personales del uno con el otro, y tampoco puede haber contacto íntimo.

Dijo Belinda. Edrick pensó un momento y luego respondió.

- Está bien, ¿hay algo más?

- Es todo.

Ella sacudió su cabeza. Él la miró y dijo:

- Mañana, a las 9 en punto, recuerda traer todos los papeles en el Departamento de Asuntos Civiles". Ahí nos vemos, tengo que volver a trabajar.

Ella asintió, dio un giro y se fue.

Edrick recogió el contrato, lo miró y lo puso en el cajón del escritorio. Luego llamó a su asistente en el teléfono.

- Cancela todas mis citas mañana, tengo una cita en la oficina de servicio civil a las 9 en punto.

- Sí, lo arreglaré.

El asistente contestó.

Al día siguiente, en la oficina del servicio civil, se quedó ahí parada mientras miraba a lo lejos a ver cuándo llegaba él.

- Lleva más de 10 minutos tarde, ¿Se le habrá olvidado?

Por detrás sintió que alguien la miraba, se dio la vuelta y saltó del susto que le dio.

- ¡Tú...! ¡No haces ningún sonido! ¡¿Acaso te crees fantasma para asustarme así?! ¡Eh!

Edrick pasó junto a ella y dijo.

- Apúrate.

Belinda entró furiosa mientras murmuraba...

- Hombre detestable, estuve parada un buen rato y ahora resulta que me apure, es un impuntual, para que me salga con esto.

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