CAPÍTULO 4: CUANTA FALTA LE HACIA SU MADRE AL NIÑO

El médico le dio la receta y las instrucciones a seguir y le recomendó 2 obstetras que podían llevarle en control, salió del consultorio aun con la impresión de que estaba embarazada, sin saber quién era el padre, pues solo había estado con él hombre de aquella noche, del cual no conocía ni su cara, mucho menos su nombre.

Mientras en casa de Matías, Cesarín no dejaba de estar triste por su maestra, su padre al ver que no quería ni jugar, lo llevo con él y Arminda a la sala y le puso caricaturas, pero él solo estaba agachado y llorando por ratos, Arminda empezaba a desesperarse al ver al niño así, le sugirió dejarlo con los empleados de la casa para que lo cuidaran y calmaran mientras ellos iban a algún lado o subían a su cuarto, pero Matías le dijo que su hijo lo necesitaba, que era mejor que se adelantará a su casa y más tarde pasaría a verla, ella se despidió haciéndole sentir que entendía y no había problema, pero en el fondo estaba furiosa.

Arminda se mostraba cariñosa con Cesarín frente a Matías, pero en el fondo lo veía como una amenaza, ya que el niño siempre estaba antes que ella. Ella quería casarse, pero él no estaba seguro de dar ese paso con ella, aún se acordaba de su ex esposa y como un día llegó y le dijo que lo suyo no funcionaba y que se iba, que le dejaba a su hijo, porque con ella no podía irse, que estaría mejor con él, su padre. Meses después de que se fue supo que se había ido con otro hombre, muy en el fondo no quería pasar lo mismo, por lo que, aunque llevaba un año saliendo con Arminda y pasándola muy bien con ella, no quería avanzar en su relación, se la pasaban muy bien y se ayudaban en sus necesidades, pero no tanto como para querer casarse con ella. Además no quería que su hijo se encariñara con ella y luego se sintiera abandonado si se iba igual que su ex.

Mía después de recibir la noticia salió más pálida de cómo entró, el chófer se acercó y le preguntó si había algo mal, ella solo le dijo que todo estaba bien, que solo tenía infección y un poco de anemia pero con medicamentos se curaría, él no dijo nada más y siguió las instrucción dadas por su jefe, Mía aun no podía creer lo que él médico le había dicho. Si era casi imposible embarazarse, como se había embarazado con una sola noche, si recordaba que fueron más de dos veces en esa noche, pero al fin y al cabo fue una sola noche. El chófer la pasó dejando a su departamento y regresó a la mansión a dar su informe a su jefe, pensando que en verdad era sólo una infección estomacal.

Matías le explicó a su hijo pero el insistía en ver a mía, por lo que terminó aceptando llevarlo a visitarla a su casa, afortunadamente al ver a su hijo llorando tristemente despidió a Arminda para estar al lado de su hijo, por lo que ella tenía rato de haberse ido, aunque se fue de mal humor.

Pasaron comprando una canasta de frutas y unas galletas para llevarle a mía, cuando llegaron a la zona donde ella vivía, Matías hizo una mueca, tomando a su hijo con una mano y con la otra la canasta, su hijo llevaba la bolsa con galletas, buscaron la casa y tocaron, al no ver respuesta volvieron a tocar dos veces más, por fin se escuchó un "YA VOY ", la puerta se abrió dejando ver una pálida mía con sus ojos hinchados de tanto llorar, la ropa arrugada y un poco despeinada.

Mía estaba profundamente dormida cuando a lo lejos empezó a escuchar la puerta, se había llegado a tirar a la cama a llorar, al no saber que pasaría ahora con ella, estaba sola, embarazada y no tenía ni idea quien era el padre de su bebé, después de llorar por mucho tiempo, se quedó dormida, su amiga le había dicho que tan pronto terminará su turno se iría a su casa, pensó que era Roxi, pero al ver sus visitas se quedó paralizada, nunca se imaginó ver ahí a su jefe con su niño que se le aventó y se le abrazo a las piernas.

Se agacho a cargar al pequeño y se hizo a un lado para hacerlos pasar y les pidió le dieran un momento, fue a su recamaras para peinarse y lavarse la cara. Volvió a salir, el niño le dijo que no quería que le pasara nada que la quería mucho y no quería lo dejara como su madre.

-   No me va a pasar nada, una vez que me tome mis medicinas voy a estar bien, además mañana no me toca trabajar, por lo que para el lunes que te vea voy a estar mejor y te seguiré cuidando.

-  Pero yo no quiero que te alejes de mí, yo quiero estar contigo, tú me quieres mucho y no me gusta, cuando no vas.

-   Mi niño, debes entender que voy a estar bien y regresaré, además tú vas a crecer y ya no me vas a necesitar.

-  No, yo siempre te voy a necesitar, no me dejes, tú eres como mi mami.

-  Tranquilo mi niño, no llores, sabes que no me gusta verte llorar, ven aquí mi corazón, lo sentó en sus piernas y abrazo, acunándolo como si fuera su hijo, yo siempre estaré para ti mientras me necesites.

Matías sintió que se le rompía el corazón al escuchar su hijo, se dio cuenta cuanto le hacía falta una madre al niño, por lo que la idea de pedirle matrimonio a Arminda empezó a crecer. Cuando Mía le dijo que no lo dejaría mientras la necesitara y que aunque estaba enferma pronto se pondría bien y que lo iba a seguir cuidando. Matías permaneció callado viéndolos juntos platicar, cuando estuvo más tranquilo, Mía pico un poco de fruta y puso un poco de botana para que comieran.

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