CAPÍTULO IV

Ellen despertó en el hospital, desorientada y sin saber qué era lo que había pasado la noche anterior. Su madre y Laura estaban ahí, ambas tenían una mirada llena de preocupación.

Ellen-. ¿Qué fue lo que pasó?

Laura-. Dios mío Ellen, nos vas a matar de un susto.

Mamá-. ¿Qué fue lo qué pasó? Eso mismo te preguntamos, pues cuando nos fuimos todo estaba en orden, pero después de una hora nos llama tu vecino diciendo que necesitaba que viniéramos al hospital pues algo te había pasado. Encontraron una parte de la sala en llamas, afortunadamente fue muy poco, solo un par de libros y muebles, nada grave.

E-. Lo último que recuerdo es que fui a la sala para apagar la vela que pongo para Aldo, pero, no recuerdo más allá, de repente todo se nubló y ahora estoy despertando aquí nuevamente.

M-. Tienes suerte de que tu vecino llegue de trabajar hasta tarde, él nos indicó que se encontraba bajando de su carro, cuando escuchó un grito proveniente de tu casa así que decidió salir corriendo a ver qué era lo que estaba pasando, pero al ver que nadie atendía a su llamado a la puerta decidió entrar por la fuerza y fue ahí donde te encontró tirada en el suelo. La alfombra comenzaba a incendiarse al igual que la repisa en la que tenías todos tus libros.

L-. Que suerte la tuya, un vecino sexy viene en tu auxilio y logra salvarte la vida.

E-. ¡Laura! ¡Por favor no empieces de nuevo!

L-. De acuerdo, está bien, Dios que genio.

Después de un par de minutos de estar hablando las 3, entró el doctor a cargo de Ellen, quien informó que no se habían encontrado daños cerebrales o algún indicio del motivo por el cual perdió la conciencia pero que seguirán haciendo estudios para descartar cualquier tipo de posibilidad.

Una vez dieron de alta a Ellen las 3 acudieron de nueva forma a su casa, esta vez Laura no pudo quedarse pues tenía que ir a trabajar así que solamente se aseguró de que todo estuviera bien dentro de la casa para prevenir cualquier tipo de riesgo que pudiera correr Ellen estando ahí.

Mamá-. Sabes, Laura nunca ha sido de mi total confianza, siempre veía algo en ella que no me terminaba de encantar, pero ahora se está portando diferente, tiende a realizar comentarios un poco imprudentes en el momento menos indicado y eso es algo que no me agrada.

Ellen-. Lo sé, mamá, pero no quiero ser grosera con ella, me está apoyando mucho y ya ha hecho demasiado, recuerda que ella también quería mucho a Aldo, quizás sea su forma de tratar de asimilarlo.

-. Lo sé, pero aun así no puedo evitar sentirme molesta con ella por este tipo de comentarios que realizó estando en el hospital, o ayer en la cena.

-. Tranquila ma, ha sido difícil de digerir para todos, dale un tiempo.

Esa noche Ellen no pudo dormir, pues no dejaba de pensar en lo que había pasado la noche anterior, ya que no podía sacarse de la mente aquella imagen de Aldo sosteniendo la vela. En el hospital no quiso decir nada tanto a su madre como a Laura pues no quería que pensaran que estaba enloqueciendo o algo por el estilo.

Su madre estaba en la habitación de arriba así que decidió salir hacia la sala nuevamente. Sinceramente no sabía qué era lo que estaba haciendo, pero tenía la curiosidad de saber si esa imagen se podría repetir de nuevo esa noche.

Al estar allí Ellen no sintió nada y tampoco vio algo como la noche anterior. ¿Habrá sido mi imaginación? - Pensó

Preguntas cómo ésta no dejaba de retumbar en su mente pues para ella fue algo tan real como su misma existencia, pero ¿Sería prudente hablar de lo que ella vio con alguien más? Su mamá, por ejemplo.

Decidió mantenerlo en secreto hasta poder averiguar un poco más acerca de su experiencia, así que decidió mejor esperar para poder consultarlo con alguna persona de confianza y que no se burle de ella.

Decidió pasar la noche en la sala, aunque, para ser sinceros no pudo dormir por todos los pensamientos que estaban atormentando su mente pues su única preocupación en ese momento no era sólo el hecho de no poder caminar si no que ya se habían sumado los problemas de la noche anterior, la preocupación por ser una carga para su mamá o Laura, enfrentar el hecho de que había perdido su trabajo por causa del accidente pero sobre todo el haber perdido a Aldo, pues en ese tipo de momentos es en los cuales él siempre tenía la respuesta para todo, él sabía cómo enfrentar cualquier tipo de problemas y le ayudaba a Ellen a tener esa valentía que hacía tanto no sentía pues ella estaba segura de que al haber perdido a Aldo perdió a más de la mitad de su ser.

Por la mañana siguiente Ellen despertó somnolienta por no haber podido dormir, se montó en su silla de ruedas y fue hacia la cocina para poder tomar una pastilla para su dolor de cabeza. Su madre bajó y ambas se encontraron en el comedor.

M-. ¿Qué haces despierta tan temprano? Creí que dormirías hasta tarde.

E-. No, hoy tengo cita con Tom, ¿lo recuerdas? Adelantó la sesión para hoy porque mañana saldrá de la Ciudad y regresará dentro de una semana así que tengo que alistarme para irme.

M-. Es cierto, lo había olvidado por el alboroto pasado, pero ve, te espero en 15 minutos aquí para que podamos ir al hospital, prepararé algo de almorzar para que puedas comer en el carro.

Ellen entró a la habitación y comenzó a cambiarse el pijama, con mucho esfuerzo logró estar vestida totalmente y fue en ese momento en el que sintió un pequeño calambre bajando por su pierna izquierda, eso la puso tan feliz pues tenía tanto sin sentir algo en las piernas, por fin la terapia comenzaba a hacer notar los resultados.

Una vez estando en el hospital Ellen le contó a Tom lo que había pasado hacía un rato, él contento por lo que escuchó no pudo evitar abrazarla por la euforia del momento. Ella se quedó sorprendida pues no era algo que esperara fuera a pasar, aunque para ser honestos, se sintió bien.

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